Partimos de la base de que todos los que hablamos y trabajamos sobre el tema buscamos como objetivo último el bien del menor. Y nos enzarzamos en una batalla dialéctica sobre segregación, sobre falta de recursos, sobre falta de formación donde los mayores damnificados son, en el caso de la escolar, los alumnos con discapacidad.
Todos quieren tener la razón, todos creen tener la solución, y mientras tanto una parte importante del alumnado con discapacidad no es atendido adecuadamente, perdiendo un tiempo precioso, un tiempo fundamental, un tiempo vital, un tiempo que no vuelve y, por desgracia, difícilmente recuperable (por no decir imposible).

Los centros de educación especial vienen prestando un servicio esencial a la atención de este alumnado desde hace un montón de años, mejorando y ajustando su atención para conseguir la mayor inclusión posible de este alumnado, trabajando para ello tanto la parte académica como la curricular.Y nos dedicamos a demonizar estos centros, para hacer notar (cosa que defiendo) que los centros ordinarios tengan los recursos necesarios para atender a este alumnado.
Y como decía, el tiempo sigue pasando inexorablemente para ellos, sin ser atendidos de la forma adecuada, rechazando en muchos casos la atención especializada de los centros de especial, muchas veces por las etiquetas, otras por los «títulos»…¿Y quién sale perdiendo? Que cada uno saque sus propias conclusiones…
Enrique Fernández
Activista por la Educación Especial y la Pedagogía Inclusiva