El pasado día 20 de octubre, en Figueras, en el marco del III Jornada: «Los Derechos de las Personas Mayores: Buen Trato, Envejecimiento con Sentido y Atención Integral» tuve la oportunidad de dialogar «en alto» con Marije Goikoetxea sobre sentido de vida y trascendencia.
Quizá ahora, desde mi edad actual voy caminando hacia una constante reflexión que trataré de explicar. ¿Qué es el sentido de vida?, me pregunto. ¿Cómo lo explicaría?, pretendiendo hacerlo sencillo.
Desde mi punto de vista, se trata de esa razón de estar en el mundo como individuo único. Todo lo que nos proporciona objetivos, motivación para tomar decisiones, emprender proyectos y relaciones con significado para uno mismo.
Mientras llego a esa conclusión, me observo y me cuestiono lo que hacemos como profesionales de la gerontología (clínica o social) para acompañar a las personas envejecientes a buscar ese sentido vital.
¿Cómo podemos ayudar a esas personas con evidentes fragilidades y dificultades?, surgió como pregunta en el trascurso de la conversación.
Vuelvo de nuevo a mirarme a mí misma y a darme cuenta que mientras no he sido capaz de profundizar en mi propio sentido de vida y de ver cómo conecta éste con mi forma de ser, de relacionarme y de ejercer mi profesión y con el sentido de vida de los demás, no he llegado a, verdaderamente, poder apoyarlas.
El sentido de vida es algo individual. A la pregunta para qué estoy en el mundo no puede responder nadie si no yo mismo. Nadie puede elegirlo o definirlo por uno. El sentido de vida cambia como nosotros en la vida, es evolutivo. Encontrar objetivos y metas en cada momento vital -y más en la gran longevidad- es todo un reto por el cual, si tenemos «suerte», vamos a experimentarlo muchos.
Agradezco al equipo del Consell Comarcal Alt Empordà su compromiso y por hacer posible estos encuentros con profesionales de la talla de Maite Sancho, Adelina Comas o Jordi Amblas, pero, sobre todo, gracias Marije, por enseñar tanto y por permitirme dialogar “en alto” sobre un tema tan importante, profundo e íntimo que me interpela como mujer y como profesional ya senior del sector.
Seguiré revisando mis valores y creencias y formándome para seguir mejorándome, y poder así estar a la altura de las personas en se encuentren en la búsqueda del sentido; sean estas mayores, con necesidad de apoyos o aquellas con las que comparto proyectos de trabajo.
No nos dan muchas orientaciones en la vida sobre cómo buscar y encontrar el sentido, así que tendremos que seguir todos avanzando y compartiendo. Recordando a Serrat, aunque permitiéndome retocarlo: «Caminante no hay sentido, se hace sentido al andar…»
LOURDES BERMEJO, gerontóloga y educadora social.
Consultora y formadora en temas de cuidados geriátricos o viviendas colaborativas del colectivo sénior, entre otros muchos.