La endometriosis es una enfermedad crónica y progresiva con dolorosos síntomas, causas imprevisibles y sin tratamiento eficaz.
La endometriosis afecta a una de cada diez mujeres en edad fértil a nivel mundial, generando con su aparición un descenso en picado en la calidad de vida de quien la sufre. La enfermedad tarda una media de ocho años en ser diagnosticada e impide mantener relaciones sexuales satisfactorias por el dolor que produce en la paciente.
La endometriosis, el diagnóstico tardío que todo lo cambia
Coincidiendo con el día mundial de la Endometriosis, hoy, 14 de marzo, les presentamos una patología huérfana de unidad multidisciplinar en el ámbito sanitario que produce un dolor sordo, crónico, dado que el endometrio, tejido que crece fuera del útero asola otras zonas del aparato reproductor y produce dolor en los ovarios pelvis o en las trompas de Falopio.
Un tejido que aparece fuera de la cavidad uterina y cuyos síntomas varían en función de cada mujer y de su edad.
Esta es una patología que verdaderamente demanda más investigación científica y el abordaje multidisciplinar sanitario. Ni siquiera la medicación especial, prescrita por los especialistas, logra disipar el dolor de la endometriosis, haciéndolo cambiar meramente de un dolor insoportable a un sufrimiento permanente.
«La detección precoz es necesaria porque se tarda de media ocho años en diagnosticar», ha lamentado para esta jornada de conmemoración internacional la representante de la Asociación de Afectadas por la Endometriosis en Valladolid, explicando que la falta de diagnóstico temprano permite que «la enfermedad avance imparable, porque no hay cura ni tratamiento eficaz».
¿En qué consiste exactamente la endometriosis?
Según los expertos en la materia, no suele ser frecuente que el tejido endometrial aparezca más allá del aparato reproductor de la mujer ni en la pelvis, si bien si puede recubrirla y afectar a estos.
A veces la endometriosis presenta problemas de fertilidad, pero lo que sí hace siempre es mantener su tendencia a causar un dolor persistente que a veces desemboca en graves ramalazos que, encima, se agudizan aún más durante los periodos menstruales.
Entre los signos y síntomas más comunes de la endometriosis se incluye el dolor en el abdomen y en la región lumbar, dolor al orinar o defecar, dolor tanto al mantener relaciones sexuales como tras ellas… dolor en casi todas sus vertientes.
A ello se suma la fatiga, el estreñimiento, la diarrea, las náuseas e hinchazón, la infertilidad, el sangrado excesivo intermenstrual, la dismenorrea o Períodos dolorosos, con un dolor pélvico que además viene aderezado de cólicos que se presentan antes y después del periodo menstrual, el cual, dicho sea de paso, es abundante y a veces esporádico.
Pero si existe un signo inequívoco de endometriosis es el dolor pélvico, sin duda alguna, un síntoma que a menudo se asocia con la menstruación, con dolores que van a peor con el paso del tiempo.
La endometriosis es un trastorno que, en suma, somete a quien la sufre a diferentes operaciones y a las irremediables consecuencias de un diagnóstico tardío; circunstancia que empeora ante las vacunas contra la covid-19, por cierto, ya que dichos sueros han contribuido a aumentar la intensidad de sus dolores, únicamente, tal y como han advertido muchas de quienes la padecen.
El deseo formulado ante las dos velas amarillas que la conmemoran a nivel internacional, y reiterado una y otra vez entre sus pacientes es simple, directo y descorazonador: «confiamos en que en un futuro se investigue la endometriosis y la calidad de vida de las que la padecemos mejore».
Un deseo comprensible y lógico, más si se tiene en cuenta que los propios especialistas son los primeros en admitir que la endometriosis puede ser una afección difícil de tratar, si bien el control de los síntomas podría mejorar con un diagnóstico temprano, la comprensión del diagnóstico y la intervención a tiempo de un equipo médico multidisciplinario.
¿Cuáles son las complicaciones más habituales de esta patología?
Aún se desconoce la causa exacta de la endometriosis. Sus posibles explicaciones, empero, van desde la menstruación retrógrada y la transformación de células peritoneales, por ejemplo, hasta la transformación de células embrionarias y el transporte de células endometriales; pasando asimismo por una implantación de cicatrices quirúrgicas o un trastorno del sistema inmunitario.
Sin olvidar, por supuesto, la influencia de ciertos factores de riesgo como la menopausia en una edad avanzada, el inicio de la menstruación en una infancia muy temprana, e incluso el hecho de no haber dado a luz.
Aunque la endometriosis suele desarrollarse varios años después del inicio de la menstruación, por norma general, el embarazo es un factor que puede conseguir mejorar temporalmente los síntomas de esta enfermedad, curiosamente, pudiendo darse el caso de que sus signos desaparezcan por completo con la menopausia.
Y aunque el deterioro de la fertilidad es La principal complicación de la endometriosis, tanto así que se estima que entre un tercio y la mitad de las mujeres con esta dolencia manifiestan dificultades para quedar embarazadas, el consejo reiterado de los médicos a pacientes con endometriosis es concebir lo antes posible, especialmente porque la afección puede empeorar con el tiempo.