La lucha pensionista llega a Bruselas

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Los pensionistas saldrán a la calle el próximo 16 de octubre. Foto cedida por ©vitaliy-m.

El movimiento pensionista demandará ante el Parlamento Europeo blindar sistema público de pensiones y garantizar pensiones públicas dignas.

Representantes de las plataformas de pensionistas integradas en la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Publico de Pensiones (COESPE) y del Movimiento de Pensionistas Vascos (MPEH) viajan hoy a Bruselas para exigir la supervivencia de unas pensiones públicas y dignas.

La delegación está compuesta por cerca de un centenar de personas, que viajarán durante el día de hoy en autobús hasta la capital belga y mañana, día 28 de septiembre, se concentrarán ante el Parlamento Europeo. «Demandaremos a los grupos políticos del Parlamento un cambio radical de las estrategias tanto europeas como estatales que están recortando las prestaciones de los sistemas públicos de pensiones en beneficio de planes privados de pensiones controlados por el sector financiero para su propio beneficio», explican ambas organizaciones pensionistas en un comunicado conjunto.

Así, el movimiento pensionista denuncia que el Libro Verde de las pensiones de la Comisión Europea (CE) «constituye una amenaza contra los sistemas públicos de reparto», que la propia CE «actúa como representante de los lobbies financieros» y que los Fondos para la Recuperación, Trasformación y Resiliencia están siendo utilizados «para profundizar las reformas de los recortes y la privatización de los sistemas públicos de pensiones de reparto».

Las demandas pensionistas

En total, son siete las exigencias que los pensionistas llevan ante los responsables políticos europeos, empezando por el blindaje de las pensiones públicas «como derecho fundamental de la Unión Europea», de forma que permitan a las generaciones de pensionistas actuales y futuras «acceder a unas condiciones de vida dignas y autónomas».

El segundo punto pasa por garantizar que el sistema público de pensiones sea un derecho «igual para hombres y mujeres» y «priorizar este objetivo en la distribución de los fondos europeos».

Grupo de pensionistas en una de las manifestaciones del colectivo / Archivo.

En tercer lugar, COESPE y MPEH reclaman reforzar la exigibilidad de la Carta Social Europea para garantizar, «tanto en pensiones mínimas como en salario mínimo», el 60% del salario medio de cada país y la revalorización automática de las pensiones «en función, como mínimo, del IPC real».

Además, los pensionistas demandan asegurar la «suficiencia y la universalidad de servicios socio sanitarios y de atención a la dependencia de calidad», «dar prioridad en la generación y distribución de los Fondos Europeos al logro de estos objetivos», «derogar la norma que promociona los PEPP (Planes Privados de Pensiones Pan-Europeo)» y «medidas efectivas para acabar con la elusión fiscal y los paraísos fiscales», así como «socializar el crédito y el ahorro fomentando el desarrollo de entidades financieras públicas».

Manifestación 16O

Tras la marcha Bruselas, la lucha de las pensiones llegará el próximo 16 de octubre a las calles de Madrid con una manifestación «contra la privatización del sistema público de pensiones y por los derechos sociales» a la que está llamada a participar toda la sociedad. «Llamamos a la población a que se sume a un proceso de movilización que no hemos abandonado y que tendrá continuidad en los próximos meses», advierte COESPE en su manifiesto.

Hasta la fecha son ya varias las personalidades que han dado su apoyo a la manifestación, de ámbitos tan diferentes como la cultura, la ciencia o los movimientos sindicales.

Entre sus reivindicaciones, la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones en exige que se auditen las cuentas de la Seguridad Social, pensiones por encima de los 1,080 euros para todo el mundo, acabar con la brecha de género y adelantar la edad de jubilación. Una petición esta última que choca con lo planes del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luís Escrivá, quien considera que «hace falta un cambio cultural en España» para seguir la tendencia europea de trabajar cada vez más entre los 55 y los 70 o 75 años, tal como declaró en una entrevista concedida al diario ‘Ara’ y publicada ayer.

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