Cada día se producen cincuenta incendios domésticos y siempre o casi siempre, el exceso de confianza está detrás de estos siniestros. Desde el salón, pasando por el dormitorio o la cocina, las personas mayores cometen descuidos que pueden originar situaciones descontroladas y sobre todo escenarios dantescos.
Regletas sobrecargadas de enchufes, electrodomésticos en mal estado, cortocircuitos por cables pelados; comida quemada por olvidos; aceite hirviendo que se prende, etcétera.
Las víctimas siempre son personas mayores, seguidas de menores, dependientes o personas con discapacidad. Incendios que podrían haberse evitado siguiendo unas recomendaciones básicas y unas revisiones anuales de determinados aparatos o electrodomésticos.
Es importante, por otro lado, no fumar dentro de la vivienda y evitar los ceniceros llenos así como no desechar colillas en papeleras o basuras. Lo ideal es apagar un cigarrillo en un cenicero de agua para que no huela y nos garanticemos que está apagado.
Velas encendidas o mascotas que campan a su aire por la estancia pueden provocar incendios sin querer, bien porque se derrama la vela o porque el animal tira algún objeto que hace que se prenda. Instalar detectores de humos cerca de los fuegos o en las estancias en donde pudieran existir posibilidades de incendio como la sala de estar o el salón es necesario.
La revisión de los cables e instalación eléctrica y la sustitución de los enchufes dañados debe procurarse cada cierto tiempo, especialmente si un profesional comprueba el cuadro de luces y los alternadores.
Disponer de un extintor, una manta ignífuga, una tapa metálica en la cocina o arena, puede bastar para apagar el fuego inicial y que no se descontrole. Poner una toalla mojada en la boca y no respirar monóxido de carbono es necesario dado que los mayores pueden perder el conocimiento inmediatamente.
Llamar a emergencias, marcar el 112 e informar con claridad acerca del siniestro es necesario cuando tenemos dudas o sentimos miedo de no saber abordar la situación, bien porque somos los cuidadores o bien porque somos los afectados.
Siempre tendrán que agacharse si observan presencia de humo, id cerrando las puertas mientras buscan la salida y tapar rendijas que queden por debajo de la puerta de la estancia. Estos consejos los da la unidad de Bomberos de la ciudad o distrito y permiten salvar la vida llegado el caso.