En España, según los datos que ofrece Cleverea, hay unas 500.000 personas que siguen circulando por nuestras carreteras con 76 años o más.

Vivimos en un país cada vez más envejecido. Por tanto, nuestra esperanza de vida es mayor. Esto implica que la sociedad debe adaptarse a esta nueva realidad. De hecho, ya es habitual encontrarnos personas al volante de un vehículo que superan los 65 años de edad.

Es más, según los datos que ofrece la compañía de seguros para automóviles y motos Cleverea, en España hay un millón de personas que conducen con edades entre 65 y 69 años. Además, aproximadamente otras 700.000 también lo hacen con edades comprendidas entre los 70 y los 75 años, e incluso unos 500.000 a partir de los 76 años.

Dejar de conducir: una decisión personal

Y es que debemos tener en cuenta que no existe ningún límite de edad en la legislación española para no poder conducir. Por tanto, la decisión de dejar de hacerlo depende en su gran mayoría de la persona. Eso sí, deberá seguir superando el reconocimiento médico obligatorio estipulado para renovar el permiso de conducir con una frecuencia cada vez mayor.

Las pruebas no tienen una exigencia muy elevada

Por otro lado, es cierto que los vehículos que disponemos son cada vez más seguros. Aún así, sería bueno que las personas mayores cuando llegasen a cierta edad tuvieron en cuenta algunos factores o claves sobre los que prestar atención para decidir si siguen o no conduciendo.

Factores a tener en cuenta

Es importante que la familia haga entender a la persona implicada que ya no tiene las facultades físicas necesarias para poder manejar un vehículo de manera segura, tanto para él como para no arriesgar la vida de las demás personas de la sociedad.

Un hombre mayor saliendo de un coche.
Un hombre mayor saliendo de un coche. / © Andrea Piacquadio. Pexels

Por ello, es bueno ir tomando conciencia poco a poco de la situación e ir limitando los movimientos con el vehículo antes de dejar definitivamente de hacerlo: sin viajes largos; no conducir con mal tiempo; evitar las carreteras convencionales; ir por el carril derecho; o no coger el coche por la noche ni en las horas de mayor tráfico, entre otras.

Finalmente, vamos a mencionar algunos factores que deberíamos tener en cuenta todas las personas para valorar de manera clara que lo mejor para todos sería dejar de conducir:

  • Si otros conductores nos pitan de manera habitual.
  • Perderse en un trayecto habitual o conocido.
  • Aumento de percances, ya sean golpes o roces, y multas.
  • Si nos distraemos con frecuencia (salidas del carril, por ejemplo) o nos llevamos sustos por falta de anticipación.
  • Cuando nos genere mayor cansancio o estrés.
  • No reconocer señales o recibimos quejar de nuestros acompañantes.

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