Una reciente investigación científica ha expuesto la posible relación existente entre la edad biológica de las personas con su caminar rápido o a paso ligero.
Mantener un activo estilo de vida es una apuesta segura para repeler algunos de los efectos del envejecimiento. El nuevo estudio publicado en la revista ‘Communications Biology’, ha expuesto precisamente los beneficios de esto, informando sobre el posible vínculo que puede haber entre la edad biológica de una persona con el caminar rápido o a paso ligero.
Marcha y edad biológica, un vínculo puesto al descubierto gracias a los telómeros
El estudio comenzó a desarrollarse en 2019, tal y como indican los investigadores pertenecientes a la Universidad de Leicester, en Reino Unido; y durante su evolución, los científicos involucrados utilizaron una gran cantidad de datos genéticos extraídos de la base de datos del Biobanco del Reino Unido, obteniendo en el proceso registros de 405 981 personas de mediana edad. Con ellos en mano, mostraron que aquellas personas que tienden a caminar rápido y a moverse con mayor celeridad, pueden beneficiarse de una vida útil y además más larga.
La posible relación ha sido valorada mediante la medición de la longitud de los telómeros de los leucocitos (LTL), biomarcador importante por ser una posible herramienta para evaluar la velocidad a la que envejece el cuerpo humano, según los científicos.
Para entender este punto, cabe aclarar que los telómeros están en el centro de muchas investigaciones sobre los efectos del envejecimiento porque son los extremos de los cromosomas que protegen a este último del daño del tiempo.
Es más, conforme las células se dividen, los telómeros van acortándose a la par en un proceso muy natural, hasta que finalmente impiden que la célula se divida más, llegando así a la fase llamada célula senescente. He ahí por qué su longitud se utiliza como marcador útil con la que medir la edad biológica.
¿En qué consistió entonces el estudio?
Tomando como fuente de inspiración los datos recogidos en investigaciones anteriores, una de las cuales demostró que solo 10 minutos de caminata rápida al día significan un aumento de 3 años en la esperanza de vida, y otra enseñó que caminar despacio a los 40 años estaba vinculado con marcadores biológicos de envejecimiento acelerado, los científicos del presente trabajo aprovecharon los datos genéticos.
Y gracias a ellos pudieron confirmar la asociación entre la marcha y la edad; un enlace entre caminar a paso ligero y la longitud de los telómeros al que catalogan de vínculo causal, independientemente de la actividad física realizada.
«Aunque anteriormente demostramos que el ritmo de la caminata es un predictor muy fuerte del estado de salud, no hemos podido confirmar que adoptar un ritmo de caminata rápido realmente provoque una mejor salud», matizó eso sí Tom Yates, kinesiólogo adscrito a la Universidad de Leicester, en Reino Unido.
Dado que el caminar rápido no requiere entrenamiento ni equipo especial, los investigadores reflexionaron que el andar podría usarse con más frecuencia en tratamientos, blandiéndose efectivamente como una forma conveniente de mejorar la salud. A tal respecto, Yates comentó:
«En este estudio, utilizamos la información contenida en el perfil genético de las personas para mostrar que es probable que un ritmo de caminata más rápido conduzca a una edad biológica más joven, según lo medido por los telómeros».
Cuando el caminar rápido aumenta la esperanza de vida
A juzgar por lo que indican los científicos en el artículo divulgativo de la revista ‘Communications Biology’, había una diferencia de hasta 16 años entre los pacientes clasificados como caminantes rápidos y los catalogados como lentos, y todo en función de la longitud de los telómeros.
«Esto sugiere que medidas como una velocidad de marcha habitualmente más lenta son una forma sencilla de identificar a las personas con mayor riesgo de enfermedades crónicas o envejecimiento no saludable», tradujo Paddy. Dempsey, líder del trabajo, añadiendo además que «la intensidad de la actividad puede desempeñar un papel importante en la optimización de las intervenciones».
Existen diferentes ejemplos que subrayan los beneficios de este caminar rápido con frecuencia, y su posible puente a una vida más longeva.
«Además de aumentar la cantidad de pasos a pie en general, aquellos que puedan hacerlo podrían aspirar a aumentar la cantidad de pasos completados en un tiempo determinado, por ejemplo, caminando más rápido hasta la parada del autobús», hicieron ver los investigadores, indicando eso sí que «esto requiere más investigación».