¿Sabía que el melanoma, tumor que se origina en los melanocitos, es decir, en las células que dan a la piel su color bronceado o marrón, está acaparando cada vez más incidencia entre la población española?
Según datos de REDECAN y de SEOM, la Red Española de Registros de Cáncer y la Sociedad Española de Oncología Médica, respectivamente, la tasa de incidencia de este cáncer de piel, el más grave de entre todos los que se conocen por ahora en la zona cutánea, se ha incrementado tanto en hombres como en mujeres de España a lo largo de la última década.
Un ritmo de crecimiento, de la alta tasa de incidencia y de una gran velocidad de propagación que le auguraba a España 7.474 casos nuevos en 2022, por un lado, y que explica por sí solo el por qué hay muchos proyectos científicos orientados a investigar todo lo que atañe a este tumor maligno, por otra parte. Y máxime cuando la metástasis no deja de ser la principal causa de muerte por cáncer entre quienes padecen estos tumores.
Retomando la lucha contra el cáncer de piel del tipo melanoma
Tras descubrir anteriormente la clave genética por la que el melanoma se extiende sin parar por el organismo, y abrir en otra investigación diferente una vía para tratar la metástasis de melanoma, un nuevo equipo de científicos ha descubierto que la LAP1 es la proteína causante de que el melanoma sea más agresivo en su evolución como cáncer de piel, cancerígeno capaz de extenderse a otros órganos del cuerpo.
Hablamos de una enfermedad que se diagnostica cuando los melanocitos comienzan a crecer sin control; y que ha pasado de 10,5 a 16,3 casos en mujeres entre 2002 y 2022, y de 10,8 a 14,6 en hombres durante el mismo periodo, según datos de REDECAN y de SEOM, suponiendo así un incremento anual del 2,5 por ciento entre ellas y del 1,6% entre ellos, para ser exactos.
Publicado este lunes en la revista ‘Nature Cell Biology’, y dirigido por la Universidad Queen Mary de Londres, en colaboración con el King’s College de Londres y el Instituto Francis Crick, se trata de un estudio multicentro que ha revelado cuál es la proteína que vuelve más agresivo al melanoma; ¿pero por qué, exactamente?
Debido a que les otorga a las células cancerosas la capacidad de cambiar la forma de su núcleo, principalmente, lo que a su vez les permite cambiar de lugar y diseminarse por todo el organismo, según explicaron los autores.
Puede decirse, por tanto, que el estudio ha conseguido modelizar el comportamiento de las células de melanoma agresivas que cambian la forma de su núcleo para superar las limitaciones físicas que encuentran las células cancerosas cuando migran a través de los tejidos.
Las posibilidades que brinda la nueva proteína en el campo de la lucha contra el cáncer de piel
De hecho, los autores del ensayo descubrieron que tales células de melanoma agresivo albergaban altos niveles de la proteína LAP1, localizada en la membrana que rodea el núcleo, la llamada envoltura nuclear; y también averiguaron que dicho incremento proteico estaba relacionado con un mal pronóstico en los pacientes de melanoma.
«La envoltura nuclear está unida al núcleo subyacente, y nuestras investigaciones demuestran que la proteína LAP1 afloja esta unión, lo que permite que la envoltura nuclear se abombe y forme burbujas que hacen que el núcleo sea más fluido», explicó Jeremy Carlton, doctor y partícipe del ensayo y cuyo laboratorio es uno de los que se interesan por desentrañar la dinámica de las estructuras unidas a la membrana dentro de las células. Según este facultativo, el resultado de todo ello sirvió para que las células cancerosas se colaran «por huecos que normalmente las detendríanY es que tras bloquear la producción de la proteína LAP1 en las células agresivas, el grupo de científicos volvió a obligarlas a migrar a través de los poros, haciéndolo a golpe de experimentos de laboratorio, dándose cuenta entonces de que las células eran menos capaces de formar protuberancias en la envoltura nuclear y, por consiguiente, tenían más dificultades para escurrirse a través de tales huecos dejados.
Un patrón de expresión de LAP1 que también se repitió en las muestras de melanoma de los pacientes. Es más, quienes presentaban niveles elevados de LAP1 en sus células situadas alrededor del borde del tumor primario, se enfrentaban a un cáncer más agresivo, amén de a peores resultados.
Algo que, en opinión de los autores, sugiere que la proteína podría utilizarse para identificar subpoblaciones de pacientes con esta enfermedad, en concreto a quienes tienen mayor riesgo de padecer un cáncer de piel de tipo melanoma agresivo.
Cuando la adaptabilidad nuclear durante la migración e invasión de células de melanoma restringidas dan como resultado un cáncer de piel menos intenso.
Los resultados de este peculiar y trabajoso experimento, que reconocen entre otras cosas que aún no se conocen bien los mecanismos por los que se produce la diseminación del cáncer, pese a todo lo estudiado hasta ahora en diversos ensayos, arrojan sin embargo una nueva luz sobre un mecanismo de progresión del melanoma; un hallazgo que, desde luego, podría allanar el camino para el desarrollo de nuevas formas de combatir la propagación de esta patología.
«El melanoma es el tipo de cáncer de piel más agresivo y mortal», y así lo destacó el profesor Sanz-Moreno, cabeza de un equipo de científicos empeñados en comprender cómo se comunican las células cancerosas con su entorno para favorecer su crecimiento y propagación.
Según añadió este experto, «combinando la experiencia de mi laboratorio con la del Dr. Carlton, hemos adquirido nuevos conocimientos mecanísticos sobre cómo LAP1 contribuye a la progresión del melanoma, y hemos demostrado que LAP1 es un regulador clave de la agresividad del melanoma en modelos de laboratorio y de pacientes».
En el artículo divulgativo que recoge este trabajo, Sanz-Moreno detalla que «dado que LAP1 se expresa en niveles tan altos en las células metastásicas, interferir en esta maquinaria molecular podría tener un gran impacto en la propagación del cáncer. En la actualidad no existen fármacos dirigidos directamente contra LAP1, por lo que de cara al futuro nos gustaría investigar formas de dirigirnos a LAP1 y al blanqueo de la envoltura nuclear para ver si es posible bloquear este mecanismo de progresión del melanoma».
De hecho, el experto no negó que a su grupo de científicos les gustaría investigar si el sangrado de la envoltura nuclear que impulsa LAP1 se produce también en otras células, más concretamente entre las que componen y se mueven en el entorno de un tumor, como es el caso de las células inmunitarias. ¿El objetivo?
Determinar en el futuro si este proceso ayuda o dificulta la progresión del cáncer, cuando se replica en otras células. Todo un proyecto que, en suma, puede suponer el atajo hacia el diagnóstico precoz del cáncer de piel del tipo melanoma, con todas las rupturas de barreras y todas las nuevas oportunidades que ello tendría.
El cáncer de piel del tipo melanoma tiene su propio Día Mundial, cada 23 de mayo, e investigaciones como estas buscan acabar con su influjo entre la sociedad.