En forma de infección urinaria que afecta a la vejiga, inicialmente, la cistitis es una enfermedad con sus propias causas, síntomas y tratamientos.
¿Sabía que la infección urinaria es la patología que más se presenta en el aparato urinario? La segunda de todo el organismo, de hecho, solo superada por las enfermedades respiratorias, según consenso y sondeo de los especialistas. Una frecuencia diagnóstica en la que la cistitis también tiene mucho que decir y responsabilizar.
¿Qué es la cistitis?
Entendida como una alta presencia de gérmenes en la orina, se trata de la infección que más se diagnostica a nivel hospitalario; una que suele ir más allá hasta convertirse en una inflamación de la pared de la vejiga, adoptando la forma de inflamación vesical bacteriana, generalmente, con el Escherica Coli como el germen causal más frecuente.
En este sentido de causalidad más usual, los expertos señalan que existen inflamaciones crónicas de la vejiga cuyas causas aún se desconocen; son las llamadas cistopatías crónicas, y entre ellas destaca la cistitis intersticial.
Hablamos, en este caso, de una inflamación no propiciada por una infección bacteriana; en este tipo de cistitis, de hecho, ni siquiera existe la infección. Tanto es así que aún hoy se ignora qué propicia exactamente su inflamación, aunque las teorías más sonoras apuntan hacia un origen multifactorial.
Conocida también como síndrome de la vejiga dolorosa, la cistitis intersticial es una afección crónica capaz de limitar notablemente la calidad de vida de quien la sufre, siendo en las mujeres donde más se diagnostica. La cistitis implica que las estructuras ubicadas en esta esfera pélvica aumenten su actividad neurovegetativa; algo que al mantenerse en el tiempo provoca que la musculatura y el tejido conectivo intenten adaptarse al nuevo ritmo metabólico.
¿Qué ocurre, empero, si los músculos no alcanzan a acomodarse a la sobreactividad exigida? Que tanto la musculatura que abraza al ano, al pene y a la uretra —como a la que rodea a la vejiga—, procuran espasmos provocando síntomas que tanto personalizan a esta dolencia.
Con todo, esta cistitis intersticial tiende a confundirse frecuentemente con una infección de las vías urinarias, debido, básicamente, a que presentan síntomas parecidos, ya sea dolor, o irritación vesical.
¿Cuáles son los síntomas y tratamientos más frecuentes de la cistitis intersticial?
Sensación permanente de deseo miccional, es decir, de hacer pis, así como un persistente dolor o escozor al orinar, principalmente. Una sensación de malestar que también se presenta en la zona baja del vientre en forma de dolor o molesta presión, por cierto, y que también hace lo propio durante el proceso del llenado de la vejiga e incluso durante el momento de alivio que precede a la evacuación del pis.
A todo ello se suma asimismo una dificultad a veces para mear, y una elevada frecuencia de orinar, casi siempre en pequeñas cantidades, e indistintamente en cualquier momento de la jornada, ya sea durante la noche o el día.
¿Tiene tratamiento la cistitis intersticial?
Sí, efectivamente; no es curativo ni resolutivo, eso sí, y más bien se enfoca en aliviar los síntomas y a evitar que la vejiga acabe irritada, protegiéndola del empeoramiento progresivo y del daño tisular permanente.
Debido a que esta afección muestra un proceso crónico, ya se trate de un hombre o una mujer, donde los periodos de mayor o menor gravedad se alternan indistintamente, y la evolución en el tiempo es muy variable, los tratamientos prescritos buscan minimizar el impacto de la sintomatología en la calidad de vida del paciente.
Así, existe un tratamiento médico farmacológico, constituido por antihistamínicos, antidepresivos tricíclicos y antiinflamatorios no esteroideos; pero también se recomienda someter a la persona afectada a un tratamiento de rehabilitación, con la fisioterapia como la primera opción de tratamiento, gracias sobre todo a su carácter no invasivo, pero también a las diversas técnicas aplicadas para alcanzar buenos resultados llegado el momento de aliviar los síntomas.
Consejos caseros para actuar contra la cistitis intersticial
Entre las recomendaciones más reiteradas de los especialistas se encuentra el orinar con un distanciamiento del tiempo, entre 2,5 y 3 horas, y no interrumpir el chorro de la orina durante la evacuación, procurando en todo momento no empujar.
De igual forma, los profesionales consideran que es mejor sentarse para orinar, a fin de ayudar a los músculos del periné a que se relajen, y limpiar correctamente la zona genital al terminar de defecar. Asimismo, recomiendan apostar por una buena hidratación, bebiendo 1,5 l de agua al día, no tomar café o té u otras bebidas irritantes, utilizar productos de aseo que respeten el PH de la zona sin agresividad de por medio, y evitar llevar ropa ajustada o que no traspire bien.