En forma de terapia celular, se trata de una vacuna contra el cáncer que no solo mata el tumor, gracias a su componente ARNm, sino que además previene su reaparición.
Leer más: Así son las vacunas de ARNm contra el cáncer que se están probando en AndalucíaLa tecnología de ARNm se ha hecho famosa por su papel en los sueros creados para hacer frente al virus SARS-CoV-2, aunque también podría pasar a la historia como un soldado anticancerígeno, si al final demuestra ser eficaz contra el cáncer.
Científicos plantean que las vacunas de ARN mensajero podrían servir para tratar y curar los tumores sólidos malignos
La hipótesis, de hecho, ni siquiera es nueva, y es que lleva tiempo rondando en ensayos clínicos y laboratorios de investigación, antes incluso de que se desatase la pandemia. Tanto es así que hoy en día ya son muchos los estudios que se han desarrollado en esa línea, varios de los cuales han cosechado resultados prometedores. Una esperanzadora propuesta que aún no tiene ningún ensayo concluyente, cierto, pero que sin embargo mantiene abiertas las puertas de la expectación, gracias al reguero de datos y evidencias científicas que ha ido aglutinando.
El último de estos rayos esperanzadores lo ha lanzado BioNTech, al asegurar recientemente que su vacuna contra el cáncer basada en la tecnología del ARNm estará disponible antes del 2030.
Cabe decir, en este sentido, que, en España, más exactamente en la región de Andalucía, hay más de una docena de estudios en acción, actualmente, abiertos en diversos hospitales públicos y ya en fase 2 y fase 3.
Se trata de ensayos clínicos que prueban la viabilidad y efectividad de los sueros de ARNm a la hora de abordar y combatir ciertos cánceres, entre los cuales se encuentran el tumor de pulmón y de colon, de mama y de cabeza y de cuello… entre muchos otros.
Casi una docena de trabajos científicos que, en suma, vienen a indicar que el tipo de tratamiento que ofrece estas variantes de vacunas contra el cáncer son seguras, al menos a priori, ya que parecen eficaces.
Con todo, aún les quedan muchos obstáculos por soslayar y muchas evidencias que poner sobre la mesa, por no hablar de concretar el tipo de pacientes a los que es viable administrarles esta fórmula, y las claves para elegir y especificar el perfil de pacientes a los que se les puede intentar salvar con ella.
Unas carencias que Ana Laura Ortega, presidenta de la Sociedad Andaluza de Oncología Médica (SAOM) comprende y admite. Y es que, en opinión de esta especialista, quien también ejerce de oncóloga en el Hospital Universitario de Jaén, la comunidad científica y médica se siente «súper esperanzada» ante estas vacunas de ARNm contra el cáncer, añadiendo sin embargo que «es complejo avanzar», al menos por ahora.
Ahora bien ¿cómo funciona exactamente una vacuna con ARNm contra el cáncer?
Por norma general, las inoculaciones se plantean para combatir a un virus debilitado específicamente, a fin de instar al sistema inmune del organismo a producir anticuerpos por sí mismo. Una tendencia que las vacunas de mensajero rompen, sin embargo, ya que su tecnología de ARNm se basa en ayudar al organismo a generar una proteína del virus, sí, aunque sin necesidad de inyectarlo.
Un planteamiento que sigue vigente ante una posible cura contra el cáncer, con un sistema hecho a medida para combatir las células cancerosas del cuerpo; ¿de qué manera? Entrenando al sistema inmunológico para que reconozca una proteína determinada en la superficie de las células cancerosas, primero, para después pasar a atacarlas.
Empero, hasta que se verifique la eficacia de esas vacunas, por un lado, y estas lleguen a aprobarse, por otra parte, «tiene que pasar bastante tiempo», tal y como hizo ver la doctora Ortega; razón por la que instó a los pacientes «a que participen en estos ensayos, porque en Oncología los fármacos que se prueban no se comparan con placebo, sino con el tratamiento más eficaz posible. Por ello, aquellos que se sumen pueden resultar beneficiados en cualquier caso».
Así adiestran las vacunas de ARNM al sistema inmune PARA APRENDER A LUCHAR contra el cáncer
Este modo de abordar a la enfermedad tumoral, orientándolo directamente sobre el sistema inmune del organismo, no es el único que se ha desarrollado y aplicado para intentar erradicar a los tumores malignos y cancerígenos. Actualmente existen «las vacunas preventivas, como las que se inoculan contra el VPH», por un lado, según aclaró la presidenta de la SAOM; un suero que «puede evitar varios tipos de cáncer», más de una decena, de hecho. En este sentido, también figura «la vacuna contra la hepatitis B, que puede ayudar a prevenir el cáncer de hígado».
En la lucha farmacológica contra el cáncer también destacan los tratamientos basados en fármacos, como es el caso de los medicamentos imatinib y trastuzumab, cuyo compuesto químico está diseñado para atacar a las células cancerosas, pero dirigiéndose específicamente a esos cambios moleculares específicos que suelen marcar e identificar a tales células.
«Cuando hablamos de vacunas hay quien incluye a la inmunoterapia», enumeró asimismo la oncóloga, refiriéndose a un tratamiento contra el cáncer que lleva más de 10 años de uso médico a sus espaldas.
«Se trata de medicamentos que activan a los linfocitos para reconocer tumores y evitar que reaparezca», explicó Ortega; «y cuando se encuentran en fase de metástasis, ayudan a que el organismo luche».
Y si de planteamientos de inmunoterapia se trata, también es preciso alistar a la terapia CAR–T entre los soldados medicinales contra el cáncer, ciertamente, ya que su técnica, emergente y muy evolucionada actualmente, ha logrado remitir completamente el linfoma y la leucemia refractaria de algunos casos oncológicos, atacando a las células cancerígenas del organismo.
«Se aíslan células del sistema inmune y, de forma personalizada, se les “enseña” a luchar contra células tumorales», detalló Álvaro Arjona, científico del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC), y doctor especialista en la Unidad de Cirugía Oncológica del Reina Sofía de Córdoba, centro que está apostando por esta táctica anticancerígena. «Un proceso complejo», admitió, «pero con el que se han conseguido remisiones completas de linfomas y leucemias».
Esta línea de actuación contra el cáncer es, después de todo, una manera muy fructífera de hacer que las células T inmunitarias del propio paciente, catalogadas como un tipo de glóbulos blancos, por cierto, luchen contra el cáncer de la persona; aunque para ello es preciso alterarlas primero en el laboratorio, a fin de dotarlas de la capacidad de encontrar y destruir a las células cancerosas, una vez vuelvan al interior del organismo.