Se trata de un accesorio muy utilizado entre aquellos usuarios de sillas de ruedas que no pueden controlar la sedestación que les viene por motivos neurológicos o traumáticos, de modo que la silla corsé brinda confort, seguridad y protección en las mismas proporciones a aquellas personas con ciertas deformidades estructuradas.
Este asiento suele indicarse a aquellos con deformidades torácicas quirúrgicas, a enfermos degenerativos neurológicos y ortopédicos, o directamente a gente que precisa de apoyos y respaldos a medida… como es el caso del pequeño Adrián.
La Junta de Andalucía aún no ha respondido a la petición de una madre esperanzada
Adrián es alumno del colegio Tartessos; un niño que sufre parálisis cerebral y que, por tanto, necesita la silla corsé, la ayuda terapéutica más recomendada y capaz de prevenirle de las secuelas de sus inevitables posturas inadecuadas, tan propias de su enfermedad.
La parálisis cerebral es, después de todo, una alteración de la columna vertebral que casi es el pan diario en traumatología infantil; una situación clínica que causa atrofia y desequilibrio en articulaciones y musculatura, debido básicamente a que sus pacientes tienen menos movimiento… por no hablar de las propias condiciones de la patología en sí.
Sí, el pequeño Adrián necesita de la silla corsé, y su centro educativo lo sabe, y la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, también. Pese a lo cual se han pasado un curso entero sin proporcionarle este accesorio al niño, y haciendo caso omiso de las reiteradas peticiones de ayuda y asistencia de Silvia Cano, madre del pequeño, quien lamenta que la Junta de Andalucía le haya hecho esperar en vano la entrega de una silla corsé hecha a medida de las necesidades y el físico de Adrián; lo que, por otra parte, le hubiese permitido asistir con normalidad a sus clases.
La madre no ha dudado en denunciar ante los medios de comunicación la situación tan difícil en la que se han visto envueltos este curso; tal y como explica Cano, la silla corsé llevaba solicitada desde principios de curso, pero abril llegó y pasó y la Junta siguió sin facilitar cualquier ayuda al respecto de la petición.
Esto ha obligado al pequeño Adrián a acudir a clase y durante todo el curso escolar que acaba de finalizar con una silla corsé de dos años de antigüedad, conseguida en 2020 mediante donativos, aportaciones particulares, después de que la familia saliera por primera vez al ruedo del público para pedir a la ciudadanía una pizca de ayuda para comprar tal accesorio.
Pese a dejar más que claro que la silla corsé es fundamental en el día a día de Adrián, el curso ha finalizado y la asistencia pedida a la Junta aún brilla por su ausencia. Cano no entiende, de hecho, cómo «ha pasado un curso entero sin que se haya dado solución al asunto», lamentando aún más que durante todos estos meses «sólo nos hayan dado excusas; que si no había ortopedia, que si no había dinero, que si la petición por parte del cole se había perdido, que si no se habían puesto en contacto con el médico rehabilitador…».
¿Hablamos de negligencia o de desinterés?
Incompetencia, por parte de la Administración; ahora bien, ya que «sólo he recibido llamadas de Isabel Paredes», titular de la Delegación Territorial de Salud y Familia de la localidad andaluza de Cádiz.
«Me dijo que eso dependía de Educación y no de Salud».
Está claro que en la Junta de Andalucía se pasan la pelota unos a otros; y «como madre de un niño con necesidades de parálisis cerebral, «ya tengo bastante con lo que nos ha tocado vivir; consultas médicas, revisiones, terapias y más terapias…como para estar a diario cargándonos de frustración, con una lucha extra, la de buscar soluciones a un problema del que aún no hemos obtenido respuesta».
Pero la situación exige tomar cartas en el asunto. La madre del joven Adrián ya ha adelantado, de hecho, que se niega en redondo a pasar un año más por lo mismo y que su hijo continúe sin la silla corsé que tanta falta le hace.
«El curso que viene me niego a pasar por lo mismo y voy a aceptar la ayuda de tantas y tantas personas que a diario nos la ofrecen; pero da coraje, impotencia y rabia, tener que conseguir las cosas gracias a la caridad de personas que se ofrecen de corazón, porque realmente a la larga no es la solución al problema».
Asimismo, la madre ha añadido que: «El curso que viene ya me ocuparé de que el 10 de septiembre esté allí su silla; una silla que no le apriete ni le quede pequeña como la actual, que se la hicieron a medida en septiembre del 2020».