
Servido en bandeja de adaptación e integración, os traemos unos cuantos deportes de riesgo pensados para las personas con discapacidad. ¿Listos para sudar?
Deportes de riesgo, aventura multisensorial
El inicio de los Juegos Olímpicos está en su cuenta atrás, y a falta de no poder ir allí en público, dan ganas igualmente de sumarse a la aventura más sana, sudorosa y deportiva. ¿No creéis? Unos materiales de calidad, una experta adaptación, una garantía de seguridad como base, unos profesionales a la espalda y, ¡voilá! la adaptación de deportes de riesgo para personas con discapacidad puede idearse, producirse e ir viento en popa.
Entonces, sigamos en el artículo de hoy el rastro de accesibilidad y satisfacción de ocio inclusivo que levantan estos deportes integrados. ¿Listos para la aventura?
Aventura para todos.
Antes era «rehabilitación total»; hoy, inclusión o integración o desarrollo social. (Jokama, 2003). En ambos casos, todas esas palabras se refieren al proceso por el que las personas con discapacidad pueden volver a integrarse activamente en los diferentes ámbitos de la sociedad. Entre ellos, claro está, el deporte.
Los deportes de riesgo adaptados a las necesidades de las personas con discapacidad tienen unos valores de diversidad e inclusión social que los deportes de modalidad común y tradicional, curiosamente, carecen. Las pelotas de colores que lanzan no son satisfacción, garantía y seguridad, únicamente. Al juego de malabares y captación de clientes deportistas se suma además las bolas de adaptación e integración e igualdad.
Las empresas especializadas en estos deportes con riesgo aún tienen mucha andanza por delante, deberes pendientes, como quien dice. Para empezar, deben aunar fuerzas para adaptar sus actividades a diferentes discapacidades y ofertarlas con garantía de seguridad a personas con deficiencia física y sensorial
Mucho sudor y pocas lágrimas
Para hablar de los beneficios del deporte han corrido ríos de tinta y aún se pueden escribir pilas de artículos sobre el tema (no es el caso de este). Lo que resulta indiscutible, es que la práctica de los deportes de riesgo de las personas con discapacidad sigue siendo un reto. Un gran desafío tanto para las empresas especializadas en organizar deportes de aventura, como para los aventureros con discapacidad involucrados.
Y es que el objetivo primordial de los deportes de riesgo de las personas con discapacidad es mantener la esencia del deporte elegido, pero ofrecerlo en un formato que derrumbe prejuicios, desmienta estereotipos y les haga sentirse lo más incluidos posible. Un formato que, como señala Jokama (2003, en su artículo El Deporte: Una vía hacia la integración de las Personas con Discapacidad) también les dé vida.
“Esa parte del cuerpo que se ha dormido para siempre, no debe contagiar con su sueño a las demás». (…) «Ya no contará con palabras, o con pasos, o tal vez con miradas. Al aceptar al ejercicio y al deporte, se estará dando “vida” a la parte del cuerpo que clama por vivir». Absolutamente cierto. La vida no se acaba si se sufre de alguna discapacidad; empieza otra, con un estilo diferente, pero vida en esencia, vida por disfrutar y vivir.
Tanto es así, y tantos lo tienen tan claro, que cada vez más personas con movilidad reducida, sin ir más lejos, se animan a practicar senderismo, paracaidismo, espeleología, barranquismo y hasta rafting, con apenas una silla o estribo o tirón de cuerda necesario, convirtiendo el desafío de todo deporte de riesgo en un excelente modo de mantenerse en forma, en cuerpo, mente y autoestima.
¿Cuáles son los deportes de riesgo ya adaptados para las personas con discapacidad?
Elegir qué deporte de riesgo o aventura Practicar cuando se tiene alguna discapacidad es una pregunta que da muchas opciones como respuesta. El catálogo no es tan amplio y extenso como cabría desear, pero no se puede negar que sí, ya hay para escoger, gracias a esos deportes de riesgo que ya cuentan con material específico y profesional cualificado.
Ni el globo ni el parapente, y tampoco el paracaidismo, por ejemplo, requieren de mucha pompa para ser adaptados a personas con ceguera o baja visión, como tampoco a personas con movilidad reducida.
Con la ayuda de los materiales adecuados (una silla con especial sujeción en el torso para las personas con poca movilidad, mismamente) y la guía de un profesional cualificado, ambos grupos con discapacidad pueden lanzarse con confianza a la aventura de estos deportes de altura.
¿Y cómo? Porque la persona con discapacidad no se lanzará solo a los cuatro vientos. Deberá ir acompañado por un instructor, al más estilo modalidad de tándem, y será dicho instructor quien tendrá el control en todo momento y, por tanto, realizará las maniobras que sean necesarias.
Como ejemplo de esta ayuda los expertos de la Fundación También, y los profesionales de Entrenúvols o de Al Andalus, escuelas ambas especializadas en la adaptación de deportes de riesgo para personas con discapacidad, con una gran oferta de actividades.
Cuando la discapacidad no es un impedimento
El senderismo, por su parte, mira más por la naturaleza y el medioambiente que por las discapacidades o no de sus practicantes. Ceguera, sordera, movilidad reducida, discapacidad intelectual… todos son bienvenidos al sendero del senderismo. De hecho, este deporte de riesgo apenas requiere de material especializado. La excursión por montañas y rutas por la naturaleza se sirve en bandeja de accesibilidad a todos.
En cuanto al piragüismo y al descenso en kayac, la integración de personas con movilidad reducida a estas disciplinas pasa por el uso de embarcaciones adaptadas a sus necesidades, amén de los cascos y chalecos y remos y el resto de los elementos que terminan de alistar el equipo de turno, que también son retocados y amoldados a su deficiencia.
Buceo, vela, escalada, barranquismo, esquí, bici… no hay deseos frustrados o sueños deportistas imposibles, si realmente se tienen ganas y medios para seguirlos. Raquel Alejandre, alpinista invidente de Jaca y afiliada de la ONCE, resulta un claro ejemplo de esta persistencia y constancia, al convertirse en la primera invidente en encumbrar el Midi d’Ossau, el Naranjo de Bulnes y el Torrecerreda.
Acercando el ocio deportivo a todas las personas
El deporte es una medicina para la salud. Una vacuna positiva contra el tedio y el sedentarismo. Una cura que inyecta fortaleza y bienestar dosifica calidad de vida, convierte el tiempo libre empleado en una inversión de lo más rentable y gratificante.
Cuando se trata de deportes con riesgo, todo eso se multiplica por cien de adrenalina y calorías quemadas a tope y ganas de devorar el mundo. Y cuando se trata de personas con discapacidad amantes de los deportes de riesgo, el carpe diem está servido.