Las personas mayores forman un colectivo vulnerable, sanitariamente hablando, acumulando más riesgo de infecciones y otras enfermedades en comparación con otros
Entendidas como una indeseada intrusión de un microorganismo con forma de patógeno, las infecciones aparecen cuando las bacterias y los virus, los hongos y priones, los viroides y protozoos, por ejemplo, se infiltran y multiplican en los tejidos de las personas, generando una negativa reacción por parte del anfitrión ante sus posibles toxinas.
Es, en palabras llanas, un alojamiento y proliferación de los gérmenes en el cuerpo; toda una complicación de la que las personas mayores, sin ir más lejos, se muestran más expuestas y vulnerables; y todo debido a que su cuerpo, o más bien su sistema inmunitario, presenta serias dificultades para combatir dicha invasión, debido al desgaste de la edad, básicamente.
Y si bien esta definición de las infecciones implica, a grandes rasgos, que todo individuo posee el mismo riesgo que cualquier otro adulto ante el azote de las contaminaciones patógenas, la opinión médica señala, sin embargo, que por franja de años los adultos de edad avanzada son quienes sufren con más frecuencia este aguijón; un alfabeto de infecciones en la que tienden a repetirse con más frecuencia el abecé de algunas de las seis que abajo les desglosamos, ya que suelen prevalecer aún más en este colectivo.
¿Y por qué es importante reconocerlas de antemano? Porque ello puede ayudar perfectamente a los expertos a detectarlos, primero, realizar diagnósticos más precisos, después, y establecer el tratamiento adecuado que mejor lo combata, finalmente.
Entonces ¿cuáles son las infecciones que más padecen las personas mayores?
Sin orden de prioridad ni de tasas de índice que justifiquen comenzar por una o por otra, realmente, empecemos la lista hablando de los trastornos del tracto urinario, en cuya aparición influyen los problemas de incontinencia urinaria o rectal, por ejemplo, la disminución de la capacidad bactericida de las secreciones prostáticas, en el caso de los hombres, mismamente, e incluso por la presencia de sondajes, los cambios hormonales que se producen en una mujer tras superar la menopausia.
La sepsis, por su parte, es esa infección bacteriana que, con todo, también puede responder a la invasión de otros microorganismos.
Hablar de este tipo de infecciones es girar el dedo acusador hacia la septicemia, directamente, un nombre patológico mucho más conocido que se produce por una respuesta abrumadora o, peor aún, fulminante del cuerpo.
¿Sus causas? Una infección del organismo. ¿Su origen? La liberación de unas sustancias químicas en la sangre, lo que a su vez da lugar a una inflamación. ¿Sus consecuencias? La creación de coágulos y fugas en los vasos sanguíneos, produciendo con ello alteraciones en la circulación y diversos daños en los órganos.
Cabe aclarar, no obstante, que las personas mayores no constituyen el único grupo vulnerable a las infecciones de la sepsis; y es que diabéticos y enfermos de VIH también se exponen a esta misma amenaza, igual que los enfermos crónicos, los pacientes con cáncer, y aquellos aquejados de alguna enfermedad renal o hepática.
La tercera de las infecciones más habituales que hoy le presentamos entre los mayores es la neumonía, una enfermedad que se asienta en uno o en los dos pulmones, causando que los alvéolos, esos sacos de aire ubicados en dicho órgano respiratorio, acaben llenos de líquido o de pus.
Esta infección puede venir tan desencadenada por una bacteria como por un virus o un hongo u otro tipo de patógeno. En cualquier caso, se dice que las personas mayores corren más riesgo de padecerla porque reúnen una serie de factores asociados al envejecimiento, especialmente los de edad avanzada que padecen enfermedades crónicas subyacentes como la diabetes, la insuficiencia cardíaca, o la EPOC o enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
¿Y qué hay de las infecciones cutáneas y gastrointestinales?
También éstas son una fuente constante de padecimiento entre las personas mayores, según el consenso de médicos y especialistas. ¿Las más habituales de ellas?
Las úlceras por presión, al parecer, cuya aparición exige mucha atención, observación y análisis, orientándolo sobre todo en el olor y color que despidan, el tamaño y apariencia que tengan, siendo importante mirar incluso si los bordes se enrojecen, despiertan dolor en la zona, o causan episodios de fiebre.
Las infecciones gastrointestinales tampoco se quedan atrás en esta lista de exposición de infecciones entre los mayores, por cierto, siendo la colitis la dolencia más común de todo este grupo; ¿y por qué? Ya que suele estar muy presente en residencias, hospitales u otro tipo de centros sociosanitarios, y cuya aparición responde básicamente a la ingesta de determinados antibióticos.
Cerramos esta recopilación de infecciones comunes entre las personas mayores abordando por último la inflamación de las meninges, la llamada Meningitis. Habitual entre niños y jóvenes, sobre todo, los últimos años han servido para que esta dolencia dispare su tendencia entre los adultos de edad avanzada, a juzgar por lo que indican estudios y opiniones de expertos.
En este sentido, tanto la Streptococcus pneumoniae como la Neisseria meningitidis representan las principales bacterias que despiertan la infección de la meningitis entre este colectivo en especial, seguido muy de cerca por la Listeria monocytogenes, la Hib o Haemophilus influenzae tipo b, y la estreptococo del grupo B.