De trastorno mental grave a afección a veces incapacitante, la esquizofrenia es muy incomprendida y genera recelo, así que vamos a tomarle las medidas.
La esquizofrenia es un trastorno mental grave que empuja a sus afectados a interpretar la realidad de una forma anormal. Las alucinaciones, confusiones y delirios desatan un cóctel de trastornos graves en el pensamiento de quien lo padece, condicionando también su comportamiento, afectando sin duda alguna y en conjunto el funcionamiento diario de la persona; a veces, incluso, puede llegar a ser una enfermedad incapacitante.
¿Qué es la esquizofrenia?
Decir esquizofrenia es hablar de un trastorno cognitivo que define a una serie de problemas de pensamientos, comportamientos y emociones, según este consultorio médico. Las alucinaciones, las fantasías y/o desórdenes del habla, del pensamiento y del comportamiento motor surgen como principales señales de la enfermedad, implicando una deficiente capacidad de vivir con la misma normalidad que el resto.
Los síntomas son diferentes y en cualquier caso pueden variar con el paso del tiempo, dependiendo del tipo y la gravedad, presentándose en periodos en que remiten o empeoran, si bien algunos de ellos pueden persistir crónicamente.
Al hablar de fantasías, por ejemplo, nos referimos a creencias falsas que no vienen respaldadas por la realidad; un síntoma de esquizofrenia que se produce en la mayoría de los pacientes afectados por este trastorno. Por efecto de dicho síntoma, el paciente de esquizofrenia se atribuye la facultad de percibir y predecir catástrofes; o se cree una personalidad famosa, o víctima de acoso, al traducir erróneamente gestos o comentarios de otras personas.
Las alucinaciones, a su vez, aparecen al sentir como percibido por los sentidos —singularmente, la vista y el oído— lo que no dejan de ser figuraciones. Dentro de este apartado, oír voces suele ser la alucinación más común de las personas con esquizofrenia.
La desorganización del pensamiento, por su parte, se manifiesta en un habla incoherente: un síntoma de esquizofrenia que lleva a los afectados a comunicarse con dificultad y sin eficacia, afectando al discurso e implicando respuestas que poco o nada tienen que ver con la pregunta formulada.
Son raras, pero existen ocasiones en las que, de hecho, el habla está tan desorganizada que provoca lo que psiquiatras y otros especialistas en salud mental llaman «ensalada de palabras«: un aluvión verbal sin orden, concierto ni sentido excepto para quien lo profiere.
Otro síntoma de este trastorno es un comportamiento motor anormal o extremadamente desorganizado, expresado con una conducta infantil aguda y reiterada o una agitación impredecible. ¿Ejemplos de ello? Negativa a realizar tareas rutinarias, movimientos excesivos, respuestas baladíes, rotundo rechazo de cualesquiera instrucciones recibidas, posturas corporales extrañas y/o inadecuadas, etcétera.
¿Qué son los síntomas negativos?
Entre las facetas de estas señales que delatan a la esquizofrenia se encuentran también los denominados «síntomas negativos», llamados así porque generan una limitada capacidad o imposibilidad para vivir con autonomía y normalidad.
Así, las personas con esquizofrenia pueden perder interés por las actividades cotidianas, llegando a descuidar por completo su higiene, retrayéndose socialmente. También pueden parecer desprovistas de emociones a ojos de otros, o incluso carecer de la capacidad de experimentar placer, ya que rehúsan establecer contacto visual y ni su tono ni sus expresiones faciales varían.
¿Cuál es el perfil de afección de este trastorno?
La esquizofrenia suele dar sus primeras señales de advertencia y aparición en torno a los 20 años, en caso de los varones, según confirmaciones de los profesionales cualificados en salud mental, y poco después de pasar esa edad, en el caso de las mujeres.
Una edad bastante delicada para detectar en realidad el trastorno, ciertamente, ya que sus síntomas se camuflan casi perfectamente entre los comportamientos a esperar de cualquier adolescente, léase un menor desempeño en la escuela, falta de motivación, trastornos del sueño, distanciamiento de familiares y amigos, humor depresivo o irritable, etcétera.
Las únicas diferencias claras que psiquiatras y otros expertos en la materia ven entre la esquizofrenia en adultos y en adolescentes es que éstos presentan menos probabilidad de desarrollar ideas delirantes; en cambio sí es más probable que sufran alucinaciones visuales.
¿Puede diagnosticarse esquizofrenia a los niños? Sí, aunque es poco común, tan infrecuente como para los mayores de 45 años.
¿Qué causa la esquizofrenia?
Hoy en día se desconocen las causas de la esquizofrenia, si bien el consenso general entre médicos e investigadores apunta a una combinación de la genética, el entorno y la química del cerebro. Todos parecen coincidir, eso sí, en que existen algunos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desencadenarse el trastorno.
Variantes como los antecedentes de la enfermedad en la familia, complicaciones durante el embarazo y el parto aparecen entre los principales factores de riesgo, junto a la malnutrición o exposición a toxinas o virus que pueden afectar el desarrollo del cerebro del bebé, así como el consumo de drogas psicoactivas o psicotrópicas que alteran la mente durante la adolescencia y la juventud.
Aunque el tratamiento temprano puede ayudar a controlar los síntomas antes de que se desarrollen complicaciones más graves, lo que desde luego puede mejorar el pronóstico a largo plazo, lo cierto es que las personas que padecen esquizofrenia deben recibir tratamiento por el resto de su vida.
¿Cómo se frena o trata este trastorno?
Generalmente, las personas que sufren de esquizofrenia ni siquiera son conscientes de que las dificultades que de repente les asaltan vienen propiciadas por un trastorno mental que demanda atención médica, por lo que muy a menudo son los amigos o la familia quienes, llevados por la preocupación, deben conseguirles ayuda. Y aunque la atención psicológica y psiquiátrica debe ser voluntaria, como toda atención profesional que se precise, la esquizofrenia puede implicar una hospitalización de emergencia, en algunos casos; un internamiento forzoso a partir de una llamada a los servicios de emergencia por un ser querido que da la voz de alarma.
Por otra parte, cabe advertir que los pensamientos y comportamientos suicidas son comunes en las personas con esquizofrenia, por lo que, si saben de alguien con este trastorno, es preciso vigilarlo de continuo y no dejarlo solo nunca, especialmente si ya ha tenido un intento de suicidio. Si bien no existe un método infalible para evitar la esquizofrenia, seguir el plan de tratamiento prescrito puede ayudar a prevenir las recaídas propias de este trastorno, mitigando sus síntomas.