Alrededor del 35% de los mayores de 75 años tienen serias dificultades para acceder desde la calle hasta su vivienda, bien porque no hay ascensor, bien porque no existen rampas, bien por ambos factores según cita un estudio de accesibilidad fomentado por la Cátedra de Vivienda de la Universidad Rovira i Virgili y la Fundación Mutua de Propietarios.

«Las importantes carencias en accesibilidad suponen una discriminación de los derechos fundamentales de las personas mayores como la libertad de residencia y circulación, el libre desarrollo de la personalidad o la igualdad», afirma la vicepresidenta ejecutiva de la Fundación Mutua de Propietarios, Laura López Demarbre.

El informe muestra que los problemas de movilidad (68%) son la principal preocupación de los españoles ante una futura vejez, seguidos de la salud (67%); la falta de recursos económicos (59%); la posibilidad de no contar con una pensión de jubilación (60%) y la soledad (48%).

El estudio pone de relieve que un 87% de los edificios de viviendas necesitan realizar actuaciones de eliminación de barreras arquitectónicas para mejorar su accesibilidad.

En concreto, un 17% requiere instalar un ascensor; el 22% necesita instalar una rampa para salvar el escalón de acceso al portal; el 56% tiene porteros automáticos no accesibles desde una silla de ruedas; dos de cada tres tienen sus buzones elevados; y el 48% de los portales necesita un abrepuertas motorizado porque pesa demasiado.

«Los propietarios pueden obligar a la comunidad de vecinos a asumir parte de las obras de accesibilidad y todas ellas están obligadas a pagar su coste, cualquier que sea su situación económica, por lo que no podrán vetar las obras por circunstancias económicas», explica el doctor Héctor Simón, de la Cátedra de Vivienda.

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