Patológica y reumática, la espondiloartritis axial se decanta más por las mujeres y tiende a no dejarse detectar por ninguna radiografía. ¿Pero de qué trata?

Si algo ha evidenciado la ciencia y la opinión médica o autoexperimental a lo largo de muchos y extensos estudios sobre el tema, es que la espondiloartritis axial suele diagnosticarse tardíamente, ya se trate de hombres o mujeres; una atrasada detección que, eso sí, se acentúa aún más en el caso de ellas. ¿Pero de qué trata exactamente esta condición clínica?

Cuando médicos e investigadores captan la relevancia de empoderar a los pacientes con esta afección

Hablar de espondiloartritis axial es aludir a una enfermedad reumática que puede ser no radiográfica si sus lesiones patológicas juegan al escondite con las radiografías más simples, de modo que se transforma en espondilitis anquilosante cuando los daños que genera sí empiezan a aparecer en esos mismos niveles radiográficos.

La espondiloartritis axial posee muchos, no, muchos síntomas; muy diversos, además, que encima cambian su modo de manifestarse en función de si la persona afectada es hombre o mujer, si bien existen algunos signos que sí son comunes en ambos sexos. Así, las pacientes con esta afección presentan dolores más difusos e inflamación de las extremidades o zonas periféricas, algo que no suele darse mucho entre los hombres.

Otro punto en el que los investigadores coinciden es en la importancia de mantener una vigilancia constante en el desarrollo y evolución de la enfermedad en aquellas mujeres en cinta, siendo que la patología empieza a dar sus pinitos contraproducentes durante la edad fértil, habiendo por tanto muchas pacientes embarazadas y al mismo tiempo aquejadas de la dolencia.

Se dice, de hecho, que es precisamente esta diversidad de manifestaciones sintomáticas del sexo femenino lo que explica el agudizado retraso del diagnóstico de la enfermedad entre las mujeres, aunque sería más justo decir que se debe a la falta de atención médica a tales diferencias, lo que a su vez impide que ellas no accedan con tiempo suficiente al tratamiento adecuado, y así evitarse daños irreversibles.

Por otra parte, las muchas caras que manifiesta esta enfermedad explican por sí solas el por qué es necesario, recomendable incluso, consultar esas sensaciones raras y esas extrañas dolencias del cuerpo con el médico de turno, examinándolas bajo la luz de los conocimientos del especialista en reumatología, en primer lugar, a fin de que pueda confirmar o descartar el diagnóstico.

Los síntomas más frecuentes de la espondiloartritis axial no radiográfica en mujeres

Tanto el dolor como las inflamaciones en pies, tobillos, rodillas, manos, codos y hombros marcan las primeras huellas de esta dolencia en su paso por el organismo, igual que el dolor en las muñecas y la inflamación en uno o varios dedos, o en otras articulaciones. Son señales que, en cualquier caso, tienden a confundirse con los trazos de otras patologías, poniendo trabas a su sanación.

Y es que existe otro grano extra de arena en esta montaña de dificultad de detección y diagnóstico tardío de la espondiloartritis axial, y es, precisamente, la preferencia de la enfermedad para camuflarse entre las señales de evidencia de otras patologías con sintomatología similar, como es el caso de la fibromialgia.

Una barrera extra a la que tampoco ayuda su facilidad para asociarse con dolencias benignas o severas, como la psoriasis, la aparición de enrojecimiento y escamas en codos y rodillas y otras zonas; la osteoporosis, la disminución de la densidad del tejido óseo; las enfermedades cardiovasculares, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, la enfermedad inflamatoria intestinal, o la uveítis o inflamación de la úvea… entre muchas otras patologías, cada una de las cuales también debe ser diagnosticada lo antes posible.

¿La espondiloartritis axial se puede tratar?

Afortunadamente sí, o como mínimo buena parte de ella. Cabe aclarar que los tratamientos que reciben las mujeres con Espondiloartritis axial no radiográfica no difieren para nada del que los especialistas dispensan a los hombres con la misma afección; salvo en el caso de las embarazadas, por supuesto, que exigen otro contexto diferente.

En cualquier caso, la fisioterapia representa la piedra angular de la terapia no farmacológica de este mal reumático, tanto que buena parte de quienes reciben por primera vez un diagnóstico afirmativo de esta condición clínica son derivados a un curso de sesiones fisioterapéuticas.

En el campo de la farmacología, en cambio, es el reumatólogo quien ocupa el papel de especialista encargado en prescribir una terapia basada en el abanico de los medicamentos; estudiando cada caso de forma aislada, primero, y valorando el tratamiento farmacológico que más se adecúe a las necesidades del paciente, después, siempre contando con la preferencia de este último.

La buena noticia, empero, es que existen diversas formas de reducir el impacto de los síntomas de la espondiloartritis axial, pudiendo incluso recuperar mucho bienestar en el camino, dosificado al margen del tratamiento farmacológico.

Claro ejemplo de esto último es la realización de deporte, igual que las terapias rehabilitadoras, ya que ambos han probado sobradamente ser capaces de ayudar a gestionar la rutina diaria con esta enfermedad a cuestas.

Lo que más recomendamos, sin embargo, es acudir a la página oficial de CEADE, la Coordinadora Española de Asociaciones de Espondiloartritis, y entrar en su sección la Espondilitis con Futuro’, para saber más sobre la espondiloartritis axial; ¿y para qué? A fin de conocer en profundidad la patología, y beneficiarse de múltiples consejos orientados a enseñar a los afectados a adaptarse y convivir con esta dolencia.

Y es que la asociación guarda numerosas herramientas diseñadas con ánimos de ayuda y apoyo, amén de que también brinda varios consejos útiles sobre lo que se puede hacer o no para reducir el impacto de la enfermedad en el día a día.

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