Cáncer de mama: se inician los ensayos de la primera vacuna

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La primera vacuna contra el cáncer de mama busca obtener los mismos resultados prometedores en humanos que los logrados en las pruebas con modelos animales.

Resulta bastante común oír hablar del cáncer de mama; no en vano y desafortunadamente es uno de los más comunes hoy en día, constituyendo un tercio de todos los cánceres detectados en mujeres. Pero a fin de encontrar modos de curarla o, mejor aún, prevenirla, muchos son los investigadores que se han dado a la tarea de diseccionar esta enfermedad desde dentro y entenderla en todas sus facetas, procedimientos y surgimientos.

De animales a humanos: el cáncer de mama da otro paso hacia su prevención e inmunidad

La primera vacuna contra el cáncer de mama ya está aquí, de la mano de científicos del Cleveland Clinic’s Lerner Research Institute, quienes no han vacilado en difundir el desarrollo de su vacuna prototipo contra una de las enfermedades más cancerígenas entre mujeres a través de la publicación de un reciente artículo de ClinicalTrials.gov.

Se trata de un suero que, si bien apenas está iniciando su primera fase de ensayos en humanos, tiene como objetivo y meta el prevenir el desarrollo del abreviado en inglés TNBC, es decir, el cáncer de mama triple-negativo.

Y es que la mastectomía, la extirpación quirúrgica de la mama, es actualmente la única opción profiláctica que se practica en aquellas personas que corren un alto riesgo de acabar desarrollando esta variante cancerígena.

El éxito por conseguir por parte de la primera vacuna contra el cáncer de mama se presenta, por ende, ideal para evitar este adiós de los senos, una luz de esperanza que también alumbra la mejora de las perspectivas de quienes han padecido este tipo de cáncer en el pasado y han sobrevivido para contarlo y seguir adelante.

Un diseño de talla para una vacuna primeriza

En el pasado, este suero fue puesto a prueba tanto en ratones hembra como en otros modelos animales, demostrando en su ensayo una capacidad para inhibir la aparición de tumores mamarios que además no provocaba inflamación autoinmune; una cualidad que convierte a este suero contra el cáncer de mama en una inyección segura para usar.

Más aún, los investigadores han manifestado que su vacuna logró parar el crecimiento de tumores existentes, al menos en esos mismos modelos animales en los que se probó.

Así, tras una etapa confirmando su efectividad en animales, ahora el ensayo de la primera vacuna contra el cáncer de mama se inyectará en una cohorte de muestreo conformada por entre 18 y 24 pacientes que en algún momento de los últimos tres años hayan recibido tratamiento para los estadios tempranos del cáncer de mama. ¿Con qué propósito? A fin de confirmar las dosis adecuadas de la vacuna en personas contra el TBC.

El perfil de estos participantes corresponde a personas ya declaradas libres de tumores, que hayan padecido con anterioridad alguna fase de la enfermedad y, por ende, tengan actualmente un alto riesgo de recurrencia.

¿En qué consistirá la prueba?

Se les administrará el suero prototipo del cáncer de mama, primeramente; aunque se hará en tres dosis, manteniendo un periodo de dos semanas entre inyección e inyección. Cabe matizar que recibirán una estrecha monitorización durante el proceso, una táctica que ayudará a los investigadores involucrados a encontrar cualquier posible efecto secundario, por un lado, así como detectar alguna respuesta inmune a la vacuna.

El ensayo durará hasta septiembre del próximo 2022, fecha en la que se lo considerará completo; y de llegar a demostrarse que, verdaderamente, esta dosis de la vacuna contra el cáncer de mama es segura y efectiva, se ampliará el número de participantes, incorporando al ensayo a personas en buen estado de salud, a fin de darle al suero un carácter preventivo contra el TBC.

La idea de una vacuna contra el cáncer no es nueva

La batalla contra el cáncer está servida y es encarnizada, y de momento la balanza se mantiene inclinada hacia el cáncer de mama y demás variantes cancerígenas, pues ninguna vacuna creada para tal efecto combativo ha logrado tener éxito.

Planteado como un suero que estimula al sistema inmune para que se active, combata y guarde registro de una enfermedad concreta, la vacuna contra el cáncer de mama tiene un principio consistente en emplear un microorganismo muerto (ADN) o un microorganismo modificado o debilitado (ARN), con el objetivo de darle capacidad al cuerpo para que reaccione contra la proteína a-lactalbumina.

¿Y por qué esta sustancia, precisamente? Lo cierto es que no es una proteína ajena al organismo, al revés; el cuerpo lo produce de forma natural durante las últimas etapas del embarazo, únicamente, y también durante la lactancia. El problema brota cuando el cuerpo genera dicha sustancia de un modo sobreexpresado, apareciendo en los tumores emergentes.

Mejor no echar campanas al aire

No conviene apresurarse, sin embargo, ni dar la victoria por sabida. Y es que la vacuna contra el cáncer de mama apenas comienza sus andanzas y pesquisas en la fase uno, etapa en la que lo primordial es determinar la seguridad de la vacuna, por un lado, y su dosis adecuada a inocular, por otro.

Ahora bien, para probar su eficacia se deberá esperar a una evaluación posterior realizada a lo largo de los ensayos de fase dos y fase tres. ¿Traducción? Que aun cuando logre pasar todas las fases con sus correspondientes filtros y objetivos, no se podrá hablar de verdad de una vacuna hecha y derecha contra el cáncer de mama hasta dentro de varios años, cuando quizá, tal vez, su uso pueda estar disponible para la población.

A todo ello se suma que los investigadores andan con pies de plomo, con la cautela por delante, pues ni el objetivo ni el agente de la vacuna han sido probados en humanos hasta la presente fase que inicia; por tanto, aún persiste el riesgo, y la incertidumbre sobre los posibles efectos secundarios, después de todo sólo ha sido inyectada en animales.

A su vez, y dado que el perfil de las personas voluntarias que participarán en este ensayo es variado, existe la posibilidad de que el fármaco no se comporte de la misma manera en todas las voluntarias; alterando así su resultado en mujeres que están experimentando la menstruación, debido a la especificidad del mecanismo de acción del suero, y mostrándose diferentes en mujeres que se encuentren en período de lactancia, por ejemplo.

La esperanza se perfila clara y grande en el horizonte, de todos modos, pues sólo hay que recordar que todos los medicamentos que en la actualidad se comercializan estuvieron anteriormente en este mismo punto crucial de experimentación, ensayo e investigación.

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