Duros y hechos a base de minerales y sales, los cálculos renales son nefrolitiasis o urolitiasis; es decir, esos depósitos que se forman dentro de los riñones.
¿Sabía que tanto la dieta como el exceso de peso corporal propician la aparición de los cálculos renales? Unas causas entre las que también figuran ciertos suplementos y medicamentos, así como algunas afecciones médicas. ¿La buena noticia? Que existe, empero, una dieta nutricional que ayuda a prevenir el riesgo de acabar sufriendo esta dolencia, renal y recurrente.
¿Qué son los cálculos renales o nefríticos?
Capaces de afectar cualquier parte de las vías urinarias, ya se trate de los riñones o la vejiga u otras zonas entre medias, los cálculos renales son esas durezas de sales y minerales que hacen depósitos cuando la orina se concentra, permitiendo así que los minerales se cristalicen y se unan.
Expulsar los cálculos renales puede ser bastante doloroso, aunque, normalmente, tales piedras no producen daños permanentes si se detectan oportunamente. ¿El problema?
Que este mal renal no suele presentar síntomas hasta que los cálculos renales en sí comienzan a desplazarse dentro del riñón o, peor aún, pasa a los conductos que conectan los riñones y la vejiga. ¿Y por qué esto es peor? Dado que puede bloquear el flujo de la orina, si se queda alojado en los uréteres, causando que el riñón se hinche y el uréter tenga espasmos, algo de lo más doloroso.
Su malestar no solo suele venir acompañado de un dolor insoportable; además están relacionados con la osteoporosis, la enfermedad renal crónica y las enfermedades cardiovasculares.
Y sí, si bien los cálculos renales no producen daños permanentes, siempre y cuando se detecten a tiempo, por supuesto, expulsarlos puede ser bastante doloroso, empero, variando el tratamiento según la gravedad del caso.
Así, se suele prescribir analgésicos y mucha agua para expulsar un cálculo renal suave; pero si estos se alojan en las vías urinarias, las complicaciones que causan son aún más peligrosas, con infección de por medio, incluso; llegando a ser necesaria una cirugía en muchos casos.
Sin embargo, entre el tratamiento preventivo que más se suele recomendar a este tipo de pacientes destaca el de una dieta especial con la que disminuir el riesgo de volver a tener nefrolitiasis o urolitiasis cuando se corre la amenaza de padecerlos de nuevo.
Del plato a los riñones: la terapia renal que controla lo que se come
Una opcional línea terapéutica por la que han optado los investigadores de la Clínica Mayo, en Estados Unidos, señalando en su estudio que enriquecer la dieta con alimentos ricos en calcio y potasio puede prevenir los cálculos renales, especialmente aquellos sintomáticos y recurrentes.
La conclusión de este trabajo subraya que, si bien es muy común prescribir cambios en la dieta de una persona con cálculos, a fin de prevenir que dicho mal se convierta en algo sintomático y recurrente, ni siquiera hoy en día se dispone de muchos estudios que hagan un seguimiento sobre los cambios en la dieta de quienes tienen un incidente de formación de cálculos renales, y menos si se los compara con los que tienen el incidente de manera recurrente. Y es que quien ha sufrido de cálculos renales una vez en su vida tiene un 30 por ciento de posibilidades de afrontar otro acceso en los próximos cinco años, según los investigadores del ensayo.
Publicado en la revista ‘Mayo Clinic Proceedings‘, se trata de un estudio basado en diversos factores dietéticos y en un cuestionario administrado a 411 pacientes que habían experimentado cálculos renales sintomáticos por primera vez; un ensayo en el que también participaron 384 personas de un grupo de control, atendidos entre 2009 y 2018.
En función de sus resultados obtenidos, las mayores probabilidades de experimentar un cálculo renal sintomático por primera vez están asociados con una dieta que cojea en calcio y potasio, líquidos y fitato y hasta cafeína. Tal y como explica Andrew Rule, autor principal del estudio y doctor y nefrólogo en la Clínica Mayo:
«Estos hallazgos dietéticos pueden tener especial importancia porque las recomendaciones para prevenir los cálculos renales se han basado principalmente en los factores dietéticos relacionados con la formación de cálculos por primera vez, y no con los recurrentes». En su experta opinión, «es posible que los pacientes no ajusten su dieta para prevenir una incidencia de cálculos renales, pero es más probable que lo hagan si esto puede ayudar a prevenir la recurrencia».
De esta forma, y a raíz de este ensayo, por primera vez se ha asociado científicamente la ingesta de líquidos de menos de 3.400 mililitros al día con la formación de los primeros cálculos renales, y lo mismo pasa con la ingesta de cafeína y fitato, un compuesto antioxidante localizado en frutos secos, cereales integrales y otros alimentos, y que puede provocar tanto un aumento de la absorción de calcio como un incremento de la excreción de calcio en la orina. Una nutrición que, por cierto, también incluye el consumo de frutas y verduras al día, ya que entre todos contribuyen a un bajo volumen de orina.
«Cambiar la dieta para prevenir los cálculos renales puede ser muy difícil», y así lo admite el mismo doctor Rule. «Por lo tanto, conocer los factores dietéticos más importantes para prevenir la recurrencia de los cálculos renales puede ayudar a los pacientes y a los proveedores a saber a qué dar prioridad», aseguró después.
En este sentido, el doctor Api Chewcharat, primer autor del artículo divulgativo y becario de investigación postdoctoral en Mayo Clinic, en el momento del estudio, ha admitido que el bajo nivel de calcio y potasio en la dieta es un factor de predicción más importante que la ingesta de líquidos para la formación recurrente de cálculos renales. ¿Traducción?
«Esto no quiere decir que la ingesta elevada de líquidos no sea importante. Simplemente no encontramos beneficios al aumentar la ingesta de líquidos entre aquellos pacientes con antecedentes de formación de cálculos renales».
¿Conclusión? Que los pacientes deben añadir a su dieta más frutas y verduras con alto contenido en calcio y potasio, tal y como señala El doctor Chewcharat. Hablamos de comer más plátanos y naranjas, muy ricos en potasio; y de ingerir más pomelos y melones, albaricoques y cantalupos, setas y patatas, guisantes y pepinos y calabacines.