¿Sabía que uno de cada cien niños nace con cardiopatías congénitas? Son enfermedades que ponen en jaque el desarrollo del corazón? según consenso médico.

Pieza central del sistema circulatorio y encargado de impulsar la sangre a todo el cuerpo, con la ayuda de los vasos sanguíneos, el corazón es uno de los órganos que antes empiezan a desarrollarse a partir de la embrionaria capa mesodermo, más concretamente entre los días 16 al 18 después de la fecundación, justo cuando un embrión empieza a formarse. Un sistema cardiovascular embrionario que, en suma, da comienzo a partir de la tercera semana de gestación.

Porque conocer cómo se genera el desarrollo del corazón puede ayudar a tratar y prevenir con mejor y mayor eficiencia las enfermedades cardíacas

Ahora, un equipo de investigadores pertenecientes al Centro de Medicina Molecular de Colonia, en Alemania, ha descubierto que los seres humanos traen incorporado un circuito especializado de traducción del ARNm, el cual predetermina la competencia para la formación del corazón en una fase temprana del desarrollo embrionario, y así lo han dado a entender en la científica revista ‘Science Advances’.

De esta manera, si bien es de consenso científico que la creación cardíaca cobra prioridad durante las primeras fases de la embriogénesis, se sabía más bien poco del programa regulador que controla la priorización del desarrollo del corazón hasta ahora.

Durante la realización del trabajo, el equipo involucrado indagó acerca del modo en que se regula la priorización del desarrollo del corazón a nivel molecular. Algo que, como resultado, les llevó a darse cuenta de que la proteína RBPMS, la cual hace de unión a ARN con empalme múltiple, por cierto, es la que toma la decisión de fabricar el corazón, gracias a que programa la traducción del ARNm, y así aprobar la futura elección del destino cardíaco.

Y es que comprender mejor el desarrollo cardiaco humano es esencial, tanto para determinar los principios fundamentales de la autoorganización del corazón humano, como para desvelar dianas moleculares, de cara a futuras intervenciones terapéuticas causadas por enfermedades cardiacas congénitas, especialmente aquellas que aparecen en la edad adulta.

El corazón, de hecho, es el primer órgano funcional que se forma en el embrión, por lo que cualquier anomalía en las decisiones tempranas sobre el destino de las células, esas que se precisan para que el desarrollo del corazón empiece a cobrar cuerpo, tiene consecuencias catastróficas, ya sea en forma de un sufrimiento de nacimiento con el que se convive de por vida, debido a cardiopatías congénitas, o bien en forma de una interrupción del embarazo.

Es más, el 30 por ciento de los embriones humanos en desarrollo terminan antes de implantarse en el útero, aproximadamente, mientras alrededor del 25 por ciento acaban fracasando directamente durante la transición de la fase temprana en la que el embrión empieza a diferenciar linajes celulares distintos; es la llamada gastrulación, por cierto, etapa diferenciada de la organogénesis, esa fase que dura hasta el nacimiento y causa que todos los tejidos y órganos se formen y maduren.

El desconocimiento sobre todos los procesos del desarrollo del corazón se explica en el temprana e ignorada formación de este órgano

Conscientes de que uno de cada cien niños presenta cardiopatías congénitas al nacer, buena parte de las cuales se deben a causas desconocidas, dicho sea de paso, los investigadores pugnaron por descubrir el programa regulador que subyace al desarrollo del corazón, y para ello utilizaron modelos basados en células madre embrionarias que recapitulan las decisiones del destino cardíaco humano, más exactamente en una placa en condiciones químicamente definidas.

¿Cuál es el objetivo de este enfoque?

Trabajar con los modelos más precisos y cercanos a la biología humana, por un lado, y reducir al mínimo los experimentos con animales, por otra parte. Un uso de modelos derivados de células madre humanas que permitió al laboratorio identificar atributos específicos del ser humano, los cuales pueden ser drásticamente diferentes al que presentan otros animales.

Una emulación concebida artificialmente que tuvo como resultado el organoide, una especie de “minicorazón” que permitirá estudiar la fase más temprana de desarrollo del corazón, primero, y facilitará la investigación de enfermedades cardíacas, después, representando un avance óptimo de este órgano incluso en esas primeras semanas de concepción, cuando la mujer aún no es consciente siquiera de que está embarazada.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí