Conocí a José Luis Mur siendo una mocosa de 7 añitos. Un tío mío me llevó al Rastro de Madrid, donde me dio a escoger un regalo por mi Primera Comunión. Escogí una cámara. Entonces mi tío me habló de un tal José Luis, que tenía un puesto que debíamos buscar de inmediato. En aquella Ribera de Curtidores atestada de mantas a cuadros encontramos a un joven oscense que llegaba a Madrid y vendía de todo.

José Luis Mur al pie de su puesto en el Rastro, en los años 70.

Era una Instantmatic de Kodak. Pequeñita, una que aún conservo. De segunda mano. Por entonces yo no imaginaba que por culpa de aquella cámara empezaría la vocación que me llevó a este oficio de valientes.

José Luis era como es: un hombre afable que aconsejaba a propios y a extraños; y en ese pequeño puesto arrancó el que sería el mejor negocio posible de segunda mano: «Fotocasión», un lugar emblemático adonde han acudido todos los fotógrafos que recuerdo; de aquí y de allá, porque todos iban a ver qué vendía. Porque siempre ofreció el mejor precio.

Mis comienzos en el periodismo fueron esos. Después, con poco dinero, con algo más de 13 años, pude comprarme una Pentax MeSúper; y poco a poco, con lo que iba ganando con la venta de mis fotos, fui comprándole objetivos.

A José Luis nunca le perdí la pista, y hoy lo encuentro inaugurando un nuevo proyecto innovador en el lugar que lo vio nacer: Labuerda (Huesca): un museo dedicado a la música, a los instrumentos musicales.

Prensa Social: ¿Cómo empezó todo, don José Luis?

José Luis Mur: Llegué a Madrid el miércoles 2 de agosto de 1972, con 22 años y recién casado (el domingo 30 de julio) con la que a día de hoy, cincuenta años después, es mi mujer. Ese fue nuestro viaje de novios.

PS: ¿Y antes de Madrid?

J.L.M.: Trabajaba como administrativo en el Ayuntamiento de Almudévar (Huesca), trabajo que alternaba con mis dos grandes pasiones: la fotografía y el fútbol.

PS: ¿Por ese orden?

J.L.M.: No necesariamente. Por el fútbol había salido de mi pueblo natal, Labuerda, para fichar por el juvenil de la U.D. Barbastro. Luego ya pasé al primer equipo, siempre como aficionado.

PS: Hasta que se profesionalizó, ¿no?

J.L.M.: Sí. Después de una buena temporada, jugamos la promoción de ascenso a la categoría superior. Nos tocó contra el Recreativo de Huelva, y jugamos primero en casa, en Barbastro, donde empatamos. Al partido de vuelta, en Huelva, fuimos prácticamente el equipo suplente; y fue allí donde mi vida dio un cambio de 180º. Fue tal mi actuación que, a pesar de perder por 1-0, salí a hombros de los aficionados onubenses [era el portero visitante]. Después de mi actuación, varios equipos de Primera se interesaron por ficharme. Fue el At. Madrid quien lo hizo.

José Luis Mur (Vidaller para el fútbol profesional), con jersey de tercer portero del At. Madrid, en el centro de la imagen.

PS: Un cambio radical.

J.L.M.: ¡Y tanto! Yo tenía programado casarme el 30 de julio, y así lo hice. Lo que no estaba en mis pensamientos era fichar por un equipo de Primera División; yo era un meta aficionado más. A los tres días de casarme me incorporé al fútbol profesional. Así llegué a Madrid hace poco más de cincuenta años.

PS: ¡Su colección de cámaras debe de ser inmensa! ¿Qué tiene que contarnos?

J.L.M.: La fotografía era otra de mis pasiones. Ya en Madrid, llegaban a mis manos las revistas de Arte Fotográfico y libros de fotografía que localizaba en una librería científica ya desaparecida.

PS: Como tantas otras.

J.L.M.: Pues sí. Una pena. En fin, por entonces compré mi primera cámara réflex, una Minolta SRT 101 con objetivo 1:1,7 F=50mm. ¡Cuánto disfruté con ella!

PS: Perfecta para empezar en serio.

J.L.M.: Así fue. También hice algún curso de fotografía, lo que a su vez me estimuló a montar un puesto en el Rastro con objetos de fotografía y sonido. Compré mi primera cámara antigua, una Kodak Panoramica, que luego vendí y veinticinco años después volvió a mi propiedad. Esta fue la primera pieza que me incitó a coleccionar.

PS: Una afición adictiva.

J.L.M.: Mucho. A día de hoy la colección consta de más de 20.000 piezas; de ellas, más de 6000 cámaras completas. Empieza con aparatos de precine —anteriores a la fotografía y el cine—: cámaras de daguerrotipos; cámaras de campaña, de galería, estereoscópicas, de espía, panorámicas, tropicales, de 35 mm, formato medio, hasta llegar a las primeras digitales.

PS: Toda una historia de la fotografía a través de las cámaras.

J.L.M.: Más todo tipo de accesorios empleados en la fotografía; archivos fotográficos; fotografías de los principales fotógrafos españoles y algunos extranjeros que se instalaron en España (Laurent, Clifford…); obras de los fotógrafos más importantes del mundo. Y 5000 libros sobre fotografía (de autor, técnicas, colecciones, etcétera). Y más de 2.000.000 de negativos.

PS: Todos los «foteros» conocemos Fotocasión. Cuéntenos: ¿por qué la Segunda Mano?

J.L.M.: En el puesto en el Rastro solamente vendía material de segunda mano, sí. Más adelante, cuando puse mi primera tienda en c/ Carlos Arniches 22 —que bauticé «Fotocasión»—, recurrí también a material nuevo, que ofrecía a buen precio para poder competir con grandes tiendas en aquella época.

Empecé a frecuentar ferias de material usado en Francia y Alemania, donde este material tenía gran repercusión. En España era difícil conseguir todo el material que me pedían.

PS: ¿Sigue yendo a la tienda? Conocí a sus niños cuando eran pequeños, que ya andaban entre cámaras…

J.L.M.: Sigo yendo a la tienda. Principalmente llevo el departamento de usado y de colección. Disfruto de lo que hago; y siguen visitándonos muchos clientes de muchos años, sus hijos, sus nietos, que siguen con esta afición y profesión.

Hay una relación, no de vendedor a cliente, sino de pasión por lo mismo: se entabla amistad al hablar el mismo lenguaje.

PS: Una creación imponente.

J.L.M.: Mi mayor éxito es haberles transmitido a mis hijos, Sergio y Bárbara, esta pasión por la que trabajar. Sergio gestiona la tienda y Bárbara, las colecciones. Los dos, desde muy pequeños, han estado en contacto con la fotografía. [Con orgullo legítimo] Se mueven por todo el mundo con sus conocimientos y su pasión por lo que hacen.

PS: Hábleme del Atleti… No sabía que había militado en sus filas.

J.L.M.: Fue el motivo de mi llegada a Madrid. Formé como tercer portero en el primer equipo del Atlético, junto a jugadores como Adelardo, Gárate, Luis Becerra, Capón, Rodri Pacheco, Ovejero, Juanito, Eusebio, Isacio Calleja y algunos más.

Una lesión de escafoides mal curada me hizo dejar como profesional este deporte.

No fue ningún trauma: al día siguiente estaba buscando trabajo como comercial. Aunque quería trabajar en la fotografía, no me dediqué a ella profesionalmente hasta varios años después, en la empresa japonesa Mamiya; y para entonces ya llevaba varios años con el puesto en el Rastro.

Un aspecto del Museo de Ingenios Musicales (MIM).

PS: En el año 18 usted me contó en un almuerzo de la Orden de la Amistad, a la que pertenecemos ambos, que iba a abrir un museo de Ingenios Musicales (MIM) en su pueblo natal. ¿Cómo ha sido eso?

J.L.M.: Aparte de la fotografía, también me apasiona la música, y aquellos aparatos que tienen mecanismo.

Hace treinta y cinco años adquirí algunos aparatos musicales que me gustaron; entre ellos, un órgano de Barbaria, una zanfona ibérica, un gramófono Berliner. Después fui adquiriendo más aparatos hasta llegar a una cantidad por encima de los 400. Así que opté por comprar una casa señorial de 500 metros en Labuerda y restaurarla. Ya está montado todo.

Las piezas datan desde el siglo XVIII hasta principios del XX. Son aparatos de experimentación, máquinas musicales, cajas de música, toda la evolución del fonógrafo, el gramófono, con todos los soportes de época.

PS: ¿Va a regresar a Labuerda para jubilarse o pretende seguir por Madrid cacharreando con los amigos comunes y aconsejando a las personas que se acerquen a Fotocasión?

J.L.M.: En Labuerda están mis raíces. Nunca dejé de ir. Primero, cuando vivían mis padres [Feliciano y María], que los dos eran de allí; y luego por el amor al pueblo y al Sobrarbe.

Pero Madrid me dio todo. Mientras pueda, seguiré disfrutando de Fotocasión y de la comunicación con los amigos a través de la fotografía y la música …sin dejar de ir de vez en cuando a Labuerda.

PS: Usted trabaja para materializar una Fundación que gestione la colección. ¿Quiénes están detrás de este proyecto?

J.L.M.: Para la gestión de las colecciones hemos formado la Fundación Colección Mur, integrada por la familia: mi mujer, María José Bonas; nuestros hijos, Sergio y Bárbara, y yo.

PS: ¿Qué le recomienda al lector mayor que nos sigue? Se es mayor, se hace uno mayor, no se es mayor nunca, ¿qué cree?

J.L.M.: Aunque el cuerpo se hace mayor biológicamente, si la salud lo permite no hay que dejar de hacer cosas ni abandonar las aficiones.

PS: Muchas gracias, don José Luis. Ha sido un honor conocerle, reencontrarle, tratarle y tras tantísimos años después ver que sigue siendo un referente de la cultura en España. Casi nada…

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