Ciento treinta y seis muestras, un solo estudio y una advertencia pública de precaución a la hora de consumir arroz, después de descubrir que contienen altos niveles de arsénico.
Leer la letra pequeña de un producto es muy importante; y es que sirve tanto para informarse bien de lo que se está comprando, como para evitar caer en la trampa de esos ingredientes poco saludables. Tal es el caso de los arroces, mismamente, en los que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha identificado recientemente altos niveles de arsénico, detectándolos asimismo en otros productos alimenticios que derivan de este alimento empleado como guarnición.
La OCU da la alarma ante los altos niveles de arsénico que se esconden entre los granos del arroz
Cabe aclarar, antes que nada, que el arsénico es un semimetal que en algunos círculos está considerado como metal pesado. La opinión científica y especializada coincide, no obstante, en que es más bien tóxico. Y aunque tomarlo en bajas cantidades no entraña riesgos para la salud, no deja de ser un elemento que tiene mucha facilidad para acumularse en el interior del cuerpo, propiciando con ese almacén la aparición de los riesgos derivados que ponen en jaque al bienestar del organismo.
Tener altos niveles de arsénico, por tanto, implica una mayor exposición a sufrir problemas de desarrollo para los más jóvenes, según el consenso médico; un peligro que se traduce en cáncer de pulmón, al tratarse de las personas adultas, así como en un número mayor de papeletas a que los trastornos en la piel y/o en la vejiga hagan acto de presencia.
Se dice, de hecho, que el arsénico puede adoptar estructuras muy diversas, siendo el más peligroso de todos ellos el llamado arsénico inorgánico, al menos en comparación con su antónimo orgánico. Unos apelativos que lejos de estar relacionados con los métodos con los que se cultiva el arroz, están más estrechamente vinculados al hecho de que la molécula a la que pertenezca sea de estructura inorgánica u orgánica, es decir, con presencia de carbono entre su composición.
Del aviso a la precaución, evitando eso sí la alarma: así es como la OCU transmite la presencia de altos niveles de arsénico en los granos del arroz
Así es. El último estudio de esta entidad sobre la presencia de arsénico en arroces y productos derivados viene a dar muestra de que algo está pasando con la consumición de este artículo.
Durante su estudio, la organización analizó diferentes variedades de arroces en crudo, desde arroz blanco de grano corto y largo, hasta arroz integral y el basmati, pasando incluso por el precocinado, cómo no. A este escrutinio de microscopio también se sumaron los productos derivados del arroz, tortitas y tarritos infantiles entre ellos, así como papillas de cereales, cereales de desayuno, fideos y bebidas.
Dejando claro ante todo que ninguno de estos productos representa una verdadera amenaza para la salud si se consume una ración por día, los resultados del estudio de la OCU advierten que pasarse de ese margen de ingesta sí que implica arriesgar la salud interna del cuerpo, dado que ello excede los umbrales marcados por la EFSA, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.
Por otra parte, y según esta organización, el arroz integral y las tortitas de arroz son dos de los alimentos que más altos niveles de arsénico revelaron en el estudio, entre todos los que se pusieron bajo análisis, con 131 y 139 microgramos de arsénico por kg de producto, respectivamente.
Una cantidad que ha inducido a la entidad a elevar una precaución para niños y mujeres embarazadas, por cierto, estableciendo un límite de consumición diaria de 0,3 microgramos por kilogramo de masa corporal. ¿Qué significa esto? Que un adulto que pese 70 kilos, por ejemplo, solo debería comer un máximo de 21 microgramos al día.
Hablamos de una cantidad teórica que, al convertirla en consumo de arroz por jornada, implica en la práctica que una persona que pese unos 70 kilos no debe pasarse de los 160 gramos de arroz integral al día, teniendo en cuenta que aquí las raciones oscilan entre 50 y 100 gramos del artículo analizado, claro.
Un límite que, en el caso del arroz blanco, mismamente, vendría a significar los 280 gramos diarios, ya que los niveles de concentración de este artículo es inferior, en torno a unos 75 microgramos / kg, para ser exactos. ¿Y qué hay de las tortitas? En este caso, el estudio de la OCU asegura que habría que consumir entre 15 y 21 unidades para superar el umbral; lo que en términos de gramos significa 151, concretamente.
«Sin alarmas, pero con precaución». Así se podría resumir a grandes rasgos el consejo de la OCU frente al consumo de estos productos con altos niveles de arsénico.
¿Qué quiere decir esto?
Que, si bien es verdad que la mayoría de las ingestas típicas del arroz no superan los umbrales considerados aceptable por las autoridades de salud, ello no significa que el producto deba desaparecer de la dieta diaria, como tampoco sus derivados; es más bien una apuesta a tener comer con precaución y salud, sin pasarse de la raya y teniendo este peligro en mente.
Ahora bien, ¿es posible evitar que el organismo haga acopio de altos niveles de arsénico?
Afortunadamente sí, según la OCU, cuyos expertos afirman que reducir el contenido de arsénico sí es posible. Y no solo eso, también indican que es fácil lograrlo, con solo tener en cuenta unos cuantos trucos caseros y eficaces bajo la manga.
El primero de estos consejos de precaución contra los altos niveles de arsénico consiste en lavar el arroz antes de cocinarlo, básicamente. Conscientes de esto, los expertos de la OCU realizaron buena parte de su análisis en arroces sin tratar y en crudo, a fin de tener una mayor perspectiva de sus peligros.
Pero no es cuestión de lavar el arroz sin más, eso sí; lo importante es lavarlo bien, dejándolo un rato en remojo; una medida que, aparte de preventiva, también ayuda a reducir el tiempo de cocción.
Otra de las recomendaciones de esta Organización de Consumidores y Usuarios para evitar que el organismo acabe con altos niveles de arsénico en su interior al ingerir arroz, pasa por cocer este producto en agua abundante; es decir, echarle el doble de la que se pondría habitualmente, al más estilo macarrón o espagueti u otra pasta, esperando eso sí a que la cocción termine para descartar el agua sobrante.
En cualquier caso, llevar una dieta equilibrada es la mejor forma de prevenir un consumo excesivo de arsénico, sin duda alguna, y así lo subrayan desde la OCU. Y es que, aunque este elemento es el ingrediente de varios productos, en todos ellos la cantidad de concentración varía. Y como ya se sabe, la consecuencia de centrarse en un solo producto y combatirlo para evitar los altos niveles de arsénico implica que uno acaba por otros que también la contienen, sin ver el conjunto en sí de la dieta; un factor que, al final, no hace sino contribuir a fomentar el alarmismo.