Patológica, infecciosa y propensa a regalar enfermedades graves a algunas personas, la salmonella es una bacteria que ha quedado asociada con el cáncer de colon.
Presente tanto en frutas como en verduras, en los huevos y en ciertos alimentos procesados, en la carne del pollo y la res y el cerdo y otros animales de talla similar, la bacteria de la salmonella está considerada un peligro para la salud, ya que enferma a quien la ingiere y hasta podría conducir al cáncer de colon, según un nuevo estudio.
De la infección bacteriana a una enfermedad cancerígena: el peligro de beber o comer algo en mal estado
La actual investigación, difundida recientemente por la revista ‘Cell Reports Medicine’ y llevada a cabo por miembros de la Universidad de Illinois en Chicago, Estados Unidos, viene a evidenciar que la exposición a la bacteria de la salmonella aumenta el riesgo de contraer cáncer de colon.
Según los autores del ensayo, quienes primero analizaron los datos de un estudio retrospectivo de pacientes con tumor colorrectal en los Países Bajos, y después utilizaron cepas de salmonella aisladas de ciertas muestras de tejido, una simple infección por salmonella puede causar transformación en las células cancerosas, añadiendo que cada infección por salmonella aumenta exponencialmente la tasa de transformación celular.
Así, mientras el anterior estudio analizó la bacteria ‘in vitro’ y encontró que las muestras de tejido tomadas durante la cirugía de cáncer de colon de rutina con anticuerpos contra la salmonella correspondían en su mayor medida a personas que tenían peores resultados del tumor colorrectal, los investigadores del presente ensayo observaron un crecimiento tumoral acelerado en los ratones con cáncer de colon con los que trabajaban en su laboratorio de Estados Unidos, señalando que dichos animales habían estado expuestos a la bacteria; ¿qué significa todo esto, entonces?
Que mientras el primer equipo combinaba células cancerosas humanas y células precancerosas con la cepa de la salmonella, tomándole las medidas a cualquier crecimiento o cambio que apareciese en el tumor durante el proceso, el segundo grupo alcanzó a detectar con las mismas y en su modelo animal la presencia de tumores cancerígenos más grandes.
«Los experimentos de cultivo de tejidos y ratones muestran que la infección por salmonella tuvo un efecto crónico para acelerar el crecimiento del tumor», tal y como apuntaron los investigadores. Según sus aseveraciones, «esta evidencia nos dice que debemos observar más de cerca la exposición a la salmonella como un factor de riesgo ambiental para enfermedades crónicas como, por ejemplo, el cáncer de colon».
Ahora bien ¿qué es la salmonella?
Se trata de un microbio dañino que causa más enfermedades de lo que cabría suponer, y que se propaga entre la gente tanto por los alimentos como a través del medioambiente, el agua contaminada, e incluso por contagio con otra persona o animal infectado.
Llamada también salmonelosis, tal y como apuntan desde esta clínica médica, la infección por salmonela es una enfermedad bacteriana muy común que lo primero que hace es trastocar el tubo intestinal, si bien se expulsa mediante las heces o materia fecal.
Bajo la apariencia, la visión y el sabor normal de otro alimento cualquiera, la bacteria de la salmonella se camufla perfectamente en los productos comestibles que infecta, gracias a su capacidad de no exteriorizar ni con el olor ni con la vista la podredumbre que encierra su germen.
Buena parte de quienes sufren una infección de este tipo ni siquiera llegan a experimentar síntoma alguno, de hecho, siendo la fiebre y la diarrea y los calambres estomacales los pocos signos que a veces llegan a manifestarse entre las 8 y 72 horas siguientes a la exposición.
Y si bien suceden muy pocas veces, es cierto que hay casos en que la diarrea da paso a la deshidratación grave, llegando a requerir una atención médica inmediata. Son pacientes que también pueden manifestar otras complicaciones aún peores, de esas que hacen peligrar la vida si la infección se propaga a otras zonas fuera de los intestinos.
¿La buena noticia? Que la mayoría de los infectados se acaba recuperando por sí solo en unos pocos días o como mucho en una semana, sin necesidad de tratamiento específico. Pero dado que toda precaución es poca, cabe recordar que, limpiando, separando, cocinando y refrigerando se puede evitar caer en las trampas de esta infección, ciertamente; directrices de sanidad que ayudan a salvar la vida y, por tanto, a blindar mejor la salud.