Baja en calorías y con un aporte mínimo de grasas, la dieta proteica ayuda mucho a perder peso. ¿Pero en qué consiste y cuáles son sus pros y contra?

Si algo rebosa internet es de propuestas dietéticas sanas e insanas, válidas y peligrosas, presentadas siempre según el objetivo propuesto. La dieta hiperproteica es una de estas apuestas para ponerse en forma, con la salvedad de que cuenta con el beneplácito de la mayoría de los nutricionistas y demás especialistas de la alimentación.

Pero no es oro todo lo que reluce, y toda dieta puede llegar a ser dañina si se emplea de forma incorrecta, por inofensiva que parezca.

Así que en el presente artículo le explicamos cuáles son las consecuencias reales de automedicarse con una dieta hiperproteica: cuáles son sus beneficios y cuáles sus riesgos.

¿Qué es la dieta hiperproteica?

Buscar dieta hiperproteica es toparse con una opción efectiva y muy interesante para bajar peso con rapidez y seguridad, preservando en el proceso la masa muscular que ya se tenía y, más importante aún, sin tener que preocuparse por un posterior efecto rebote, ya que el peso perdido, escaldado entre  pocas calorías y un aporte mínimo de grasas,  se mantiene  en el tiempo.

Frente a la obesidad, que ya se ha convertido en una pandemia mundial y silenciosa en toda regla, con más de 2,8 millones de personas muriendo al año por sobrepeso u obesidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la dieta hiperproteica se yergue como una de las mejores y más efectivas propuestas dietéticas para evitar los factores de riesgo de acabar sufriendo enfermedades cardiovasculares a la larga, como así representan tanto el sobrepeso y, en mayor medida, la obesidad.

Estas dos últimas son más común en hombres que en mujeres, acumulando más afectados conforme aumenta la edad; y también son culpables de incrementar las papeletas para una hipertensión arterial, una diabetes y un hipercolesterolemia.

Siguiendo la misma línea de precaución de estas patologías, puede decirse que la dieta hiperproteica es capaz de combatir los problemas de salud arriba mencionados, según consenso de profesionales sanitarios, por supuesto, siempre y cuando vaya acompañada de una buena y bien regulada actividad física.

Los expertos de Sanitas, por ejemplo, afirman que la dieta proteica o de aporte proteico es una buena opción para bajar de peso de manera segura y rápida, si bien advierten que debe seguirse bajo control médico.

¿Cuáles son las ventajas principales de la dieta proteica?

En opinión de los especialistas, entre los beneficios más sonoros de esta fórmula dietética de adelgazamiento figura la ausencia de sensación de hambre, la pérdida rápida de peso, la garantía de ser un método seguro, la preservación de la masa muscular, e incluso la rápida normalización de alteraciones clínicas y biológicas.

Para captar el alcance de todas estas ventajas basta remitirse a las explicaciones de los especialistas, esta dieta proteica tiene un tratamiento que se divide en seis etapas completas.

Durante las dos primeras fases, el paciente abandona la ingesta de los alimentos que tomaba y se nutre con productos proteicos elaborados en específico para esta dieta en concreto, acompañándolos eso sí de un suplemento de minerales y vitaminas, y de todas las verduras permitidas en esta opción nutricional.

No es hasta la tercera fase cuando una persona que sigue la dieta proteica debe empezar a ingerir productos del resto de los diferentes grupos alimenticios, haciéndolo poco a poco, eso sí. ¿Y por qué?

Según insisten los expertos, el objetivo no es otro que lograr que «el paciente consiga su peso ideal y, sobre todo, adquiera hábitos alimenticios saludables que le ayuden a no recuperar el peso perdido».

La dieta proteica también cuenta con numerosas ventajas estéticas, desde un rejuvenecimiento cutáneo y una esculturización de la silueta corporal, por ejemplo, hasta una evidente mejoría en la celulitis y una mejoría moderada de la flacidez, sin ir más lejos.

¿Cuáles son los peligros esta dieta?

En uno de los artículos difundidos por Elsevier, diferentes profesionales esbozaron el cuadro de los Efectos metabólicos, renales y óseos de las dietas hiperproteicas’, situando a esta opción segura de adelgazamiento en el papel de regulador del ejercicio, indicando que la dieta proteica no carece de riesgos y de preocupación, como ocurre con quienes consiguen el efecto contrario con esta dieta; así, no solo no logran adelgazar, sino que encima van a peor.

«Tradicionalmente, las dietas hiperproteicas se han asociado a una mayor ingesta de grasas debido a que, en la mayoría de las dietas occidentales, elevadas ingestas proteicas vienen asociadas a un mayor consumo de productos cárnicos, en las que las grasas animales son abundantes».

El problema aparece cuando la dieta proteica se suministra puntualmente, sin continuidad, abandonando en el camino esas fuentes lipídicas que tanto ayudan a propiciar el descenso de la energía total ingerida, reduciendo así el acúmulo de grasa, favoreciendo la pérdida de peso y, en conjunto, mejorando el perfil lipídico plasmático general del organismo. Puntos clave en la receta que además permite respaldar la protección ante futuras enfermedades renales y coronarias.

Asimismo, dietéticos y nutricionistas además de otros facultativos advierten una y otra vez del peligro que entraña consumir proteínas, ya que ello también podría tener un efecto renal adverso. Y sí, aunque la evidencia científica no es muy esclarecedora en este punto, precisamente, no son pocos los profesionales que consideran que al alcanzar tal nivel de ingesta excesiva y descontrolada se está permitiendo que disminuya la densidad mineral ósea. Eso sin contar con que ese exceso también podría incentivar la aparición del daño renal; y todo al incrementar la presión glomerular, básicamente, ya que eso podría provocar una hiperfiltración renal.

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