Minerales, subterráneas, y a más de 5 °C más que las de la superficie, las aguas termales rebosan de muchas propiedades medicinales, como las que le presentamos abajo.
Entendidas como esas masas de agua que han sido calentadas por formaciones geológicas subterráneas, las cuales se encuentran a mayor temperatura que la ambiental, las aguas termales son de origen meteórico o telúrico, y emergen a la superficie terrestre a través de fisuras en las rocas; y todo ello mientras despiden más calor que la temperatura media del sitio en el que se hallan, existiendo por ello diferentes clasificaciones, en función de su temperatura y origen.
En este sentido, España está de enhorabuena, porque cuenta con varias piscinas termales que cualquiera puede visitar y aprovechar; manantiales termales que en su mayoría son gratuitos, y cuyo único peaje consiste en hacer que el bañista acabe disfrutando y sanándose, nada más.
¿Cuáles son las aguas termales gratuitas más llamativas de España?
Ubicadas en plena naturaleza, o al menos las que abajo les presentamos, son aguas termales que ofrecen un baño muy diferente al habitual, ya que no solo relajan, sino que además permiten sacarle partido a las propiedades medicinales que rebosan.
Claro ejemplo de esto último es la Poza termal de Zújar, en la Granada de Andalucía, localizada en el pantano del Negratín. Su espacio es precioso; su entorno, maravilloso; y su sombra permite disfrutar de un baño único y especial.
Hundirse en sus aguas termales es deleitarse con el contraste de unas temperaturas bajas del exterior, si se visitan en invierno, con una calidez que no tarda en recorrer todo el cuerpo e invadir relajadamente hasta el más recóndito poro de la piel.
Zambullirse en estas aguas termales es sentir en carne propia las ventajas de sus propiedades medicinales y curativas, siendo especialmente beneficiosas para esas personas con reumatismo o con enfermedades de la piel… por mencionar unos cuantos. Y todo gracias a la fuerte mineralización, sulfatada y mixta, de su manantial.
De sur al norte, de punta a punta, y de un extremo al otro del mapa. Hablamos esta vez del Muiño das Veigas, en Orense, ubicado en pleno cauce del río Miño, justo al pie de un antiguo molino en madera restaurado; y del cual, por cierto, toma prestado el nombre, de hecho.
En forma de conjunto termal al aire libre, su acceso es gratuito, sus vistas son rústicas y bellas, y el entorno más próximo de su baño lo compone una amplia zona recreativa integrada en la naturaleza.
Muiño das Veigas cuenta con varios manantiales de entre 65 y 72 grados de temperatura para que alimenten sus piscinas, figurando algunas de ellas entre las más calientes que se pueden encontrar en todo el país, y además reparte sus aguas termales en cinco alberques de distintos tamaños, incluida una de agua fría, perfecta para los amantes de los baños de contraste.
¿Lo mejor? Que sus pozas también ofrecen mucha variedad, y es que unas son hipertermales y alcalinas, otras son bicarbonatadas-sódicas, e incluso tiene aguas termales fluoradas y silicatadas, y hasta manantiales de mineralización débil.
Bastante más al este de Galicia se encuentra la Fontcalda, justo al otro extremo de la geografía nacional, en Tarragona, Cataluña; todo un balneario mineromedicinal que se mantiene al aire libre haga sol o frío, llueva o truene.
Ideal para disfrutar con amigos o en familia, la Fontcalda tiene un entorno natural incomparable, a caballo entre las sierras de la Mola y el Crestall, junto a un santuario del siglo XIV y justo en la Gandesa de la tarraconense Terres de l’Ebre.
Sus aguas termales se caracterizan por surgir del subsuelo a 28 grados, llevando en su corriente cloruro y cloruro sódico, sulfato de magnesio y carbonato cálcico. Un buen ambiente en el que también influye la zona de juegos con el que cuenta, pensada para el goce y disfrute de los más pequeños de la casa, así como un área de picnic apto para todos los públicos.
Las Pozas de Arnedillo, en La Rioja, también son dignas de ser recomendadas como lugar de interés. Para visitarlas solo hace falta arribar a la sombra del río Cidacos, justo a su paso por el pueblo riojano de Arnedillo. ¿Qué tiene de único? El brote de unas aguas termales que ronda los 35 y 52 grados, aproximadamente.
Gratuitas y, mejor aún, medicinales, hablamos de un manantial con forma de río humeante, que blande la bandera del turismo desde el corazón mismo de un pueblo, indiferentes al invierno o al verano, a la luz nocturna o a los rayos diurnos.
Y es que permanecen abiertas durante todos los días del año, por lo que ver a gente flotando panza arriba por su superficie a las 03.00 de la madrugada, por ejemplo, no es ni raro, y más cuando sus propiedades medicinales actúan como el deje más seductor de su canto de sirena al turismo.
La accesibilidad y la precaución también es parte íntegra de estas aguas termales, hay que reconocerlo, ya que sus aseos son duchas, y sus instalaciones cuentan con carteles informativos que indican los tiempos máximos recomendados de estancia en las pozas.