Sánchez-Monge: los ojos de la discapacidad reflejados en su libro, «Seres solitarios»

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Javier Sánchez-Monge Escardo estudió tres años de Biología; se licenció en Heidelberg (Alemania) en C.C. Empresariales; posteriormente se licenció en Filosofía y dejó el doctorado en esta última disciplina a punto de terminar.

Ha vivido en Estados Unidos, Alemania, India, China, Rusia, Camboya, Ecuador y en varios países africanos. En su haber se incluyen viajes por un sinfín de países más. Aunque siempre fue aficionado a la fotografía, tuvo la ocasión de estudiarla a fondo en Rusia, con Vladimir Davidoff, a la sazón un afamado fotógrafo ruso de San Petersburgo, y practicó fundamentalmente con cámaras de principios de siglo y película antigua fabricada en Kiev, Ucrania.

Su despegue en fotoperiodismo sucedió a raíz de asentarse en el sudeste asiático, desde donde no sólo se podía desplazar a una gran variedad de países, sino que pudo documentar simultáneamente varios temas a corto y largo plazo.

Recientemente ha escrito dos libros: «El Arte de la Fotografía Documental» y «Seres Solitarios» obedeciendo el primero a su odisea fotográfica documental ante situaciones extremas y el segundo —en circunstancias similares—, descrito desde la narrativa. Sus obras son una recopilación de vivencias autobiográficas y de personajes que ha ido conociendo a lo largo de sus innumerables viajes. 

Escribir acerca de Javier es verter palabras encima de imágenes que hablan por sí solas; un encuentro íntimo entre el cielo y el infierno; ese que ha vivido a lo largo de varias décadas cuando el fotoperiodismo se convirtió en su forma de entender la vida y así poder transmitir el dolor ajeno.

Su fotografía documental ha hecho que todos podamos ver cómo se logra llegar ahí; cuál es su afán, y cómo, con un contenido duro y complejo, se puede elaborar el más bello de los retratos; el de esos «Seres Solitarios» (pues así se llama su nuevo libro) que a menudo la sociedad tiene olvidados y permanecen invisibles aunque los tengamos al lado. Ahora está en España y nos habla de su último libro.

Prensa Social: A través de sus imágenes ha podido constatar visualmente lo que significa la discapacidad sobrevenida de esos seres solitarios. En su forma de empatizar ha encontrado representar ésta gracias a la imagenEn el primer mundo se contemplan imágenes, pero pocas veces nos detenemos ante ellas, ¿verdad?

Javier Sánchez-Monge: Buena pregunta Ana, y relacionada íntimamente con lo que representa una imagen documental. En este tipo de fotografía, intentamos reflejar el máximo número de elementos que puedan reflejar toda la historia que se alberga detrás, que a veces es sobrecogedora, pero no es una empresa fácil porque puede exigir viajar a entornos conflictivos o adaptarse para convivir en colectivos complejos y desfavorecidos. Uno ha de hacerse camaleónico, lograr ser aceptado, conseguir esa invisibilidad que no le haga intrusivo en las vidas ajenas, e intentar captar con su cámara los instantes cruciales, que pueden tardar bastante en producirse.

Por ejemplo, uno puede documentar la historia de una persona que acaba de ser agredida con ácido y queda terriblemente desfigurada, o en la historia de un superviviente de mina antipersona del que nadie se sabe como se restablecerá, y en ambos casos no conocemos ni cuándo ni cómo se desarrollará la historia ni su final. Hay que estar preparado para proyectos que desconocemos cuánto durarán, y además es necesario no dejar pasar los momentos cruciales, como por ejemplo en el caso del superviviente de minas se puede dar el momento en que comprueba que puede andar mediante una prótesis, y es imprescindible reflejar su alegría. 

P.S.: ¿Cree que la fotografía en blanco y negro que narra la vida de las personas interesa en este mundo de luz y color?

J.S.M.: Creo que cada medio tiene su propia expresión y su manera de llegar al público. Evidentemente, la cultura añade una dimensión de profundidad a la gente, y ese público más cultivado es más proclive a captar medios de expresión más refinados. Una fotografía en blanco y negro tiene un encanto propio y una rúbrica diferente, a  menudo artística, inmortal. No es lo mismo un público que despacha una imagen rápidamente que aquél que la cuestiona más allá y que intenta averiguar que historia hay detrás.   

Javier Sánchez-Monge con M.T.K. una víctima de ataque con ácido del sureste asiático, y con la que el autor mantuvo una estrecha amistad. Como consecuencia del ataque (que fue por un error, ya que el sicario encargado del ataque la confundió con la que iba a ser su potencial víctima) quedo profundamente afectada a nivel psíquico y físico (Copyright: Javier Sanchez-Monge).

P.S.: La mirada de una mujer que ha perdido la vista por el ácido expresa una narración absoluta de lo injusta que puede ser una vida en esos lugares. ¿Puede contarnos qué sintió expresamente usted al fotografiarla?

J.S.M.: He fotografiado a cinco hombres que quedaron ciegos por las agresiones de sus exmujeres o de rivales celosas (solo uno de esos casos fue una agresión de hombre a hombre), y a dos mujeres que quedaron ciegas por actuaciones similares de hombres y a una que quedó tuerta. En el sudeste asiático, en 2011, cuando empecé mi trabajo para documentar los ataques con ácido, cada vez que ocurría uno registrábamos en un mapa la población en dónde ocurría, y posteriormente los factores que lo desencadenaban y las consecuencias que tenía a largo plazo sobre la víctima, y por mucho que podamos imaginarnos cómo sucedía esto, la realidad nunca dejaba de sorprenderme, y a veces la propia maldad humana, aunque también la bondad, porque era bajo esas circunstancias cuando de la nada emergían personas solidarias, abnegadas y bondadosas, prestas a ayudar a las víctimas.

K.L. Superviviente camboyano de mina antipersona de la guerra de los jemeres rojos y amigo del autor. Superó los impedimentos psíquicos y físicos convirtiéndose en medallista paralímpico (Copyright :Javier Sanchez-Monge).

Curiosamente, al comenzar, y contrariamente a lo que suponía (por eso es muy importante dejar de lado los prejuicios culturales) las agresiones con ácido de mujer a hombre superaban las estadísticas que las de hombre a mujer, al menos en el sudeste asiático. Al fotografiar a esas personas, he sentido diferentes emociones en concordancia con los episodios que atravesaban. Con todo, puedo asegurar que lo que menos necesita este tipo de víctimas (a menudo terriblemente desfiguradas) es que uno muestre una gran tristeza al relacionarse con ellas, ya que su mayor deseo es que se les trate como a cualquier ser humano, si bien resulta comprensible la conmoción de quienes las ven por primera vez.

Para mostrarte como me comportaba con éste tipo de víctimas, te diré que una vez iba a fotografiar a una mujer que había quedado tuerta y desfigurada, y ella me hablaba alegremente, con el problema de que se había colocado malamente su ojo de cristal (que apuntaba hacia abajo), y por tanto no era imposible trabajar con ella. En lugar de cohibirme, le hice una foto y se la enseñé en la pantalla riéndome, lo que a ella también le provocó la risa. Al actuar de esa manera, ella mostró su enorme agrado de que la tratara como a cualquier otra persona. El mayor deseo de un ser humano fuertemente desfigurado es el de lograr una aceptación social.     

P.S.: Vivir entre el sufrimiento ajeno que causa discapacidad, dependencia en países en donde esto no se ampara o contempla es devastador. Narre alguna de sus experiencias en primera persona, por favor.

J.S.M.: He visto y seguido muchos casos. Cada discapacidad es de un género diferente y naturalmente depara un grado de discapacidad diferente. Evidentemente, cada persona es un mundo y lo que a alguien puede aniquilarle a nivel psíquico y conducirle al suicidio, otras personas lo interpretan con una enorme fuerza y capacidad para salir adelante (resiliencia). También hay que tener en cuenta el contexto familiar; los seres queridos o incluso los amigos pueden desempeñar un papel fundamental. Por otra parte, he tenido muchas experiencias en este sentido, por ejemplo, es terrible ver a una chica joven que era muy atractiva y que después de una agresión con ácido ha ha quedado totalmente irreconocible y desfigurada, hasta el punto en que, por no asumirlo, se disocia de su imagen y sigue viéndose tan bella como antaño. 

Superviviente de mina antipersona aprende a caminar de nuevo valiéndose de una prótesis en el sureste asiático. (Copyright: Javier Sanchez-Monge)

P.S.: ¿Qué tiene que decir de las organizaciones que cuidan de estas personas invisibles en el primer mundo? ¿Llegan las ayudas a los «seres solitarios»? 

J.S.M.: Aunque tal vez parezca aventurado afirmarlo así, diría que existe  una absoluta y vergonzosa corrupción, y en mi caso, antes que dar una donación a las grandes organizaciones (que suelen ser las más corruptas) se lo daría a directamente a los beneficiarios (sabiendo que lo emplearían correctamente) o a pequeñas organizaciones que sean más transparentes.                                            

Al respecto recomendaría el libro «The Lords of Poverty» de Graham Hancock (no está traducido) para que la gente pudiera comprender lo que hacen estas organizaciones, y cuyo contenido suscribo desde luego. En cuanto a lo de si llegan las ayudas, hay que decir que sí, que a menudo llegan en porcentajes ridículos, porque claro, al menos tienen que mostrar a sus donantes que algo se esta haciendo.

P.S.: ¿Qué pueden aprender los lectores de su libro «El Arte de la Fotografía Documental» o del recién publicado «Seres Solitarios»?

De mi libro «El Arte de la Fotografía Documental», aprenderían a llevar a cabo y desarrollar proyectos de fotografía documental en situaciones extremas y cómo confrontarlas. En las escuelas de fotografía se aprende fotografía, pero no se enseñan muchos de los contextos que conlleva la práctica de esta disciplina, que a menudo surgen de manera inesperada, y al menos en el libro presento algunas maneras de abordar todo tipo de situaciones y de evitar complicaciones posteriores. La fotografía documental es un universo tan variado como lo son los contextos vitales humanos, y hay que desarrollar una estrategia general.

El arte de la fotografía documental. Una odisea entre el cielo y el infierno.

Cuando un alumno termina sus estudios de fotografía documental, tiene que saber cuál será el paso siguiente si quiere abordar su primer proyecto, que es lo que explico. En cuanto a «Seres Solitarios», una buena parte hace alusión a esas experiencias e historias que subyacen a ese mundo viajero en el que se vive al límite y en dónde acontecen situaciones inimaginables desde una perspectiva narrativa. Por ejemplo, entrevisto a Yassir, un refugiado de etnia rohinyá víctima de tortura, o a N.G. un mercenario que de la muerte ha hecho su manera de vivir entre otros «Seres Solitarios».   

P.S.: Desde la discapacidad, ¿qué tipo de ejemplos humanos ha visto tanto de superación como de amor al prójimo?

J.S.M.: Como he dicho antes, los familiares y amigos pueden desempeñar un papel esencial para que los discapacitados aprendan a amar la vida, y en casos de una discapacidad súbita o inesperada, (aunque sea paulatina) eso implica un cambio radical en el contexto familiar, que puede ser positivo o negativo para la persona afectada. Una familia afectivamente disfuncional supone un contexto humano muy triste para un discapacitado, porque se siente como una carga, pero también sucede lo contrario, y entonces la familia se convierte en su mayor apoyo.                          

Por otro lado, la persona con discapacidad tiene que ponerse en el lugar de los miembros de su familia, y no adoptar una postura de absoluta exigencia. Como hermosos ejemplos de amor al prójimo, he fotografiado dos casos en que dos hombres que habían quedado totalmente ciegos como consecuencia de agresiones con ácido por mujeres celosas, sus hijas, una de once años y otra de nueve se convirtieron en sus lazarillos y profesando un conmovedor apoyo y simpatía por sus padres, lograron que recuperaran su entusiasmo por seguir adelante.

Joven atleta paralímpica en Phnom Penh. Camboya. (Copyright :Javier Sanchez-Monge)

P.S.: ¿Tenemos que sufrir para emerger y darnos cuenta?

J.S.M.: Sí. En Tíbet se dice que el sufrimiento es el mejor maestro. En cualquier caso, la resiliencia es un producto de readaptación tras circunstancias traumáticas, lo que solo sería posible tras un aprendizaje y una adecuada reinterpretación de la situación presente. Emerger depende de la superación del trauma y de la reinterpretación del futuro, y los que no lo logran son proclives a desarrollar enfermedades psicológicas. 

P.S.: La dependencia y ser mayor en países del tercer mundo y de otras latitudes no supone lo mismo q aquí. Ser mayor es un grado. Nárrenos esta experiencia vital; llegar a mayor y depender.

J.S.M.: Tradicionalmente, el mayor cumplía el papel de ser un transmisor de saber, de portador de experiencia para las generaciones más jóvenes, y ayudaba en la evolución social. Por el contrario, la sociedad tecnológica moderna le relega ámbito de lo proscrito, de la soledad, de la marginación, lo que a su vez contribuye a una falta de sentido existencial en las generaciones más jóvenes (ya que ellos eran los encargados de transmitírselo). En Corea del sur por ejemplo, para que la sociedad pueda mantener su acelerada dinámica laboral y de consumo, los mayores son rápidamente ingresados en residencias para que los jóvenes dispongan de más tiempo para trabajar, y eso esta sucediendo en otros países fuertemente industrializados. 

P.S.: ¿Cuál de todas las imágenes que ha hecho han sido imborrables para usted?

J.S.M.: Fotografío con la mente y con la cámara, y de ambos tipos de imágenes guardo algunos recuerdos imborrables. Las que hice con la cámara pervivirán cuando ya no esté, pero las otras sucumbirán conmigo…

Tal vez una de las más imborrables fue la de cuando atravesaba la devastación que había dejado el súper tifón Haiyán de Filipinas, y en que atravesaba la ciudad de Taclobán de un lado a otro. Por todas partes yacían los muertos, la destrucción, todo estaba recubierto de neblina y había un silencio lapidario; era algo apocalíptico, y ni siquiera se escuchaba ni se veía ningún pájaro porque también habían muerto. Esa fue la perspectiva visual de una memoria bastante dura, aunque he vivido más.

P.S. Muchas gracias, don Javier. Sin duda usted es un ejemplo de vida, ha tenido experiencias inigualables si hablamos de información, de historias del mundo, de discapacidad y de periodismo. Casi nada.

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