Bonitos, espectaculares y aptos para todo público, estos desfiladeros son fáciles de recorrer y ni siquiera exigen gran experiencia ni dominio del senderismo.
¿Sabía que España guarda en su geografía más de un centenar de desfiladeros? Son ofertas de senderismo que se adaptan a todos los gustos y públicos, dicho sea de paso, lanzando un canto de visita al turismo de interior que niños, jóvenes y mayores pueden responder por igual, con entusiasmo y seguridad.
Y es que la edad no importa, como tampoco influye el sexo; y la destreza o maestría aquí pasan a segundo plano. En estos desfiladeros solo se necesitan ganas de pasear, deseos de pasárselo bien y muchas ganas de saciar ese pequeño bicho turístico, ávido de recorrer paisajes nuevos de ensueño con los que luego engordar la memoria de la cámara de fotos. ¡Solo quienes sufren de vértigo tienen recomendado no asomarse a este compendio de altura, adrenalina y subidón!
Hoces del Duratón, en Segovia
Declaradas en 1989 como Parque Natural, este desfiladero se ubica en Segovia, provincia de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, y sus hoces se agrupan en un encajonado cañón de 100 metros de altura, desde donde el río regala unas vistas impresionantes.
Disfrutables tanto a pie como en piraguas o en globo, las Hoces permiten asomarse a diversos anclajes de la historia, como la ermita románica de San Frutos, o a algunas cuevas de la Edad del Bronce.
Ruta del Cares, entre León y Asturias
Se trata de una de las rutas más conocidas de España; una fama ganada con muchos puntos, dicho sea de paso. Tal vez porque no hace falta tener una gran experiencia para recorrerla, por cierto, o quizá por la gran altura de la que hace gala, que no se nivela hasta llegar a los pueblos, aunque bien es cierto que siempre se puede atajar por lo fácil y recorrerla de un lado a otro en coche.
El caso es que esta ruta rebosa popularidad e invitación para todos, atrayendo a todo tipo de público, tanto por la completa accesibilidad que despliegan su senda, paralela al río Cares durante 12 kilómetros, como por los diferentes accidentes geográficos con los que entretiene la caminata, entre puentes, grutas y senderos, excavados además en su piedra vetusta, directamente.
Desfiladero de las Xanas, en Asturias
Si algo rebosa esta ruta es encanto y vistas preciosas, puntos de descanso combinados con pura montaña. Considerado popularmente como ‘el mini Cares’, se trata de un collado con un recorrido precioso tan apto para todas las edades como el resto de los desfiladeros señalados en esta lista; un sendero que cualquier excursionista puede realizar y disfrutar, independientemente de su condición física.
Un desfiladero compuesto de una angostura de dos kilómetros de longitud, cabe recalcar, con espectaculares desplomes verticales de 500 metros, aproximadamente, testigos mudos de la excavación de la montaña por el río Biescas, en su descenso y alcance del río Trubia.
Cañón de las Buitreras, en Málaga
Hablamos de un cañón que ha visto pasar 200 millones de años, nada menos, siempre con el río Guadiaro a sus pies, y siempre estático en su trazado por la Serranía de Ronda. Un desfiladero que además presume de conservar el emblemático Puente de los Alemanes, el cual regala unas espléndidas vistas que se despegan del suelo a unos 60 metros de altura.
Desfiladero del Tajo de Ronda, en Málaga
Situado en la localidad malagueña de Ronda, se trata de un desfiladero de 47,5 metros y 50 de anchura, aproximadamente, con una garganta excavada directamente por el río Guadalevín, de 500 y 100 metros de longitud y profundidad, respectivamente.
¿Su mayor característica? El gran hueco que se abre hacia «la Caldera», que a su vez se encuentra revestida de un matorral disperso, colgado en el escarpe, al mismísimo borde de la cornisa. Además, las vistas que ofrece su Puente Nuevo son tan fantásticas que muchos consideran a este desfiladero como el más bonito de toda España… no sin razón.
Desfiladero de los Gaitanes, en Málaga
Convertido en uno de los desfiladeros más frecuentados a nivel nacional, debido especialmente a la restauración por la que pasó en 2015, básicamente, fue construido a principios del siglo XX por la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, pasando enseguida a ser conocido como ‘el Caminito del Rey’, por su inauguración de manos del rey Alfonso XIII.
Son siete kilómetros de pasarelas sobre paredes de hasta 700 metros de altura lo que dan personalidad e identidad a este desfiladero, amén de un cañón de 10 metros de ancho que puede recorrerse a cualquier edad, sin embargo, siempre que uno tenga un mínimo de preparación en el mundo del senderismo, por supuesto.