Nací con parálisis cerebral debido a un error médico. Tuve la fortuna de que mi familia me aceptó incondicionalmente y me apoyaron en todas las peticiones de inclusión en las que me he implicado desde niña, donde he conocido a personas de todo tipo.
He conocido a gente con poder en la sociedad, a quienes les he pedido que nuestras calles sean accesibles para los que nos desplazamos en una silla de ruedas, o que haya lengua de signos para comunicarnos con las personas con sordera, o lectura fácil para que nos entiendan nuestros vecinos con discapacidad intelectual. Y estos me han asegurado que «sí, claro que sí, doña Rocío, eso lo haremos en un periquete».
Pero aunque me dieron su palabra, muchas palmaditas en la espalda y muchos ji, ji, ja, ja, a la hora de la verdad no han dado ni un palo al agua y no les han importado nada las personas con discapacidad.
También he conocido a personas fabulosas. Gente maravillosa que me demuestra con su ejemplo de vida que se preocupan por los demás. Vecinos a los que admiro porque trabajan por la felicidad de todos.
Si hoy tuviera que elegir a una de estas estupendas personas, me estoy acordando de alguien ejemplar. Se llama José David González Colchero, vive en Sevilla y tiene doce tacos de almanaque.
Cuando en su instituto le mandaron hacer un trabajo sobre algún escritor, José David me ha honrado al referirse a mi.
El chico tenía un montón de escritores donde elegir: desde Cervantes a Cela, desde Góngora a Cernuda.
Pero su sensibilidad debió mover su corazón para citarme, hablando de mi libro autobiográfico («Yo soy Rocío y tengo parálisis cerebral») y de mi novela («Sevilla es bella»).
He leído su trabajo y me ha hecho muy feliz. No dice nada de mi discapacidad, no hace falta. Porque José David es uno de esos jóvenes capaces de ver a las personas tal como son, y gracias a quienes Sevilla será cada día más bella, más humana y más verdadera.
Conozco a un héroe. Se llama José David y es hijo de mi amiga Mari (que trabaja en mi casa) y de mi amigo David.
Me encantaría que él y su hermana Alma fueran también mis hijos. No es así, pero con su sencillez y su alegría han tocado mi corazón y ya forman parte de la familia con la que me ha bendecido Mi Señor del cielo.
Gracias.
Rocío de los Reyes Machuca
