Quizá no se haya preguntado nunca cómo pueden satisfacer sus deseos sexuales las personas con discapacidad. Explorar la propia sexualidad y encontrar cómo disfrutar al máximo es la apuesta de un nuevo Satisfyer para mujeres que ha revolucionado el mundo de la discapacidad; un botón sensible o una silla que puede lograr facilitar el coito.
Las barreras a las que se enfrentan las personas con discapacidad son infinitas pero ésta en concreto no se comenta nunca. Nos referimos a los juguetes eróticos con los que mantener relaciones o con los que poder masturbarse. Hacer un ‘petting’ con un amante con o sin discapacidad puede ser algo innovador pero también estupendo si hablamos de satisfacer a aquellos que no disfrutan de otras opciones.
La guía de juguetes eróticos se ha recopilado por Cristina Martínez Silva, en un trabajo exhaustivo que permite conocerlos todos. Los llamados productos de apoyo para la sexualidad, no solo están dispuestos para enfermedades neurodegenerativas, sino para varias discapacidades de manera que se pueda jugar y disfrutar a la vez.
Desde las mangas de masturbación pasando por los succionadores de clítoris, estas herramientas eróticas permiten a las personas con discapacidad conocer otras alternativas sin necesidad de tener pareja. La Intimate Rider, (montado íntimo) es una experiencia singular si hablamos de personas con enfermedades medulares, artritis u otras que comprometen la cadera.
Si bien estas opciones son una apuesta segura para poder pasar un buen rato, la cuantía de las mismas es realmente cara si hablamos de que se catalogan como artículos ortopédicos cuando realmente son sexuales.
A través de Ceapat, se puede realizar un taller para dar respuesta a la accesibilidad en el acto sexual y con ellos aprender a manipular elementos para sentir placer. Queda mucho y queda probar con otros que sean fabricados con inteligencia artificial o con impresión 3D.
La empresa americana Lovehoney Group quiere empoderar a las personas con discapacidad y tener con ello una visión normal de las relaciones sexuales o de la masturbación. Tener discapacidad no significa no sentir. El problema siempre parte de la familia que sobreprotege a la persona con discapacidad y no piensa en sus necesidades sexuales. Creer que su hijo o hija necesitan masturbarse es impensable para padres mayores que han cuidado de esa persona. Aún queda mucho y queda contar que todos nacemos y morimos deseando amar y ser amados; con y sin discapacidad. Un auténtico mundo por experimentar.
Puede descargar el trabajo de Cristina Martínez Silva: