Antes de exponer las catástrofes provocadas por la humanidad en la naturaleza del planeta delimitaré brevemente el contexto social, político y económico con una cita, de un famoso científicoque no era sospechoso de tendencias políticas extremistas, para arrojar un poco de luz sobre lo que ocurre en el planeta y que a pesar su antigüedad es de total actualidad en el actual crecimiento económico globalizado y en la vigente crisis mundial:
«El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas.
El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población» . Albert Einstein.
El aumento de la población de la humanidad, al parecer “imparable” esta arrasando con el medio ambiente del que se sustenta, debido principalmente a los intereses de las multinacionales y a la impavidez cuando no a toda la implicación de los gobiernos, a nivel mundial.
Malthus, en su tratado de 1798, aventuraba que la población crece más rápidamente que los recursos, y por ello predecía que se producirían guerras, epidemias y hambrunas para alcanzar el equilibrio, aunque en teoría con los avances tecnológicos bien empleados (lo cual es mucho suponer dada la experiencia previa) podría contrarrestarse su dramática predicción.
Solo como una metáfora: se cuenta que en una isla del Pacifico aislada a mucha distancia de otras habitadas vivía una tribu de la que sus antepasados que disponían del conocimiento para fabricar grandes canoas (el cual con los años se había perdido), y ya habían calculado que con los recursos disponibles solo podía alimentar, digamos a mil personas, por lo que una vez al año tras ver en cuantos habitantes había crecido la población, digamos en siete, se hacía un sorteo y a los siete que les tocaba se les daba una luna de tiempo para despedirse de sus familiares y con una pequeña barca se adentraran en el mar para no volver.

Según las conclusiones del estudio sobre la huella ecológica mundial que aumentó entre 2005 y 2006 en torno al 2%, del Global Footprint Network (GFN) sito en California que realiza valoraciones del consumo de recursos a escala global, la Humanidad necesita cada año una cantidad de recursos que para ser producidos de forma sostenible tendrían que proceder de un planeta y medio como el nuestro.
«Los datos muestran que demandamos recursos naturales y generamos residuos, como el CO2, a un ritmo que es un 44% más rápido de lo que la naturaleza tarda en regenerar y absorber».
Dicho de otro modo, la Tierra necesita unos 18 meses para recuperarse del esfuerzo que le exigimos cada año.
Para el GFN «las urgentes amenazas a las que nos enfrentamos hoy, como el cambio climático, pero también la pérdida de biodiversidad, la disminución de los bosques, el agotamiento de las pesquerías y la pérdida de recursos hídricos, son síntomas de esta alarmante tendencia» hacia el consumo desmesurado.
El informe sobre el Estado de la Población Mundial, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), destaca que el cambio climático está “relacionado con la dinámica demográfica, la pobreza y la igualdad entre los sexos”.
Por ejemplo, “la reducción de las tasas de fecundidad ayudaría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el largo plazo”, “Un crecimiento de la población más lento contribuiría a reducir las futuras emisiones de gases de efecto invernadero”.
“Las personas que padecen hambre harán cualquier cosa por comer, lo que significa que aquellos que tienen el control sobre los alimentos pueden utilizar esto como palanca”.Esta afirmación parece que se está poniendo en práctica a nivel global.
En otras palabras, la escasez inminente de los recursos suelen ser un problema local, pero ya que el sistema alimentario está tan interconectado, los problemas locales afectan a la comunidad global.
Por eso hay analistas como Naomi Klein, en su último libro “La doctrina del shock”, -que advierten contra la gestión oportunista del desastre por los gobiernos y empresas, que usan la cultura del miedo para eliminar los derechos civiles.
El miedo, según esta autora, nos hace menos solidarios.«El que cree que en el mundo los diablos nunca andan sin cuernos y los locos sin cascabeles, será siempre víctima o juguete de ellos” (Arthur Schopenhauer).
La explotación de los recursos naturales por las empresas multinacionales de la energía atómica y de los combustibles fósiles como el uranio, el petróleo y el carbón, consentida y/o amparada por los gobiernos de turno a nivel mundial, que contaminan la atmósfera con una cada vez más alta prevalencia de múltiples enfermedades y aumentan rápidamente el calentamiento global, en vez de promover la investigación y utilización las energías alternativas no contaminantes
¡Por lo visto sería una “gran catástrofe” para la economía mundial globalizada si todos tuviéramos, por ejemplo, unas placas solares que nos dieran energía gratuita y permanente en nuestra casa, y también un coche de energía solar o de hidrógeno que no producen gases contaminantes!.
La transgresión de los límites planetarios
En las últimas investigaciones, Johan Rockström de la Universidad de Estocolmo y otros 28 científicos, dicen que hay nueve «límites planetarios» que la humanidad debe respetar para no inestabilizar los sistemas terrestres esenciales, con cambios climáticos bruscos y tal vez catastróficos.
Pero tres de los límites ya han sido claramente transgredidos: los del calentamiento global, la extinción de especies y el ciclo del nitrógeno. Hay otros cuatro están cerca de caer: uso del agua dulce, conversión de bosques en cultivos, acidificación de los océanos y ciclo del fósforo.
Los otros dos son la contaminación química y la carga de aerosoles en la atmósfera. Históricamente ya hay precedentes catastróficos como por ejemplo de la conversión de bosques en cultivos o la desecación lagos y mares.
Además, ya otros cuatro de los nueve límites planetarios claves para la estabilidad de la Tierra estan a punto de ser sobrepasados, lo que coloca a la humanidad en «zona de peligro», según un nuevo estudio del Centro de Resiliencia de la Universidad de Estocolmo.
Al cambio climático, la pérdida de la diversidad biológica y la alteración de los ciclos biogeoquímicos que ya aparecían en el anterior estudio de hace tres años se suma ahora el cambio en el uso del suelo, todos resultado de la actividad humana, de acuerdo con el trabajo realizado por 18 investigadores.
Las nuevas evaluaciones y cuantificaciones realizadas por los investigadores del centro constatan que la concentración actual de CO2 en la atmósfera es de alrededor de 399 partes por millón (ppm) y que la cifra óptima sería de 350 ppm.
Ese nivel se correspondería con una subida de la temperatura global del planeta de 1,5 grados respecto a niveles preindustriales, frente al objetivo de 2 grados que se busca consensuar en la próxima cumbre mundial sobre cambio climático en París.
«Nuestro análisis sugiere que, aunque tuviese éxito ese objetivo, contiene riesgos significativos para todo tipo de sociedades. Los dos grados deben ser vistos por tanto no sólo como una meta necesaria, sino como un objetivo global mínimo».
En el caso de la diversidad biológica, el estudio estima una tasa de extinción anual de entre 100 y 1.000 especies por millón, frente al nivel máximo aceptable de diez.
El incremento de la temperatura atmosférica
Según los últimos informes científicos que son aceptados por la inmensa mayoría de la comunidad científica, la Tierra ha aumentado la temperatura atmosférica en los últimos 100 años en 0,74 grados centígrados, y continuará aumentando a 0,2 grados por década.
El nivel de dióxido de carbono atmosférico (CO2) es el más alto de los últimos 650.000 años, y la concentración de gases de efecto invernadero supera las 379 partes por millón.
Hace unos 125.000 la temperatura era cinco grados más alta que en la actualidad y el nivel del mar era unos seis metros más elevado. Ello se debía a la inclinación del eje terrestre influida por la luna, el sol y otras fuerzas cósmicas que hacen que la órbita de nuestro planeta cambie de elíptica a circular cada 100.000 años aproximadamente, por lo que hay un aumento de la radiación luminosa solar que derrite los casquetes polares.
Por todo ello en la época actual la tierra debería estar enfriándose pero sin embargo se está calentando. un aumento de la radiación luminosa solar que derrite los casquetes polares.
Y eso sin contar con que ocurra algún tipo de catástrofe natural cíclica como una producida en la radiación solar. La duración de del actual ciclo, que normalmente es de once años se alargue como ya ha sucedió en llamado Gran Mínimo de Mauder (1645-1715), provocando la llamada Pequeña edad del Hielo en el hemisferio norte, que duro varias décadas. Murieron alrededor de 400.000 personas, cantidad muy alta ya que la población humana era muy escasa comparada con la actual.
Además, una reciente teoría relaciona el debilitamiento del campo magnético terrestre y las variaciones del Polo Norte magnético con cambios climáticos extremos muy rápidos, ocasionando un aumento de los rayos cósmicos y de la radiación solar sobre la tierra (algunas de las fluctuaciones del campo magnético en los últimos miles de años pudieron ocasionar la caída repentina de algunos grandes imperios).
También podría ocurrir que con alguna gran erupción volcánica o varias de intensidad media a la vez, las cenizas y el dióxido de azufre liberado a la atmosfera impulsarían un cambio climático casi instantáneo de signo contrario al Calentamiento Global, como la ocurrida en Indonesia con el volcán Tambora en 1816, que provocó al año siguiente el llamado “año sin verano”, con consecuencias desastrosas para las cosechas del norte de Europa y del nordeste estadounidense y el comienzo de hambrunas.
O también como la sucedida en Islandia con el volcán Laki en 1783, que provocó una niebla contaminante causante de un otoño de terribles tormentas, el invierno más largo y frio en 250 años y una siguiente primavera plagada de inundaciones en toda Europa, ocasionando la muerte de una parte importante de la ganadería y una hambruna, doblando el índice de mortalidad en algunas zonas de Francia e Inglaterra.
Según un estudio, la temperatura global se incrementará hasta cuatro grados a finales de este siglo por el aumento de las emisiones de CO2 y la capacidad de la Tierra para absorber los gases. Las emisiones de CO2 han aumentado en un 29% en la última década.(Un atlas interactivo para mostrar cómo sería el planeta con un calentamiento de cuatro gradoshttps://interactive-atlas.ipcc.ch/). Un aumento de las temperaturas de esta magnitud «catapultaría al planeta en un estado extremo de efecto invernadero que no se ha visto desde hace 100 millones de años, cuando los dinosaurios pastaban en selvas tropicales y desiertos polares en el corazón de Europa».
El punto de no retorno
A la vista de todo ello el Calentamiento Global (CG) está alcanzando el llamado “punto de no retorno”, en el que cualquier medida que se tome posteriormente será probablemente inútil, según la inmensa mayoría de estudios y acontecimientos sucedidos recientemente.
Las multinacionales incrementan sus beneficios con las grandes explotaciones agrícolas de monocultivos a veces alterados genéticamente, que esquilman la tierra en pocos años, incluso utilizando alimentos para producir biodiesel, mientras que dejan en la pobreza a los pueblos indígenas y a unos 3.000 millones de pequeños agricultores que antes eran autosuficientes y que ahora no pueden competir con sus precios ni con el coste de los productos, por lo que tienden a ir a vivir en los barrios marginales del extrarradio de las grandes ciudades convirtiéndose en poco productivos y dependientes.
La descongelación del permafrost (la tundra, que es el suelo congelado durante todo el año en el hemisferio norte) en las zonas boreales por el aumento de la temperatura, está liberando a la atmosfera enormes cantidades carbono acumulado en las zonas terrestres y sobretodo de gas metano (que es 20 veces más efecto que el CO2) atrapado en los sedimentos de las acuáticas, lo que a su vez aumentará el propio CG, en un bucle infernal.
La corriente cálida del golfo
Europa Occidental tiene su clima suavizado por la corriente del golfo de México unos diez grados aproximadamente por encima de la temperatura que sería propia para su latitud, similar a la de Canadá, por lo que cuando ocurra una gran invasión de agua dulce proveniente de la descongelación del Ártico causada por el CG, junto con el descenso de insolación actual (debido a la disminución o ausencia del número de manchas solares), esta corriente se frenará, se interrumpirá o se desviará en el mejor de los casos con la consiguiente “congelación” de los países europeos atlánticos.
Las proyecciones actuales que utilizan modelos climáticos sugieren que más allá del año 2100 (algunos creen que mucho antes) la circulación termohalina del golfo podría detenerse completamente, y posiblemente de manera irreversible.

Debido al aumento de temperatura atmosférica en sólo dos o tres grados de las zonas templadas, habrá una extensión de las enfermedades tropicales por la expansión del hábitat de especies provenientes del trópico (los sistemas sanitarios nacionales noestán preparados para su tratamiento a capas extensas de la población).
El Deshielo y el aumento de la temperatura del mar
Así mismo el aumento de la temperatura y su consiguiente deshielo en el Ártico y en el Antártico junto con la disminución de los glaciares causadas por el CG provocará la elevación del nivel del mar inundando todas las tierras bajas costeras en donde vive gran parte de la población mundial (incluso naciones enteras como Bangladesh), lo que inducirá un éxodo masivo hacia las tierras altas del interior con consecuencias económicas impredecibles en la economía mundial y muy probablemente enfrentamientos o incluso guerras locales.
Calentamiento por zonas de intensidad de la Antártida
La desaparición de los corales junto con la sobrepoblación de medusas y de ciertos tipos de algas (algunas tóxicas), causadas por el aumento de la temperatura de las aguas marinas (casi un grado en el último siglo), aumentará a niveles exponenciales provocando la extinción de muchas especies en los hábitats invadidos.
Y lo que es peor, este aumento provocaría que el hidrato de metano congelado en el fondo marino se liberara a la atmósfera en forma de gas metano aumentando el efecto invernadero, pudiendo llegar incluso a crearse enormes bolsas inflamables en la misma.
El aumento de las catástrofes climáticas, inundaciones, sequías e incendios
Es muy probable que en el siglo XXI aumenten las precipitaciones en latitudes septentrionales medias y altas y en la Antártida en invierno.
En latitudes bajas habrá aumentos y disminuciones regionales en las zonas terrestres. También lo es que se den grandes variaciones anuales de precipitaciones en la mayoría de las zonas donde se ha previsto un aumento de las precipitaciones medias.
Por ello el clima será cada vez más extremo y las tempestades e inundaciones serán más frecuentes e intensas y además las sequías serán más numerosas y extensas como ya está ocurriendo en los últimos años. Inducidas por este clima extremo alguna de las hambrunas en África, Asia y Sudamérica provocara tarde o temprano un éxodo masivo e imparable hacia Occidente. Todo esto hará que el número de víctimas y el coste social se disparen a nivel mundial.
Calentamientos súbitos estratosféricos en el Polo Norte.
Última hora: Los masivos incendios forestales en distintos lugares de Europa, Rusia y Norte América no se conocían hasta este verano de 2021. Están cubriendo de humo a la mayor parte del Hemisferio Norte.
Las imágenes de todos esos lugares y las imágenes de los satélite meteorológicos desde el espacio son espantosas. Columnas de humo muy extensas surgen de incontables focos, que en algunos casos se convierten en “tormentas de fuego”. Además a medio y largo plazo este tipo eventos seguirán aumentando.
Mi conclusión final sobre la evolución del clima de la tierra es que: “todos los sucesos climáticos extremos y los estudios científicos de los últimos años, reflejados en este estudio, estarían confirmando el agravamiento acelerado de un problema a escala planetaria que probablemente ha alcanzado el punto de no retorno, debido a la influencia humana y sobretodo al consentimiento o la falta de medidas reales de los gobiernos y de las corporaciones mundiales implicadas”.
César Rojo Costa
Psicólogo. Analista de procesos psicosociales y de la naturaleza