Actualmente, tal y como recoge la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (EDAD) referidas al año 20, cuatro con treinta y ocho millones de personas tienen algún tipo de discapacidad; esto es, el diez por ciento de la población.

Esto que puede venir de una situación sobrevenida supone que no siempre se tiene el hogar adaptado a las necesidades reales de las personas si bien necesitan la ayuda de terceras personas para poder estar en su casa con cierta comodidad.

Una vivienda accesible sería esa que no tuviera barreras arquitectónicas de ningún tipo que dificulten el acceso a la misma. Por ello, si lo es, las personas con discapacidad que vivan en una vivenda sin adaptar tendrán que realizar las reformas pertinentes en función de la discapacidad que tengan.

Entre las obras más frecuentes es conveniente ampliar la zona de la entrada a la vivienda cambiando el acceso y la puerta. En el caso de haber escalones, poner una rampa.

En el caso del baño es conveniente adaptar una ducha para entrar con silla de ruedas, instalar un sistema de seguridad en el caso de humo o fuego, cambiar los enchufes de altura y ver si se puede girar de un pasillo a una habitación cómodamente.

Por otro lado, se deben añadir pasamanos, salvaescaleras, plataformas elevadoras, ascensores de un piso a otro o tirada de muros si es necesario. Es conveniente que un arquitecto compruebe si los muros son de carga y si se puede hacer un arco en vez de tirar la pared completa. En todo caso, siempre debe estar asesorado por un profesional de la arquitectura.

Plan Estatal de la Vivienda 2022-2025

Las ayudas a la vivienda para personas con discapacidad que ofrece el Gobierno dependen en algunos casos de las Comunidades Autónomas y todas responden a la habilitación y mejora de la accesibilidad de los hogares que necesiten eliminar las barreras arquitectónicas.

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