Conocido como ese tumor maligno que aparece en la pequeña glándula con forma de nuez de los hombres, el cáncer de próstata halla en el nitrato una de sus causas.

Hablamos de una enfermedad que causa la muerte anual de 6.000 españoles, aproximadamente, lo que la convierte en el tumor cancerígeno más repetido entre los varones. Pero pese a su incidencia, aún hay mucha incógnita respecto a sus orígenes, causas y qué lo genera, ciertamente, aunque en lo que no vacila la literatura científica es en afirmar que la genética y la edad y la etnia son tres elementos poco ineludibles que actúan como factor de riesgo de este mal.

Cáncer de próstata, ese tumor que se revela presente en cada sorbo de agua

Mientras Australia aspira a convertirse en el primer país del mundo que logra eliminar el cáncer del cuello uterino (o cervical) del programa de los problemas de la salud pública, presentando para ello un plan de exámenes preventivos, vacunas y tratamientos abiertos hasta 2028, por cierto, investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona, en Cataluña, han lanzado una noticia bomba al advertir de que el nitrato, presente actualmente en el agua potable que uno saca directamente del grifo o bebe como líquido mineral, favorece la aparición del cáncer de próstata.

Después de conocer cuáles son las células que suscitan las recaídas del cáncer de colon, y advertir que uno de cada cuatro nuevos casos de los cánceres activos durante el 2023 afectarán al aparato digestivo, la enfermedad de las células tumorales poco benignas ha vuelto a desvelar otro de sus atributos malignos, centrándose esta vez en el cáncer de próstata y difundiendo sus revelaciones en un reciente artículo del ‘Environmental Health Perspectives’.

Según el nuevo estudio, impulsado por la Fundación La Caixa y realizado también en colaboración con algunos especialistas del  ISGlobal, uno de los desencadenantes del cáncer de páncreas puede ser la absorción de agua con altas cantidades de nitrato, al menos en el caso de la ingesta regular de este líquido, una conducta sostenida a lo largo de la vida; los autores sospechan, más exactamente, que la exposición a ciertos tóxicos ambientales favorece la aparición de esta clase de enfermedad tumoral.

Durante la investigación, los científicos que participaron en su realización aunaron en un solo grupo de observación a más de 1.600 españoles, ya estuvieran sanos o hubieran recibido un diagnóstico del tumor, estudiando en su ensayo el tipo y la cantidad de agua que bebían, por un lado, así como su origen y la presencia media de nitratos a la que todos ellos habrían estado expuestos desde los 18 años, por otra parte.

Ello los llevó a descubrir que aquellos participantes que acumulaban ingestas más altas de nitrato multiplicaban por uno y medio la posibilidad de padecer un cáncer de próstata de grado bajo o medio, debido a que tomaron más de 14 miligramos de media por día y a lo largo de la vida. Una costumbre que, tal y como sostienen los investigadores, también implica multiplicar casi por tres la probabilidad de estas personas de acabar desarrollando un tumor de próstata agresivo; unos datos que, por cierto, resaltan aún más al compararse con quienes presentaban una mitad o menos de las ingestas del contaminante en cuestión.

Pero las revelaciones de estos datos no acaban aquí

Igual de inquietante fue descubrir que dicho riesgo de desarrollar a la larga uno o varios tumores, como consecuencia de ingerir nitrato, estaba presente incluso entre aquellos que bebían agua que contenía niveles inferiores de este contaminante; sí, aun cuando se mantenían por debajo de los 50 miligramos por litro de agua permitidos como máximo en la Unión Europea.

Entonces… ¿significa esto que toda persona que tome agua con nitrato va a adquirir cáncer de páncreas y enfermar? Según matizan los investigadores respecto a estos vínculos de riesgo que han detectado, no, para nada. De hecho, el estudio hasta llega a brindar un dato esperanzador que resalta entre tanto peligro advertido.

Y es que aun cuando el exceso de nitrato sí que puede llegar a convertirse en un factor de riesgo, el peligro que genera podría neutralizarse de manera paralela, siempre y cuando la persona (hombre) consuma diariamente una dieta rica en frutas y verduras, apostando asimismo por aquellos productos ricos en fibra y en vitamina C. ¿Y por qué? Debido a que la asociación entre nitrato ingerido / cáncer de próstata se observaron únicamente en los varones que comían menos cantidades de estos tipos de alimentos y nutrientes, básicamente.

Con todo, es importante empezar a adoptar medidas urgentes de prevención

En opinión de Carolina Donat-Vargas, una de las investigadoras que colaboraron en este proyecto científico sobre el cáncer de próstata, «los antioxidantes, las vitaminas y los polifenoles de las frutas y verduras podrían actuar como inhibidores de la formación de nitrosaminas en el estómago, que son los compuestos con potencial carcinógeno».

Según explicó esta facultativa, «la vitamina C ha demostrado una actividad antitumoral notable. Y la fibra, por su parte, beneficia a las bacterias intestinales; lo que ejerce un efecto protector frente a tóxicos derivados de los alimentos, incluidas las nitrosaminas».

Así, los hombres con consumos de fibra que rondaban los 11 gramos al día y que acumulaban una alta ingesta de nitrato revelaron una exposición al cáncer de próstata multiplicado por 2,3, mientras que la probabilidad de padecer de este cancerígeno no era mayor entre los hombres que acumulaban una ingestión elevada de nitrato pero que lo contrarrestaban con más de 11 gramos al día de fibra; es decir, que daban pruebas de tener consumos más altos de fibra.

Entre tanto, el grupo de científicos ya ha admitido que, por ahora, tienen la esperanza de que su trabajo sirva para crear conciencia sobre los potenciales efectos dañinos de los contaminantes presentes en el agua, por un lado, así como para convencer a las administraciones de la urgencia e importancia que supone el controlar con más rigor los vertidos, señalando para ello unas cuantas medidas a tomar. ¿Como cuáles?

Empezando por la conveniencia de conseguir que la UE reduzca la concentración de nitratos autorizada en las aguas de consumo, por ejemplo; continuando con la necesidad de acabar finalmente tanto con el uso indiscriminado de los fertilizantes como de los pesticidas, mismamente; y todo ello sin olvidar impulsar dietas que prioricen la salud de las personas y del planeta, por supuesto, recurriendo para ello a una rebaja del consumo de alimentos de origen animal, sobre todo carne, máxime cuando dicho consumo representa una fuente de vertidos de nitrato, lo que a su vez y a la larga acelera el cambio climático.

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