Aprender Braille genera cambios en la estructura del cerebro perceptibles con el paso del tiempo, según reciente estudio neurológico de la revista Neuroscience.

Todo aprendizaje deja huella en el cerebro, siempre, sea lo que sea, pero cuando se trata de aprender braille diferentes regiones cerebrales entran en evolución, haciendo que estas refuercen sus conexiones a ritmos y plazos variados. Tal es el resumen de la lectura del estudio publicado el pasado julio en la revista ‘JNeurosci’, el mismo que subraya la naturaleza dinámica de la plasticidad cerebral a la que induce el aprendizaje en general, y la habilidad de aprender braille, en particular.

Consecuencias positivas para el cerebro de los videntes al aprender Braille

Financiado conjuntamente por el Centro Nacional de Ciencias de Polonia y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, el ensayo, catalogado como «un estudio de imágenes de tensor», según reza su presentación, pone bajo su foco la «dinámica temporal de la plasticidad de la materia blanca del cerebro en sujetos videntes durante el aprendizaje táctil en braille», y viene a reiterar lo que otras muchas investigaciones ya han señalado, y es que el aprendizaje de nuevas habilidades altera la materia blanca del cerebro, esas fibras nerviosas que conectan las regiones cerebrales.

Lo que caracteriza el ensayo, y aporta novedad a su campo de estudio, es que cuando las personas emprenden la tarea de aprender braille y desarrollan la lectura táctil de los seis puntos en relieve que lo identifica, algo cambia y se transforma en el interior de su estructura cerebral. ¿El qué?

Sucede que, al tratarse de sujetos videntes, es decir, personas con suficiente resto visual para leer normalmente en el formato más tradicional de tinta, sus cortezas somatosensoriales y visuales se reorganizan para adaptarse a las nuevas exigencias del alfabeto táctil de las personas con discapacidad visual.

¿En qué se diferencia el actual estudio con sus predecesores?

Varias han sido las investigaciones que se han propuesto averiguar los cambios estructurales del cerebro al aprender; muchos los que se han especializado en los efectos de la lectura, y pocos que lo han hecho en el aprendizaje del alfabeto braille no por parte de sus usuarios invidentes, sino desde la perspectiva de personas que ven.

En este sentido, los ensayos anteriores examinaban la materia blanca antes y después del entrenamiento, únicamente, y muchos se plantaban allí, en ese punto, por lo que había cierto desconocimiento sobre el curso temporal exacto de los cambios cerebrales. El estudio polaco difundido en la revista ‘JNeurosci’, en cambio, se planteó dar un paso más en esta línea de investigación científica y neuronal.

Para ello, utilizaron la resonancia magnética de difusión como un método para medir los cambios en la fuerza de la materia blanca de los adultos videntes, conforme estos iban adentrándose y perfeccionándose en la asignatura de aprender braille, y tomando un periodo de ocho meses para su contemplación. De este modo, los investigadores polacos adoptaron medidas en cinco momentos del proceso: antes del entrenamiento, tres veces durante el entrenamiento y una vez después del entrenamiento.

Descubrieron así que la materia blanca de las áreas somatosensoriales iba fortaleciéndose constantemente a lo largo del curso del entrenamiento o, lo que es lo mismo, durante el periodo de aprendizaje del alfabeto braille.

¿Qué arroja la nueva investigación polaca?

Una de las peculiaridades que ha destacado el estudio polaco en el artículo de la revista científica, es que la materia blanca del córtex visual no se reorganizó hasta la mitad del entrenamiento, justo en el periodo en el que las palabras en braille empezaron a adquirir un significado semántico en la mente de los voluntarios participantes. Destacaron así mismo que la materia blanca de ambas regiones volvió al nivel anterior al entrenamiento unos dos meses y medio después de que éste finalizara.

Por todo lo expuesto, los investigadores presumen que los resultados de su ensayo sirven para demostrar que la materia blanca se reorganiza en distintas regiones y en diferentes plazos para satisfacer las necesidades del cerebro. En otras palabras, confirman que el aprender braille no es sólo accesibilidad e inclusión, sino además una habilidad adquirida que crea transformaciones en la estructura cerebral de las personas videntes que se internan en el alfabeto táctil de Louis Braille.

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