Un estudio realizado en más de 300 ciudades europeas revela las insuficientes necesidades respecto a colectivos vulnerables en sus planes de cambio climático.
Acuerdo de París de 2015: «tratado internacional sobre el cambio climático que estableció la obligatoriedad de realizar evaluaciones periódicas sobre el progreso en la adaptación al cambio climático» y que actualmente se está realizando una evaluación global para cuantificar su implementación, deja, sin embargo, algunas cuestiones a resolver.
Todo gira en torno a «si está siendo suficiente y si las ciudades están mejorando o no en su proceso de adaptación a los impactos derivados del cambio climático». En este sentido, un estudio publicado en la revista Nature Urban Sustainability, con la investigadora Marta Olazabal a la cabeza, sacó a la luz que «solo 167 ciudades europeas de una muestra representativa de 327 contaban con planes completos de adaptación urbana a finales de 2020: son en su mayoría ciudades del Reino Unido, seguidas de ciudades de Polonia, Francia y Alemania».

Índices para evaluar la calidad de los planes de adaptación urbana en relación con seis principios
Así, y merced a seís ítems: 1.) impactos y riesgos potenciales en el ámbito local; 2.) objetivos de adaptación; 3.) medidas de adaptación; 4.) detalles sobre la implementación de medidas de adaptación; 5.) seguimiento y evaluación de las medidas de adaptación; y 6.) participación social en la creación del plan, los investigadores buscan medir el impacto real en las políticas en los colectivos más desfavorecidos.
Ejemplo práctico de un plan contra el cambio climático
Como ejemplo práctico, la muestra refleja que «si una ciudad identifica que es vulnerable ante el aumento de las olas de calor, lo que pone en riesgo especialmente a las personas mayores, un buen plan deberá también diseñar e implementar medidas específicas relacionadas con el calor dirigidas a las personas mayores, y establecer mecanismos para evaluar si el riesgo que supone el calor para las personas mayores se ha reducido tras la implementación de las medidas correctivas».

«Nuestros hallazgos coinciden con lo que otros investigadores están observando en otras regiones del mundo, lo que significa que, entre otras cosas, se necesitan más recursos y un mayor apoyo de los gobiernos regional y nacionales para ayudar a las ciudades en este contexto», declara la investigadora Marta Olazábal
Una conclusión clara que anima a seguir trabajando en beneficio de las necesidades de los colectivos vulnerables
Como colofón, la Dra. Olazabal asegura que «los objetivos de adaptación claros y específicos para cada ciudad y los planes coherentes facilitan una buena implementación, algo que, en última instancia, las ciudades no están consiguiendo», zanja la investigadora.
«Los objetivos de adaptación claros y específicos para cada ciudad y los planes coherentes facilitan una buena implementación, algo que, en última instancia, las ciudades no están consiguiendo»