¿Sabía que la diabetes es el factor que más contribuye a la posterior aparición de las enfermedades cardiovasculares? Un peligro incentivado por la covid-19.

Las personas que han padecido la infección del virus SARS-CoV-2 se exponen a un mayor riesgo de diabetes de nueva aparición. O eso asegura en la revista JAMA Network Open’ un grupo de científicos del Instituto del Corazón Smidt del Cedars-Sinai, en Estados Unidos.

La covid-19 vuelve a estar vinculado con el problema de salud del azúcar en sangre y la insulina

Cabe recordar, en este punto, que la diabetes altera el metabolismo normal, sí, pero también hace lo propio con los procesos metabólicos, impidiendo que el páncreas produzca en suficientes cantidades la hormona de la insulina, ayudando con ello a regular los niveles de glucosa y aminoácidos que acaban en el torrente sanguíneo. Hablamos de una enfermedad que puede llegar a dañar seriamente los vasos sanguíneos y los órganos vitales, después de todo, por lo que sus pacientes corren más riesgo que el resto de la gente a sufrir más tarde infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares.

Ahora bien; si bien esta no es la primera investigación que tiene como premisa una asociación entre el Coronavirus y la diabetes, ciertamente, y menos después de ver cómo esta infección aumenta el riesgo de la diabetes tipo 1 entre los más pequeños, el ensayo recoge muestras que confirman cómo padecer de la primera y superarlo, regala más papeletas para acabar desarrollando la segunda.

«Nuestros resultados verifican que el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 tras una infección por COVID-19 no era sólo una observación temprana sino, de hecho, un riesgo real que, por desgracia, ha persistido durante la era ómicron», y así lo reveló Alan Kwan, primer autor del ensayo y médico cardiovascular del Instituto del Corazón en la institución estadounidense antes mencionada.

Una tendencia de lo más preocupante, desde luego, que a juicio de este facultativo es la crónica de un padecimiento anunciado, augurando que la mayoría de los estadounidenses acabarán contrayendo una infección por Covid-19 y, por consiguiente, acortando distancias con el desarrollo de la diabetes.

«Este estudio de investigación nos ayuda a comprender y a prepararnos mejor para la era del riesgo cardiovascular posterior a la infección por COVID-19», aseguró Alan Kwan. ¿La buena noticia? Que el riesgo de diabetes de tipo 2 ha disminuido paralelamente, al menos entre quienes ya estaban inoculados contra el virus Corona en el momento en que se infectaron del patógeno, o eso se subraya en el presente trabajo.

Durante la investigación, los científicos involucrados en su realización evaluaron los historiales médicos de 23.709 pacientes adultos, donde el 54 por ciento de los sujetos eran mujeres y El paciente promedio tenía 47 años; todos, en cualquier caso, registraban una infección de covid-19 confirmada y documentada como mínimo, y además fueron tratados entre 2020 y 2022 en el Sistema de Salud Cedars-Sinai de Los Ángeles. ¿El objetivo de dicha evaluación? Determinar el aumento de las tasas de diabetes, básicamente.

Como resultado, los investigadores se percataron de que el riesgo combinado de diabetes de tipo 2, sometido a análisis después de la exposición al covid-19, rondaba el 2,1 por ciento tanto frente a los pacientes vacunados como a los no vacunados, mientras que el 70 por ciento se originó tras una infección por Coronavirus, en comparación con el 30 por ciento que se produjo antes de la exposición al SARS-CoV-2.

A ello se sumó que el riesgo de diabetes de tipo 2 para los no vacunados fue del 2,7 por ciento después de la exposición al virus, con un 74 y un 26 por ciento después y antes de la infección por covid-19, respectivamente; asimismo, los datos de la investigación recogen que este mismo riesgo entre los pacientes sí vacunados rondó el 1,0 por ciento tras la exposición al patógeno, con un 51 y un 49 por ciento antes y después del encuentro con la infección. Para Kwan todo esto tiene un significado muy claro:

«Estos resultados sugieren que la vacunación con COVID-19 antes de la infección puede proporcionar un efecto protector contra el riesgo de diabetes. Aunque se necesitan más estudios para validar esta hipótesis, nos mantenemos firmes en nuestra creencia de que la vacunación contra COVID-19 sigue siendo una herramienta importante en la protección contra COVID-19 y los riesgos aún inciertos que las personas pueden experimentar durante el periodo posterior a la infección».

La covid-19 como acicate de la diabetes

Una postura con la que Susan Cheng, autora principal del estudio y directora de Ciencias de la Población Cardiovascular en el Smidt Heart Institute, parece coincidir, sosteniendo que los descubrimientos puestos sobre la mesa amplían los conocimientos médicos sobre los efectos del Coronavirus en el organismo, a la par que desvelan cuestiones aún sin responder.

«Aunque todavía no lo sabemos con certeza, las tendencias y patrones que observamos en los datos sugieren que la infección por COVID-19 podría estar actuando en determinados contextos como un acelerador de la enfermedad, amplificando el riesgo de un diagnóstico que, de otro modo, los individuos podrían haber recibido más adelante en su vida», y así lo hizo ver la también titular de la Cátedra Erika J. Glazer de Salud Cardiovascular de la Mujer y Ciencias de la Población.

En opinión de esta catedrática de Cardiología, «podría ser que, en lugar de ser diagnosticado de diabetes a los 65 años, una persona con riesgo preexistente de diabetes podría -después de una infección por COVID-19- tener más probabilidades de desarrollar diabetes a los 45 o 55 años».

En cualquier caso y a juicio de Kwan, esta investigación bien podría actuar como una pieza clave que ayude a resolver el rompecabezas que la ciencia tiene entre manos; un puzle cuya meta es comprender, de cara al futuro, cómo prevenir el riesgo de las enfermedades metabólicas y cardiovasculares.

Después de todo, y tal y como dijo el facultativo, «a medida que aprendemos a vivir con la COVID-19, también tenemos que estar preparados para reconocer y tratar las diversas afecciones relacionadas con sus secuelas». Por tanto, «nuestro objetivo último es encontrar formas de mantener a las personas sanas y capaces de dedicarse a sus actividades y vidas cotidianas».

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