Clásicas o modernas, enormes o pequeñas, las más de 300 estaciones de metro que alberga la capital de España tienen mucho que decir, pero aún más por enseñar.
La Comunidad de Madrid cuenta con la red de metro más amplia de toda España, siendo además una de las más grandes del mundo. Con 317 estaciones de metro y 12 Líneas en su haber, nada menos, las piezas de murales y esculturas, fotografías y espacios museísticos convierte a este laberinto de paradas en una de las más artísticas a nivel global, ya que reparte 140 trozos de arte embellecedor en 107 de sus estaciones.
Con todo, decir que estas madrileñas estaciones de metro atesoran verdaderas obras de arte es quedarse corto, muy corto. Y es que Madrid ha hecho de su red de metro un gigantesco museo subterráneo, ciertamente, erigiéndolo sobre raíles y encaramándolo a la espalda de su legado e historia.
Una mano tendida al pasado nacional y a las huellas actuales, que también se dejan visitar de manera virtual para quienes no tienen pensado o planeado adentrarse físicamente en la ciudad; y todo gracias a la nueva guía digital del suburbano de la capital, el cual recopila los principales elementos de interés cultural expuestos en las estaciones de Metro de Madrid. Basta con acceder a la web y a la app del suburbano para asomarse de manera remota y online a todo su desplegable cultural.
¿Por qué vale la pena visitarlas?
Adentrarse en la red subterránea de estas instalaciones ferroviarias siempre ha sido un modo infalible de conocer un poco el pasado de España; y es que sus estaciones acostumbran a hacer honor a esas figuras milenarias que tanto han aportado al país, luciendo nombres de antiguos políticos y descubridores, escritores y pensadores, viejas colonias hoy ya independientes, e incluso personajes míticos del folclore urbano.
Recientemente, y tras rebautizar el nombre de sus estaciones de metro con títulos literarios plasmados en un plano de lo más interesante, es hora de rendir tributo a la comunidad del oso y el madroño, sacando pecho por merecida admiración por el arte que embellece a sus estaciones de metro; y aplaudiendo asimismo el cofre cultural que aún hoy siguen conservando.
Desde la ilustración de la estación de Plaza de Castilla, en homenaje a la lucha frente a la covid-19 de las personas mayores, hasta el enorme mural de 300 metros cuadrados dedicado a Paco de Lucía en la estación homónima de la Línea 9. Los secretos de las estaciones de metro de Madrid se miden en pinceladas de arte arquitectónico, en gritos esculturales, y en un torrente de talento.
Prueba de ello es el monumento dedicado a la actriz Lina Morgan en La estación de La Latina, por ejemplo, obra del arquitecto y dibujante David Cárdenas; o los emblemáticos soplos de Mingote que pueden avistarse en la parada de Rubén Darío; y eso por no hablar de las reproducciones en vinilo de algunos de los cuadros más destacados del Thyssen o el Prado que aparecen en la parada de la vieja atocha, respondiendo así al por qué este descanso de la Línea 1 se llama ahora Estación del Arte.
Doce estaciones de metro que merecen una visita por Madrid
Tanto Paco de Lucía como Alsacia figuran en esta lista de estaciones de metro muy bellas e interesantes de la capital por el espíritu de arte moderno que se respira en ambas paradas. Así, mientras la Alsacia de la Línea 2 luce unas grandes dimensiones y un diseño muy abierto, la mayor característica de paco de Lucía es el gran mural de 300 metros cuadrados que rinde honor al guitarrista fallecido; una imagen geometrizada que preside toda esta oda al arte arquitectónico y musical.
Digna de mencionar es Chamartín, con su luz artificial y bailante que acompaña al viajero, y el paño de 1.000 metros cuadrados que cubre tres de los cuatro niveles de la parada; o Tirso de Molina, una clásica de la Línea 1, que luce con orgullo una bóveda con frisos dorados y cobre en el vestíbulo, un antiguo escudo de Madrid sobre un mosaico de la época del rey Alfonso XIII, así como unos azulejos rectangulares blancos con cenefas azules, típico de esos años 20 del siglo anterior.
Más escultural se muestra Gran Vía, estación recientemente reformada de las Líneas 1 y 5, cuyo exterior tiene bajo ojo turista un templete de granito al que le flanquean dos grandes leones, y cuyo interior guarda un pequeño museo que expone los objetos hallados en las excavaciones de la última remodelación que ha terminado por ampliar la estación.
Sevilla, por su parte, prefiere ofrecer un viaje al ayer desde la Línea 2, retrotrayéndose a 100 años atrás; para ello recurre a una decoración que rescata del olvido los planos antiguos de Madrid, despolva las telarañas de abandono de un antiguo mural publicitario de cerámica, y además le sacude el polvo del tiempo a las fotografías históricas del exterior de la estación, combinando todo ello y reproduciéndolo a gran escala.
Lanzando un eco al pasado
No menos añoranza hacia la historia muestra Hortaleza, estación a caballo entre las Líneas 1 y 4, pues con su impresionante mural de 50 metros de largo por 6 de ancho reaviva la sombra del pasado; un mosaico que a través de 3.796 fotografías en total rinde homenaje a las obras de Metro, así como a los trabajos que fueron necesarios para conseguir el espacio del suburbano de la capital, incluyendo representaciones de esas columnas invisibles al ojo del viajero que, sin embargo, son las piezas claves del revestimiento de la estación.
El hospital Doce de Octubre, por su parte, se gana su puesto en esta lista de las estaciones de metro más bonitas de Madrid debido a la espectacular obra de casi cuatro metros de altura de la que hace gala en la Línea 3; se trata de un mural que muestra seis figuras masculinas y otras seis femeninas, conformando entre todas un cuerpo humano que puede observarse desde diferentes perspectivas y desde todos los ángulos posibles.
No menos impresionante es la fotografía aérea de grandes dimensiones de Madrid y La Tierra, vista desde el cielo y éste avistado a ojos humano, que luce Arganzuela Planetario, en la Línea 6; o el juego de escalas y del rasgo subterráneo que reflejan las dos fotografías tomadas a ras del suelo y que decoran los muros de Marqués de la Valdavia, en la Línea 10.
Tampoco habría que olvidar el coche clásico que adorna el Alto del Arenal de la Línea 1, por cierto; una reverencia de reconocimiento que también habría que dedicar a las escenas de grandes dimensiones que trazan una de las paredes de Plaza de Castilla, una de las estaciones de metro de Madrid más transitadas, evocando en sus pinturas la vida cotidiana de un parque, situando eso sí a las personas de edad avanzada como máximos protagonistas de la imagen. ¿Su intención? Recordar y dar visibilidad al colectivo más castigado por la pandemia del Coronavirus.