2023 es un año con muchas expectativas sanitarias, entre ellas, el fin de la covid-19 y de la viruela del mono que ya han causado muchas emergencias sanitarias.
El pasado miércoles durante su comparecencia ante los medios en una rueda de prensa en Ginebra, Suiza, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, expresó su confianza respecto a que el transcurso del año entrante suponga el fin de dos grandes enfermedades que han sembrado mala tendencia sanitaria en todo el mundo.
Un año que renueva las esperanzas de la OMS
Hablamos de la covid-19, por supuesto, y también de la viruela del mono, cómo no, ahora llamada Monkey Pox, a las que el portavoz de la OMS desea despedir y espera que pronto dejen de ser emergencias de salud pública de importancia internacional.
«Esperamos que en algún momento del próximo año podamos decir que la COVID-19 ya no es una emergencia sanitaria mundial. Y, si se mantiene la tendencia actual, confiamos en que el año que viene también podamos declarar el fin de la emergencia por viruela del mono».
A este respecto sobre el Covid-19, el máximo dirigente del organismo sanitario de la ONU ha avanzado que, entre los puntos a debatir en la reunión del Comité de Emergencias de la OMS, prevista a celebrarse el siguiente mes, figurarán con prioridad los criterios para declarar el fin de la emergencia sanitaria de dicha enfermedad. Con todo, Tedros también ha advertido que «este virus no desaparecerá», independientemente de que la enfermedad generada por la infección del SARS-CoV-2 deje de ser catalogada como emergencia sanitaria internacional.
«Está aquí para quedarse, y todos los países tendrán que aprender a gestionarlo junto con otras enfermedades respiratorias como la gripe y el VRS, que ahora circulan intensamente en muchos países».
Después de todo, el Coronavirus sigue generando «muchas incertidumbres y retos», por no hablar de recaídas y otros males; consecuencias que desde la OMS no han dejado de reseñar. Solo la semana pasada, mismamente, causó la muerte de unas 10.000 personas en todo el mundo. Una patología que, en definitiva, aún tiene muchos desafíos por enfrentar y solucionar, aun cuando su incidencia actual esté muy por debajo de anteriores datos, más preocupantes.
«Solo una de cada cinco personas en los países de renta baja ha sido vacunada», señaló Adhanom Ghebreyesus, añadiendo que «el acceso a diagnósticos y tratamientos vitales para la covid-19 sigue siendo inaceptablemente inasequible y desigual».
A su entender, «es probable que la carga de la afección posterior a la covid-19 no haga más que aumentar; y siguen existiendo grandes lagunas en la vigilancia, lo que supone una debilidad no sólo para detectar nuevas variantes de covid-19, sino también para controlar la propagación de otras infecciones».
Un panorama que ha empujado a este dirigente a pedir la colaboración para hallar y entender el origen del Covid-19, señalando a china en primer lugar, requiriendo que «comparta los datos y lleve a cabo los estudios solicitados para comprender mejor los orígenes de este virus».
Un fin de patologías que se extienden al ébola y a la viruela del mono
En su intervención ante los medios de comunicación, Tedros Adhanom Ghebreyesus también abordó la viruela del mono y el actual brote del ébola que vive Uganda, ya que ambas enfermedades se encuentran en la lista de las 53 emergencias clasificadas a nivel mundial.
La viruela del mono, por ejemplo, registró más de 200 brotes en 2022, llegando a notificarse más de 82.000 casos en 110 países, si bien la tasa de mortalidad «se ha mantenido baja», con 65 fallecimientos, únicamente.
«Afortunadamente, el número de casos notificados semanalmente ha disminuido más del 90 por ciento desde que declaré la emergencia de salud pública de importancia internacional en julio», hizo resaltar respecto a la actual incidencia de la viruela del mono.
Algo que también aplaudió el titular de la OMS fue el inicio de «la cuenta atrás para el fin del brote de ébola en Uganda», marcado tras más de dos semanas sin registrar nuevos casos ni acumular pacientes en tratamiento. Una región que hace unos días, por cierto, recibió el primer lote de vacunas contra el ébola, transcurridos justo 80 días después de que se declarara el brote.
«Si no se detectan nuevos casos, el brote se declarará terminado el 10 de enero», adelantó Ghebreyesus, subrayando que, esta vez, el suero contra esta enfermedad «se ha conseguido más rápido que en ningún otro brote anterior. Esto fue gracias a una colaboración de socios de todo el mundo que han trabajado juntos para hacer avanzar las vacunas candidatas y garantizar su disponibilidad para llevar a cabo los ensayos».
Para este director general, el mundo termina «un año difícil» en 2022, «con algunas noticias alentadoras», como que el «Covid-19, MPOX y Ébola están disminuyendo». Aun así, no todo está para echar cohetes, ya que aún persisten muchas otras crisis que amenazan la salud global, como los brotes de cólera que actualmente azotan a hasta 29 países, o como la sequía que está resecando las zonas del Cuerno de África.
Así, aunque tanto los brotes y las guerras como otras emergencias humanitarias «acaparan los titulares», la salud de la población mundial «sigue estando amenazada por muchas causas que no aparecen tan a menudo en las noticias», y así lo acusó el director de la OMS. Es el caso del tabaco, por ejemplo, que «sigue matando a más de 8 millones de personas al año»; o las dietas poco saludables, que «están provocando el aumento de las tasas de obesidad, diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras»; e incluso los avances contra el VIH, la malaria y la tuberculosis, que desafortunadamente «se han estancado o han retrocedido».
Por ahora y desde la semana pasada, los Estados Miembros de la OMS acordaron elaborar el primer borrador del Tratado Internacional de Pandemias, algo que Adhanom Ghebreyesus no ha dudado en celebrar, pese a que no será hasta febrero cuando los países firmantes comenzarán a debatir este documento sellado.
Se trata de un acuerdo «jurídicamente vinculante sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias», por cierto, «basado en los principios de equidad, solidaridad y soberanía». Un documento que, en suma, recoge el espíritu de la OMS, que es «construir un futuro más sano, más seguro y más justo para la población mundial».