¿Sabía que el 20% de la población mundial necesita prevenirse contra algún alérgeno por tener alergia a algo? Eso afirma la Organización Mundial de la Alergia.
Como cada 8 de julio, la comunidad internacional conmemora el Día Mundial de la Alergia, un efeméride pensado para concienciar a la población de la importancia de educar sobre la prevención de las enfermedades que causan las alergias, y recalcar la importancia de investigar, incentivar y apoyar esas iniciativas que buscan descubrir tratamientos nuevos y más efectivos que mejoren la calidad de vida de las personas que las sufren.
¿Qué es la alergia?
Hablar de alergia implica aludir a una reacción diferente del organismo frente a ciertos factores externos. Una respuesta alterada y exagerada que aparece ante un alérgeno o antígeno, que bien puede ser alimento o sustancia e incluso climatología.
Exposiciones externas que, en cualquier caso, son diferentes y extrañas a los propios componentes del organismo, produciendo con su actuación y activación alérgica una serie de diversos síntomas adversos a la salud.
Inofensivos por sí solos (a priori) tales antígenos o alérgenos suelen afectar a personas genéticamente susceptibles o predispuestas, ya que su sistema inmunológico genera mecanismos inflamatorios como respuesta a la presencia de esas sustancias que lo sobresaltan.
Son mecanismos determinados por un anticuerpo, por cierto, mecanismos inflamatorios que despiertan como respuesta al alérgeno, tal y como ocurre con la inmunoglobulina E o IgE, sin ir más lejos.
Tanto el asma como la rinitis alérgica constituyen las dos enfermedades alérgicas más prevalentes hoy en día, y encima a nivel internacional, con manifestaciones porcentuales que superan los 300 millones de personas con asma, con el 80 por ciento de ellas presentando asimismo síntomas de rinitis.
Estas dos alergias implican un importante problema de salud, ciertamente, y así lo advierte la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés de World Allergy Organization), ya que no solo afectan notoriamente la calidad de vida de los pacientes, que también; sino que además ocasionan altos costos al sistema sanitario de los gobiernos nacionales.
Así, y según el mismo organismo internacional de la WAO, la alergia alimentaria supone el 4 por ciento del total de las consultas de alergias mundiales; los datos de la entidad registran un aumento de las reacciones adversas a medicamentos de un tiempo a esta parte, señalándolo de hecho como una de las causas de este notorio incremento percibido en los últimos años.
Un tipo de alergia que puede manifestarse en cualquier parte del organismo, dicho sea de paso; ya sea en la piel, en el aparato respiratorio o en el aparato digestivo, llegando a causar a veces un shock anafiláctico o reacción generalizada de colapso. Toda una urgencia médica que pone en jaque y peligro la vida de quien lo sufre si no recibe rápidamente una atención médica adecuada.
La alergia, esa afección clínica que padece más del 20 por ciento de la población
La alergia en sí es una patología que representa uno de los principales problemas de salud al que se enfrentan buena parte de los países; una enfermedad con una alta prevalencia poblacional que va en incremento, a la vista del estilo de vida de la sociedad de hoy, la alimentación de la gente e incluso los factores ambientales entre los que habitan… y eso por mencionar unas cuantas exposiciones directamente implicadas en este incremento de las alergias, que ya es verdaderamente preocupante.
Tal y como refleja la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades alérgicas se encuentran entre las seis patologías más habituales y frecuentes, actualmente; una incidencia que la WAO ha reafirmado, señalando que en torno a una quinta parte de la población mundial tiene alergia a algo.
He ahí la importancia de conseguir evitar que los alérgenos aumenten, a fin de disminuir la inflamación continua que causa la alergia, frenar el desencadenamiento de síntomas agudos, y reducir el desarrollo de nuevas alergias, en favor de quienes no la sufren, por un lado, pero también para evitar que los ya alérgicos sumen otra alergia más a su historial.
El futuro de la alergia pasa por una mayor capacidad de afectación entre la gente y, por tanto, un empeoramiento de la sociedad ante su exposición; así lo reflejan los datos predictivos de la WAO, cuyas estimaciones indican que la mitad de la población estará afectada por alguna alergia para 2050, siendo que actualmente más de 400 millones de personas en todo el mundo ya padecen algún tipo de enfermedad alérgica.
No obstante, lo peor de la alergia es, seguramente, las consecuencias sanitarias que provoca en el paciente. Algo que claramente se percibe en los trastornos alérgicos, esos que afectan a la piel y que son de la talla de la urticaria, la dermatitis atópica, las dermatitis por contacto y el angioedema hereditario. Y es que todas ellas castigan a la persona alérgica con un importante deterioro con el que deben lidiar en varios frentes a la vez, desde el nivel de la salud hasta el desarrollo psico-social y su propia calidad de vida.
Teniendo todo esto en cuenta, los consejos que tanto repiten los especialistas a las personas con alergia resultan muy útiles, ciertamente, y más cuando seguirlos equivale a evitar la exposición a esos agentes alérgenos que incentivan los síntomas.
¿Como cuáles? Intentar no estar en contacto directo con ciertos agentes alérgenos, por ejemplo, véase el polen o el polvo, los ácaros o los pelos de animales, algunos alimentos e incluso ciertos fármacos.
De igual forma, los médicos aconsejan que a quienes le han diagnosticado una alergia deben mantener una buena higiene en casa, evitando eso sí el uso de ciertas sustancias químicas, ya que está demostrado que pueden desencadenar los accesos alérgicos.
Una recomendación profesional que pasa asimismo por mantener un control médico con el especialista de turno, siendo importante que la persona afectada cumpla a rajatabla el tratamiento prescrito, suministrado según cada caso.
Otro consejo muy reiterado entre los expertos en la materia subraya la necesidad de evitar practicar esos ejercicios considerados de alto impacto durante la época de polinización, ya que hacerlo les puede acarrear serios trastornos al sistema respiratorio, sobre todo a quienes padecen de asma.
Por su parte, en el caso de personas alérgicas que tienen intolerancia a ciertos alimentos, por ejemplo, los médicos suelen aconsejarles un rápido e inmediato cambio de dieta, sustituyendo los alimentos peligrosos por otros que no entrañen un riesgo extra para su salud.