El ibuprofeno forma parte de nuestro botiquín; tanto, que muchas personas lo ingieren a diario. Un estudioso de este fármaco me recibe en la empresa en donde trabaja actualmente. Hablamos con el doctor César Casimiro Peytaví de este fármaco.
Prensa Social: Estamos con el doctor Casimiro, experto en el estudio del ibuprofeno. Gracias por recibirnos; vamos a hablar de su trayectoria profesional. ¿Qué ha hecho hasta ahora, doctor?
César Casimiro: Soy licenciado en Medicina y Cirugía por la UCM, especialista en Oncología Médica por la UAM, máster en SIDA por la UCM, máster en Nutrición Clínica por la UAM, titulado en Métodos Estadísticos por la Universidad de Barcelona y recertificado en Oncología por la Universidad de Gerona. Tengo 26 años de experiencia en investigación clínica en múltiples áreas terapéuticas (sobre todo oncología), lo que incluye también once años de experiencia en la industria farmacéutica en compañías grandes y medianas. Y finalmente, experiencia en doce años en práctica de medicina primaria.
P.S.: Doctor, vamos a hablar del ibuprofeno, de su uso y de qué sucede cuando lo tomamos. ¿Nos automedicamos en general?
C.C.: Sí, nos automedicamos mucho. Por exceso, por tomar fármacos por iniciativa propia que muchas veces no son necesarios ni convenientes; y otras veces por defecto, muy particularmente por no completar las pautas de antibióticos.
P.S.: ¿Por qué la analgesia no se considera importante y se ingiere como si nada?
C.C.: Yo diría que la analgesia sí se considera importante, a veces más de lo debido: lo que ocurre es que muchas veces a los primeros escalones de la escalera analgésica no se les da la importancia debida. Mucha gente te dice que el paracetamol y el ibuprofeno «son como si nada».

P.S.: Hay personas que se «chutan» a diario y toman ibuprofeno para sentirse bien. ¿A qué se debe?
C.C.: Esto es puro desconocimiento, no tiene ningún sentido en una persona que no tiene síntomas. Además, al tomarlo de forma reiterada la dosis acumulada anual puede ser tremenda, lo que nos lleva a tener riesgo de toxicidad que puede a veces ser importante.
P.S.: ¿Nos duele todo o es que no sabemos gestionar el dolor?
C.C.: Sí que puede ocurrir que en ocasiones duela todo (dolores musculares generalizados como en la gripe), pero en muchos otros puede ser una verdadera obsesión. Por otro lado, vivimos en una época en las que la sociedad tiene una verdadera algofobia (miedo al dolor) y de ahí la tendencia a tomar medicación con los más ligeros síntomas o incluso «profilácticamente».
P.S.: ¿Sabemos el daño que nos hacen los medicamentos en general y el ibuprofeno en particular?
C.C.: Yo creo que la gente en general no es consciente de que fármacos de uso habitual como el ibuprofeno o el paracetamol puedan tener toxicidad. Esto es muy importante: toxicidad puede tener hasta el agua.
P.S.: ¿Cómo explicaría usted qué es la toxicidad?
C.C.: La toxicidad es el conjunto de acontecimientos adversos que se pueden tener como consecuencia de tomar un fármaco. Por eso durante el periodo de investigación clínica, antes de salir al mercado se evalúa muy cuidadosamente la eficacia y la toxicidad de un medicamento, así como la pauta y condiciones para tomarlo con la máxima seguridad y la mayor efectividad. Luego ya con el fármaco en el mercado es necesario hacer un seguimiento (farmacovigilancia) por si ha habido algo que pasara inadvertido durante el periodo de investigación. En unos cuantos casos esto ha llevado a la retirada del producto por falta de eficacia o por toxicidad inasumible.
P.S.: ¿Saben los pacientes qué sucede cuando toman ibuprofeno a diario sin estar pautado por su médico?
No, en muchos casos no lo saben y esto hace que asuman riesgos innecesariamente. No hace falta una información extensa, esto necesita mucho tiempo y puede provocar incluso ansiedad; pero sí desde luego una información básica.
P.S.: ¿Es mejor el paracetamol, el metamizol, el ácido acetilsalicílico (aspirina), el ibuprofeno? Explíquenos por favor qué se utiliza en cada caso.
C.C.: Son fármacos similares, pero no iguales. El paracetamol es un analgésico puro de poca potencia y con muy poca toxicidad, es ideal en dolores de poca intensidad y como primera indicación.
El metamizol es un buen analgésico para dolores agudos relativamente intensos como el dolor de muelas.
La aspirina es un fármaco muy antiguo (tiene más de 100 años) que es eficaz hoy en día sobre todo como antiagregante plaquetario en la profilaxis secundaria del infarto de miocardio; en sus otras indicaciones, ha sido superado.
El ibuprofeno tiene un efecto antiinflamatorio, febrífugo (quita la fiebre) y analgésico; y sobre todo tiene un balance muy bueno entre eficacia y toxicidad; para mí, el que mejor lo tiene. Vale como primera o segunda opción en dolores no muy intensos del aparato locomotor y de cabeza, por ejemplo; sobre todo cuando hay un componente de congestión o fiebre. Además, es uno de los mejores fármacos para tratar el dolor de las metástasis en hueso.
De todas formas, hay muchos otros fármacos de este grupo (los AINE, antiinflamatorios no esteroideos); los descritos son quizá los más representativos, y siempre se dice que cada paciente tiene el AINE que mejor le funciona a él en concreto.
P.S.: ¿Ha servido que no se abuse de la automedicación el recorte a la hora de expenderlos sin receta?
C.C.: Sí, yo creo que esta ha sido una medida útil. Es incómoda, pero contribuye a reducir el exceso de uso de medicación.
P.S.: ¿Qué tiene que decirnos acerca del daño que produce el ibuprofeno?
C.C.: Las toxicidades más importantes son la hemorragia gastrointestinal (por eso está contraindicado en pacientes con riesgo de hemorragias ya de entrada, como los que tienen úlceras de estómago) y la afectación renal.
P.S.: La pregunta del millón: ¿ibuprofeno o paracetamol?
C.C.: Depende de lo que se quiera conseguir y en qué circunstancias se da. El paracetamol es más seguro con lo que puede ser una buena primera opción para un dolor leve. El ibuprofeno es más potente y además tiene el efecto de reducir la fiebre y la inflamación, con lo que en estas circunstancias será una buena elección.
P.S.: Respecto a la otra automedicación, la de las hierbas, que todo paciente utiliza como complementaria, ¿considera que se conoce la toxicidad de las mismas?
C.C.: La gente no es consciente de que las hierbas pueden tener toxicidad; que a veces la tienen, y mucha. Además, la concentración del principio activo (si es que lo hay) puede variar mucho dependiendo de lo que haya llovido o no antes de que se cosechara. Ésta es la gran diferencia con los productos farmacéuticos: en éstos se sabe cuántos miligramos de producto activo hay, cuáles son los excipientes y cuál es la fecha de caducidad.
P.S.: ¿Qué tiene que decir en torno a la medicina alternativa?
C.C.: Cada uno de los métodos de medicina alternativa tiene que probar su eficacia. El método científico está abierto para todos, se trata de diseñar estudios, llevarlos a cabo y publicarlos en revistas serias. En ese momento dejará de ser alternativa y se incorporará al arsenal médico general. Mientras eso no se haga no dejará de ser una entelequia potencialmente peligrosa tanto por la toxicidad que pueda tener, como por dejar de utilizar métodos comprobados científicamente con la consiguiente progresión de la enfermedad.
P.S.: Existe abuso por parte de la sociedad: ¿cuándo se considera que tomamos una dosis más que alta?
C.C.: Sí que hay abuso en la sociedad, pero no es posible decir cuando una dosis es excesiva en general. Depende del fármaco en concreto cuando excedemos las recomendaciones de la ficha técnica.
P.S.: ¿Existe conciencia en torno a los fármacos?
C.C.: Muy poca; a veces se tienen expectativas irracionales y en general se ignora o no se valora suficientemente la toxicidad.
P.S.: ¿Cuáles son sus recomendaciones?
C.C.: La más importante es seguir las recomendaciones del médico. Ésta la única persona que puede hacer un diagnóstico, tratamiento y seguimiento adecuado de la enfermedad. Los fármacos deben darse a la mínima dosis que se pueda y durante el menor tiempo posible para que el tratamiento sea eficaz. Por otro lado, hay que recordar siempre que la primera contraindicación de un fármaco es que no esté indicado. Además de en casos muy leves, sólo los pacientes crónicos que conocen bien su enfermedad tras años de seguimiento por sus médicos pueden en ocasiones tomar determinada medicación para ganar tiempo, siempre informando a su médico acto seguido.
Muchas gracias, Ana María, por esta entrevista y por difundir esta información tan importante para las personas mayores.
P.S.: Gracias a usted por aclararnos todas estas dudas acerca de un fármaco que se toma sin ton ni son.