Los golpes de calor pueden darle un revés al sistema circulatorio de la sangre de las personas mayores.
Las altas temperaturas vuelven más delicado al sistema circulatorio del organismo, ya que este tiende a perder más líquido del habitual, por lo que el calor equivale muchas veces a una puerta entreabierta por la que se cuelan diversos problemas de salud, especialmente perjudicial para las personas de avanzada edad.
¿Cuáles son los problemas circulatorios de los mayores que derivan del calor?
Mareos y síncopes, ante todo, y golpes de calor que responden a un aumento del estado de deshidratación. Ello explica la reiteración de médicos y especialistas al aconsejar a las personas mayores que tomen ciertas precauciones ante el azote de las altas temperaturas, con el fin de proteger su salud cardiovascular; una actitud precavida y esencial sobre todo para aquellas que sufren cardiopatías y, por tanto, están más expuestas a los riesgos externos y medioambientales.
Ahora bien, al decir que el sistema circulatorio se vuelve más vulnerable con la llegada del calor nos referimos, básicamente, a que el líquido que pierde el organismo, que se deshidrata a un ritmo más acelerado del habitual, reduce la cantidad de líquido que se encuentra en el torrente circulatorio.
La mala circulación es, por tanto, un peligro que se debe evitar. Y más ante la perspectiva de esta disminución, por cierto, ya que a su vez origina una vasodilatación en el sistema arterial, provocando en el riego sanguíneo una circulación más lenta. En palabras de David Curto, director Médico, Calidad e Innovación de Sanitas Mayores, el calor también llama a la tensión arterial de las personas mayores.
“Con el calor se producen alteraciones en el mecanismo termorregulador que intenta, a través del sudor y la dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, que la temperatura corporal disminuya. Además, también se pueden producir mareos, síncopes o golpes de calor derivados de un aumento del estado de deshidratación o el debilitamiento de la tensión arterial”.
Los expertos de la entidad, de hecho, han vuelto a advertir sobre el calor como desencadenante de la mala circulación en las personas de avanzada edad, alertando acerca de los síntomas y riesgos que ello puede suponer para la salud; unas altas temperaturas que llegan a agravar las enfermedades cardiovasculares ya existentes.
¿Cuáles son las señales que más alertan de este peligro en la circulación?
El signo más común de la mala circulación es la hinchazón de las extremidades, algo que principalmente afecta a las manos y a los pies, saltando enseguida a la vista. Las varices en las piernas, por su parte, constituyen otra señal de alerta de una mala circulación sanguínea entre los mayores, más cuando el calor puede empujar fácilmente a la dilatación de tales varices, causando que estas venas hinchadas y retorcidas multipliquen exponencialmente su volumen.
Tampoco se debe desoír a esa sensación de frío y hormigueo en los miembros, ya que el calor causa que la sangre circule con más lentitud, enlenteciendo el retorno venoso; lo que es otro plus en el riesgo de una mala circulación, por descontado, ya que las manos y los pies reúnen en sus extremidades muchas terminaciones nerviosas, que de por sí provocan que a la sangre le cueste más llegar a esas zonas, perdiendo cierta temperatura corporal en el proceso.
Cabe aclarar, por otra parte, que se produce una sequedad en algunas partes del cuerpo cuando la sangre no circula bien y no consigue alcanzar las zonas más superficiales; en forma de heridas o rozaduras, son las llamadas erupciones en la piel, y aparecen en piernas, tobillos y pies, principalmente.
Otro síntoma al que las personas, mayores o jóvenes o gente de cualquier edad, a decir verdad, deben estar atentos, es el debilitamiento del pelo y las uñas; y es que, si bien no es muy frecuente, la mala circulación sí puede causar que el pelo y las uñas se vuelvan quebradizos, respondiendo claramente a una notable falta de nutrientes y vitaminas.
¿Cómo mantener una buena circulación en el riego sanguíneo?
Según detallan los expertos en una lista de recomendaciones contra el calor, vestir una ropa ligera, cómoda y transpirable equivale a usar una capa de prevención y protección frente a la mala circulación, igual que practicar ejercicio físico a diario, realizarse masajes con regularidad, y optar por seguir una dieta equilibrada.
Unas recomendaciones en las que también figura el mantener las piernas elevadas durante media hora, como mínimo, y darse duchas en la zona, alternando agua caliente con agua fría. Por supuesto, tampoco está de más acudir al médico con regularidad, y más si uno sufre alguna enfermedad cardiovascular, siendo muy importante mantener un control, seguimiento y ojo vigilante sobre la evolución de esta dolencia.