Salomé Martín
Escuchaba el otro día hablar a un experto en cuidados paliativos sobre el final de la vida y eso me hizo reflexionar sobre todos los aspectos que son fundamentales en ese momento vital, en muchas ocasiones más dirigidos a pacientes oncológicos y, sin embargo, tan necesarios en nuestros cuidados a Personas Mayores cuando están atravesando esa etapa.
Percibo, pudiendo ser un error de apreciación, pocos geriatras en los equipos de paliativos, poca preocupación por el acompañamiento a Personas Mayores en el final de su vida, por la Buena muerte cuando la edad parece acercarnos de forma natural a ese final.
Esto me ha generado un diálogo interno, con un análisis de esa calidad de vida y de muerte que todos merecemos, sin importar si morimos de nuestras pluripatologías crónicas a una edad tardía o de un proceso agudo o crónico a edades más tempranas.
Como profesionales de la relación de ayuda, estamos para buscar el mejor bien del enfermo, para conocer sus necesidades físicas, emocionales y espirituales, además de los aspectos clínicos, que son muy importantes. Hay que conocer sus valores, miedos, esperanzas. Conocer su contexto social, económico y familiar. Para eso hay que anticipar y compartir los criterios y el plan de cuidados, definir los apoyos o quien representa a la persona, interpretar las voluntades anticipadas o al menos las preferencias verbalizadas a lo largo de la vida, en resumen, escuchar, comprender, conocer.
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