Enero mantiene la inflación con una tasa subyacente disparada al 7,5% con valores similares a 1986 mientras que los alimentos se han encarecido un 15,7%. El índice de Precios al Consumo (IPC) ha vuelto con un repunte en su tasa interanual.
Bajar el IVA de los alimentos no tiene aún resultados tangibles ni contundentes sobre los precios si bien, la vicepresidenta Calviño ha reclamado un pacto de rentas para sostener esta tesitura. Sin éste probablemente la inflación se cronificará y habrá cuesta en febrero y en los meses siguientes dado que a simple vista no parece que haya descensos del IPC relevantes para evitar esta asfixia económica para las familias y sobre todo para los pensionistas.
El hecho de que la inflación subyacente supere la general y esté en un máximo histórico del 7,5% implica que la subida de la energía se ha ido difundiendo a lo largo de la cesta de la compra de los españoles. Es un dato preocupante, porque demuestra que cada vez son más los bienes y servicios de esa cesta que han subido sus precios.
Para los sindicatos urge limitar los márgenes empresariales y elevar el Salario Mínimo Profesional (SMI) hasta los mil cien euros en 2023 de esta forma se mantendrá la capacidad adquisitiva de las familias y no tendrán que renunciar a la cesta de la compra ni dejar de comprar los productos básicos.