Definida como la probabilidad de sufrir un evento o enfermedad vascular, el riesgo cardiovascular es la alerta que Europa repite cada 14 de marzo.
Las ECV o enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial, según la OMS u Organización Mundial de la Salud, dejando anualmente más de 17 millones de fallecidos, lo que equivale a un reguero con un tercio de personas muertas, y un rastro aún más mayor de personas vivas afectadas, cerebral o cardiológicamente hablando.
El riesgo cardiovascular, un viaje iniciado en la juventud
Según afirmaciones médicas, la iniciación de una persona hacia lo que en el futuro se manifestará como una enfermedad cardiovascular se origina mucho antes incluso, ya desde la juventud, ya sea por influencia genética o por factores vinculados al estilo de vida, o bien por otro motivo externo al cuerpo.
¿Cómo es posible? Porque la cara interna de la pared arterial, llamada endotelio, va preparándose desde la juventud para formar la placa de ateroma, la cual irá creciendo hasta que, en un determinado momento, se inflamará, se ulcerará.
Y de su ulceración se formará un pequeño coágulo que obstruirá totalmente la arteria en ese punto o, peor, se acabará desprendiendo, infiltrándose en el riego sanguíneo, viajando con la escarlata y vital sustancia y acabar obstruyendo el flujo arterial en otro punto diferente.
Tal circunstancia representa los cimientos sobre los que se edificará la enfermedad o episodio cardiovascular en cuestión, ya sea infarto de miocardio o ictus, acarreando como consecuencia la exposición y vulnerabilidad y amenaza de la vida de las personas afectadas.
Todo ello viene a subrayar la importancia de actuar antes, con prevención, a base de una dieta sana y adecuada y un estilo de vida equilibrado, procurada además desde la infancia.
Según el estudio que analiza la eficacia del Índice de Fuster-Bewat, realizado por el Dr. Fuster en 2017, junto a un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas (CNIC), existen cinco variantes que influyen, y mucho, a la hora de desarrollar el riesgo cardiovascular, el también llamado riesgo de arterioesclerosis subclínica.
¿Y cuáles son esas cinco variantes que respaldan al índice de dicho estudio? La tensión arterial, el tabaquismo, el índice de masa corporal, el consumo diario de fruta y verdura, el peso del propio cuerpo dividido en talla y altura; sin olvidar, por supuesto, la actividad física.
A juicio de los investigadores del autor, la eficacia de este método a la hora de determinar si hay o no RCV es equivalente a la de otros índices más prestigiados, aun cuando este no emplea los datos analíticos, permaneciendo así accesible a que cualquiera lo lea y traduzca y pueda entender si su salud cardiovascular está o no en riesgo.
¿Y cuáles son los factores de riesgo cardiovascular?
La literatura científica coincide en señalar que tanto la edad y la raza como la carga genética son factores de origen inevitable que propician el despertar de episodios o trastornos cardiovasculares, y que conocerlas es importante y así poder actuar mejor en consecuencia, básicamente, valiéndose de ellos para evitar exposiciones extra y modular así el efecto en sí de la patología cardiovascular, en caso de que se produzca.
Es el caso del ictus, con tendencia a presentarse más entre las personas asiáticas; o la hipertensión, frecuente sobre todo en personas de raza negra, o el tabaquismo, hábito que deja una incidencia de ECV tres veces mayor entre sus adictos, en comparación con el resto de las personas no fumadoras.
Así, las posibilidades de acabar padeciendo un infarto de miocardio, por ejemplo, se disparan ante la hipertensión arterial, la obesidad, el sedentarismo, la hiperlipemia, la diabetes, el consumo de drogas, el tipo de alimentación, el estrés y hasta esos tratamientos hechos con anticonceptivos orales. Una lista de peligros a la que también se suma la gripe, la hipercolesterolemia, la proteína C Reactiva, la frecuencia cardiaca basal, conformando estos últimos los marcadores más asiduos de riesgo cardiovascular.
Por tanto, hacer ejercicio físico y seguir con regularidad una dieta saludable, como la mediterránea, mismamente, es la contraoferta que médicos y expertos lanzan en este Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular, haciéndolo en forma de recomendación y medidas a adoptar por todas las personas que realmente estén interesadas en combatir el riesgo cardiovascular y, por consiguiente, para luchar también contra sus episodios o enfermedades.
Protegerse contra la diabetes, la hipertensión, la obesidad e hipercolesterolemia, son medidas que, además, minimizan el estrés y el ánimo.
Los especialistas apuntan, asimismo, que las mujeres mantienen el mismo grado de exposición frente a la ECV en comparación con los hombres, algo que se mantiene incluso con la menopausia de por medio; de modo que ambos sexos acumulan el mismo índice de riesgo cardiovascular, requiriendo por consiguiente los mismos derechos y cuidados a las patologías que puedan llegar a desarrollar.