Como buena IA, la foca-robot ‘Nuka’ actúa como una herramienta tecnológica al servicio de la atención médica y de los apoyos sociosanitarios contra el Alzhéimer.

La enfermedad del Alzhéimer es un tipo de demencia neurológica que pone en jaque a la salud física y mental de quien la padece, mientras cada año engrosa a su lista mundial de pacientes a unos 7 millones de nuevos casos diagnosticados; los cuales, dicho sea de paso, ocupan 7 de cada 10 casos de demencia a nivel global.

¿Qué es ‘Nuka’, la foca-robot con IA?

Antes de pasar a detallar este proyecto tan inventivo, sin embargo, es preciso aclarar las bases neuronales en que parte una de las enfermedades de salud mental más degenerativas y extendidas entre la gente. Hablamos de una enfermedad progresiva y neurodegenerativa que se asienta y va a peor con la edad, al son de un deterioro de la proteína beta-amiloide, secretada por las neuronas y encargada de mantener la transmisión de información entre las neuronas.

Por tanto, sí, el alzhéimer aparece cuando esta proteína se acumula en demasía en el cerebro, plegándose de mala forma e infiltrándose en este importante órgano, lo que al final solo acarrea un efecto neurotóxico.

Y aunque por ahora no existe un tratamiento efectivo que logre evitar la agregación y neurotoxicidad de esta proteína beta-amiloide, precursora del alzhéimer, la inteligencia artificial (IA) sí ha conseguido fabricar diferentes herramientas que ayudan a las personas que sufren esta variante de demencia. En esta ocasión, nos referimos, cómo no, a la foca-robot ‘Nuka’.

Así, mientras un estudio internacional del Laboratorio de Fisiología Molecular del departamento de Medicina y Ciencias de la Vida (MELIS), perteneciente a la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona (UPF) ha identificado recientemente nuevos genes que modulan la toxicidad de la proteína beta-amiloide, según publica el ‘International Journal of Molecular Sciences’, el Centro de Referencia Estatal de Atención a personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias (CREA) ha programado la realización del primero de sus estudios con ‘Nuka’, un robot con forma de una foca bebé.

El centro, cuya sede se asienta actualmente en Salamanca, lleva más de una década echando mano de esta foca-robot con espíritu de IA, brindando una atención más profesional y debida a todos los usuarios que acudan a sus instalaciones, con unos efectos positivos que se han hecho notar desde el minuto uno.

‘Nuka’ es una terapia no farmacológica cuyas aportaciones se plasmarán en un futuro estudio español, tras diez años sin respaldo científico en el país, si bien ya ha generado informes especializados de interés en otras regiones internacionales, donde han bautizado al proyecto como ‘Personal Assistant Robot’ (PARO), aunque en España triunfa más el apelativo de ‘Nuka’.

Obra del profesor japonés Takanori Shibata y fabricado por el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada (AIST), se trata de un dispositivo que lleva años enseñando sobradamente sus efectos positivos en los asiduos de CREA, sobre todo en aquellos con ansiedad o depresión, demencia o síntomas de agitación.

El futuro ensayo tendrá esencia clínica y carácter multicéntrico y aleatorizado, para lo cual contará con el apoyo técnico del Servicio de Evaluación y Planificación del Servicio Canario de la Salud, entidad que no ha dudado en comprometerse para brindar su visión experta y evaluativa en el proyecto de esta tecnología sanitaria, comprometiéndose asimismo a valorar su «efectividad».

Cuando la robótica se pone al servicio de la salud

En forma de un pequeño peluche robotizado, ‘Nuka’ basa el concepto de su idea en la evolución de la terapia animal, mientras al mismo tiempo refleja una apariencia tranquila, y en ello también contribuye su aspecto de cría, que genera ternura. Los gestos y sonidos que emite esta foca-robot ayudan a que las personas acaben sintiendo afecto por este dispositivo, ciertamente, aun cuando solo es un prototipo que responde a caricias y palabras… por ahora.

Entrando en detalles, ‘Nuka’ trae incorporado diversos sensores encargados de detectar la procedencia del sonido, mientras al mismo tiempo hace gala de una suficiente inteligencia artificial que le dota de capacidad para responder al nombre que le pongan los dueños.

N¿Otra de sus ventajas? Que también puede ayudar a aquellos niños que muestran problemas de comunicación.

«Es un robot terapéutico que en ningún momento va a quitar el trabajo a los trabajadores asistenciales», en palabras de Shibata. «Es una herramienta de apoyo para mejorar la situación de las personas», tanto así que «los centros asistenciales que utilizan esta simpática foca en sus terapias han confirmado que Nuka ha logrado reducir el estrés de pacientes y cuidadores, a la vez que fomentaba la comunicación entre ellos». Todo ello sin olvidar mencionar el gran efecto psicológico que ha aportado a sus usuarios, ayudándoles en la relajación y en la socialización y demás.

Su papel auxiliar ante personas con Alzhéimer y otras demencias y discapacidades psicológicas le ha valido un puesto en el libro Guinness de los Récords, donde figura como el dispositivo robótico más terapéutico del mundo, debido sobre todo a su aporte afectivo, de vital importancia.

Con esta foca-robot en acción, en suma, se pone de manifiesto la línea recta hacia el horizonte del progreso que está trazando el mundo de la robótica, llevando grabado en sus pasos el objetivo de conseguir que las máquinas sean capaces de ganarse un hueco en el ámbito asistencial. ¿Con qué fin? Para así mejorar la vida de los pacientes, ya sea en el campo de los cuidados como en su bienestar, movilidad y autonomía.

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