Dentro de la Agenda 2030 lo que al parecer ninguno ha previsto es el envejecimiento de la población y la falta de relevos que se notan desde hoy en determinados trabajos. No hay funcionarios, ni médicos, ni abogados, ni profesores, ni muchos más profesionales porque los que están son muy mayores y los que llegan apenas tienen experiencia.
La tortilla se ha dado la vuelta en dos décadas y lo que suponía el veinte por ciento de la población en 2021 y el diez con seis en dos mil uno, será una invasión dentro de siete años. Esto es: una cuarta parte de la población activa del G7 será mayor.
La incorporación lenta al mercado de trabajo de los jóvenes que no arrancan hasta los treinta años largos, sumada a las jubilaciones anticipadas de los mayores de 52 hace que la población activa sea muy mayor. para entonces, con lo que supone más la consideración que el Gobierno nos ha regalado de estar trabajando hasta los 67 —o lo que se tercie— en determinadas personas que no tengan los suficientes años cotizados.
La edad es un grado y también la creatividad, la adaptación y el talento que de repente aflora en nichos de población joven e inexperta. Ya no se tienen ganas de competir ni de demostrar nada porque afortunadamente entre los 55 y los 70 años se va en la buena dirección en el ámbito laboral. La adaptación a las nuevas tecnologías, a la inteligencia artificial y a las nuevas formaciones de los que fueron estudiantes en los ochenta/noventa, nos permitirá ver que el trabajo se sostendrá por esa cantera que hoy lucha por mantenerse en pie.