El glamur de la diversidad humana

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Nuria del Saz para ElDiario.es 9 de junio de 2023

“Jugando a ser mayor como Barbie seré…”. Así decía el lema de mi primera Barbie en los ochenta, porque yo fui una niña de Barbies, pero también de Clicks y Airgamboys. Que tenía un cuerpo ideal… ahí radicaba el ensueño. Mi genética nunca me daría esas piernas largas y esbeltas. No me preocupaba lo más mínimo, porque las muñecas sirven para jugar y hacerte soñar.

Pero por qué no, las muñecas también pueden reflejar nuestra realidad y ayudar a autoafirmarnos. De hecho, no fui consciente de esa necesidad hasta que no escuché el comentario de una compañera que había adoptado a una niña en China. Se lamentaba por no encontrar ninguna muñeca que tuviera los rasgos como su hija. Me sorprendió, honestamente, porque recordaba que, al menos en los ochenta, Famosa tenía muñecas negritas y con rasgos orientales.

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