El cáncer de cuello uterino duplica su tasa en mujeres con enfermedades mentales

0

Cien por ciento prevenible y causante de miles de muertes al año en todo el mundo, sin embargo, el cáncer de cuello uterino conmemora hoy su Día Internacional.

Después de ver qué es el cáncer uterino y tras conocer cuáles son sus síntomas, causas y tratamientos, toca hoy hablar de los miles de efectos que la enfermedad deja a su paso, pese a ser el único cancerígeno que actualmente puede prevenirse con una vacuna.

El Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino reclama más equitatividad sanitaria

Hablamos de un tumor maligno que puede detectarse con solo someterse a un examen molecular, por cierto; y que dispone de un diagnóstico que, de llegar a dar positivo, permite un tratamiento personalizado, acorde a la fragilidad del paciente. Una enfermedad que, si bien en España deja dos muertes al año por cada 100.000 habitantes, por ejemplo, en el África subsahariana es todo lo contrario, y hasta acumula una tasa de mortalidad de 20,8 muertes por cada 100.000 habitantes, tal y como denuncian desde la Fundación Recover.

Y es que pese a estar controlada en las regiones desarrolladas, sigue siendo una patología muy presente en muchos países, especialmente en aquellos con ingresos bajos y/o medios, razón por la que tiene su propio epígrafe en la estrategia global de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien la plantea como un problema de salud a eliminar entre las mujeres.

En sus líneas, de hecho, el organismo sanitario de la ONU recoge que es el segundo cáncer más diagnosticado entre el colectivo femenino de todo el mundo, con 342.000 muertes al año, según estimaciones; y una incidencia que en 2020 superó los 604.000 nuevos casos registrados, mismamente. Así, la OMS recomienda que al menos el 70 por ciento de las mujeres se sometan a pruebas de detección de la enfermedad una vez antes de cumplir los 35 años, y eso como mínimo, siendo dos las consultas que aconseja realizar antes de los 45.

El problema de esto, no obstante, vuelve a ser la desigualdad en la atención sanitaria que impera en muchos países; disparidad que constituye uno de los principales obstáculos a la hora de combatir y erradicar la enfermedad, y en eso coinciden los expertos.

Conscientes de este obstáculo, investigadores del Instituto Karolinska, en Suecia, se han volcado en la tarea de averiguar qué grupo de mujeres se encuentran en más alto riesgo ante el cáncer de cuello uterino, señalando en este sentido a las que necesita atención adicional. ¿El objetivo? Poder avanzar en la eliminación de este tumor, esencialmente, y así lo admiten en una reciente publicación del ‘Lancet Public Health’.

Según revelan sus datos, son las mujeres que sufren alguna enfermedad mental las que más desprotegidas están ante este tumor en el útero, igual que las féminas que abusan de sustancias y aquellas que tienen cierta discapacidad neuropsiquiátrica. ¿Y por qué?

Debido a que acumulan menos probabilidades de llegar a someterse a pruebas de frotis ginecológicas que detecten su cáncer de cuello uterino, si es que lo tienen, por lo que corren el doble de riesgo de desarrollar la enfermedad o incluso más, según defienden los autores del trabajo.

Cuando la igualdad en la sanidad puede marcar la diferencia en la eliminación y control de una enfermedad

Tal es la razón, de hecho, por la que los investigadores hayan catalogado como importante la necesidad de acercarse proactivamente a estas mujeres, subrayando la acción como una medida preventiva contra este cancerígeno en cuestión.

«Nuestro estudio identificó un grupo de alto riesgo que necesita atención adicional si queremos tener éxito en la eliminación del cáncer de cuello uterino», y así lo expresó Kejia Hu, una de las autoras del ensayo e investigadora postdoctoral en el Instituto de Medicina Ambiental del Karolinska Institutet.

Observacional y realizado durante años, en el estudio colaboraron más de cuatro millones de mujeres de Suecia, nacidas entre 1940 y 1995. Una población muestrario en la que el equipo de científicos calculó el riesgo de cáncer de cuello uterino, por un lado, y las lesiones cervicales precancerosas, por otra parte, así como la participación de ellas en programas de detección de cáncer de cuello uterino.

De esta manera, los autores pudieron seleccionar a esas mujeres diagnosticadas oficialmente con una o varias enfermedades mentales, discapacidad neuropsiquiátrica o abuso de sustancias, y compararlas con mujeres que no tenían tales diagnósticos realizados por un especialista.

«Nuestros resultados sugieren que las mujeres con estos diagnósticos participan menos en los programas de detección, al mismo tiempo que tienen una mayor incidencia de lesiones en el cuello uterino», aclaró la doctora Kejia Hu. Por tanto, de todo ello «se deduce que tienen el doble de riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino».

Además, los investigadores también observaron que, si bien había un riesgo elevado para todos los diagnósticos, la mayor asociación de este peligro persistía en quienes habían tomado y abusado de sustancias. ¿Qué sugiere todo esto, entonces?

Que «las mujeres con enfermedades mentales deberían ser más conscientes de la necesidad de someterse a exámenes ginecológicos regulares», en palabras de Karin Sundström, otra de las científicas implicadas en el ensayo e investigadora principal del Departamento de Medicina de Laboratorio del Instituto Karolinska, quien no dudó en matizar que ello «reduciría su riesgo de cáncer».

Del mismo modo, y a juicio de esta facultativa, «si los profesionales de la salud son más conscientes del riesgo de cáncer en estas pacientes, pueden intensificar las medidas preventivas y considerar cómo se podrían entregar a los pacientes potencialmente desatendidos», y así lo remachó la experta.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí