El método en cuestión se basa en la detección precoz del Párkinson, como una proteína muy propia de este mal, que con la degeneración de la enfermedad acaba acumulándose en el cerebro. M
La ayuda para la detección precoz del Párkinson llega en forma de un método innovador, el cual identifica la acumulación anormal en el cerebro de depósitos de una proteína, la cual guarda una estrecha relación con este mal, o eso advierten sus autores.
Porque la detección precoz del Párkinson requiere un temprano diagnóstico de sus signos
Financiado tanto por la Fundación Michael J. Fox como por un consorcio de más de 40 socios privados y entidades filantrópicas, se trata de un hallazgo publicado en la revista ‘The Lancet Neurology’, y a cuyo frente han estado investigadores de Alemania y Estados Unidos, quienes tuvieron la posibilidad de comprobar la eficacia del método ‘ensayo de amplificación de la proteína alfa-sinucleína’.
Aplicado sobre más de mil personas, se trata de una herramienta que permite diagnosticar tempranamente al neurodegenerativo Párkinson, detectándolo antes incluso de que se produzca el daño cerebral.
En opinión de los autores del ensayo, el método podría desempeñar un papel clave en el diagnóstico clínico del Párkinson, por un lado, así como en la caracterización de esta dolencia, por otra parte.
Y es que los resultados del trabajo confirman eso, que la técnica abreviada αSyn-SAA, por sus siglas en inglés, puede detectar con precisión a las personas que ya han desarrollado Párkinson; de modo que sus datos sugieren que el método puede identificar a los individuos en riesgo, primero, y a aquellos con síntomas tempranos no motores antes del diagnóstico, después.
¿Y todo… por qué? Debido a los agregados de proteína α-sinucleína, básicamente, que como sello patológico del Párkinson se halla mal plegada en el cerebro de quienes lo padecen.
«Identificar un biomarcador eficaz para la patología del párkinson podría suponer una mejora en los tratamientos, un diagnóstico precoz y acelerar los ensayos clínicos», en palabras de Andrew Siderowf, coautor principal del ensayo y catedrático de Medicina de la Universidad de Pensilvania, en EEUU.
El especialista, quien por cierto también es investigador de la Iniciativa de Marcadores de Progresión del párkinson (PPMI), hizo ver que reconocer la heterogeneidad en la enfermedad entre los pacientes ha sido uno de los retos más importantes del estudio. Un punto de vista con el que coincide Luis Concha, dicho sea de paso, otro coautor principal del ensayo y director de I+D de Amprion, en EEUU.
«Nuestros hallazgos sugieren que la técnica αSyn-SAA es muy precisa en la detección del biomarcador de la enfermedad, independientemente de las características clínicas. Esto hace posible el diagnóstico preciso del párkinson en etapas tempranas».
Para Concha, de hecho, «los resultados indican que la α-sinucleína mal plegada es detectable antes de que el daño en el cerebro sea observable en imágenes», razón por la que subrayó, a modo de sugerencia, que «la propagación de esta proteína sucede con anterioridad a que se haya producido un daño neuronal sustancial».
La apuesta por una detección precoz del Párkinson da un paso más
Hablamos, en suma, de un estudio que se presenta como el mayor análisis del uso diagnóstico del αSyn-SAA para el Párkinson hasta la fecha, sobre todo entre aquellos con una gama tan amplia de participantes cuidadosamente descritos, o eso defienden los autores.
Durante la investigación, que contó concretamente con 1.123 participantes, el equipo de científicos involucrados evaluó la utilidad del αSyn-SAA, a fin de identificar la heterogeneidad de personas con Parkinson y su capacidad para detectar signos tempranos de la afección, empleando en el proceso los datos extraídos de la cohorte de PPMI.
Entre el total de 1.123 personas participantes en el análisis figuraban individuos en riesgo con variantes genéticas, ya fuera GBA y LRRK2, ambas vinculadas a la condición de este mal neuronal.
Con todo, los científicos también estudiaron a participantes prodrómicos, personas sin síntomas motores que, sin embargo, sufrían alteraciones del sueño o pérdida del olfato, dos de los signos tempranos del Párkinson; eran pacientes sin diagnosticar que tampoco presentaba ninguno de los síntomas motores típicos de esta dolencia, véase la rigidez muscular o los temblores, señales que tienden a manifestarse más adelante.
¿Cuál es la razón para incluir a este último colectivo?
Determinar si la αSyn-SAA podría predecir o no el inicio del párkinson, básicamente, así como ayudar a diagnosticar a las personas con síntomas establecidos, tal y como aclararon los investigadores.
Como resultado de todo ello, los análisis confirmaron que esta técnica sí identifica a las personas con Párkinson, haciéndolo además con gran precisión, alcanzando resultados positivos alrededor del 88 por ciento de las veces, y así se desprende de lo obtenido en todos los participantes con diagnóstico, gracias al hábil recurso de combinar casos esporádicos y genéticos).
En cualquier caso, los autores son los primeros en reconocer que su trabajo aún cojea en varios puntos esenciales, señalando en este sentido que el ensayo sí podría mejorar si contase con un número mayor de muestras, compuesto por otros grupos de participantes. En esta misma línea, los científicos hicieron ver que aún es necesario permitir la realización de estudios a más largo plazo, para así investigar más a fondo las diferencias en los resultados de αSyn-SAA, sobre todo al aplicarse entre personas con diferentes formas genéticas del Párkinson.