César Rojo Costa* para Prensa Social.
En nuestra vida en general y en los tiempos que corren en particular, observamos que hay muchas personas, en especial adolescentes y jóvenes, a los que les parece que su bienestar y tranquilidad se la deben a otros, otros que en su mayoría y en realidad son totalmente ajenos a su vida real y que solo miran por sus propios intereses, tal y como esta ocurriendo en las llamadas «redes sociales», que viendo la dependencia y efectos colaterales dañinos que ocasionan más bien creo que deberían llamarse antisociales.
Pondré tres ejemplos actuales que sirvan de alerta y prevención para cualquiera que tenga hijos, nietos o conocidos adolescentes:
Uno que acaba de pasar, el suicidio de una chica de 20 años, víctima de ciberacoso con una suplantación de identidad en las redes sociales donde su imagen fue utilizada con la finalidad de ridiculizarla y humillarla, hasta el extremo que la llevó a tomar esa fatal decisión.
El segundo, es que hace pocos días salió por televisión el caso de la demanda contra un youtuber por daños y perjuicios a una joven que estuvo hospitalizada en estado crítico. El tal youtuber convencía a los adolescentes para tragarse un bolsa de detergente concentrado de lavadora con la excusa de dar ejemplo para limpiar el planeta.
El tercero, es que algunas personas (cada vez más y en particular adolescentes y jóvenes) con anorexia o bulimia, comparten experiencias y “recetas” para adelgazar, llegando a casos extremos como adelgazar de diez a quince kilos en muy pocos días partiendo de un peso más que normal, con mensajes (que para ellas son como ordenes) tales como “eres una gorda asquerosa que no mereces vivir” o “no salgas a la calle hasta que pases al menos dos días sin comer”, etc.
El principio de autosuficiencia
Para combatir esos efectos colaterales dañinos y mejorar la salud mental de los adolescentes y jóvenes implicados, además de la de muchos adultos que se comportan de una forma similar como sino hubieran madurado a pesar de los años, se debe intentar que aprendan desde la edad temprana lo que yo llamo el principio de autosuficiencia. Consiste, básicamente en adoptar ciertas creencias positivas y prácticas en la conducta diaria que explico a continuación:
Dado que nuestra existencia es solo a causa de nuestros padres no debemos esperar que los demás nos den de su aprobación por existir, por que supongamos que tenemos la familia ejemplar, la pareja y los amigos ideales, los estudios o el trabajo perfectos, etc…, vale pues estamos en el paraíso terrenal, pero que ocurre si alguno o varios de de estos aspectos esenciales nos fallan, pues que nos tenemos a nosotros mismos ya que siempre hay que tener esa autoconfianza sin esperar que nuestra felicidad dependa de la aprobación de conocidos y sobre todo la que proviene de desconocidos controladores inmersos en esa realidad virtual llamada “redes sociales”, y que en realidad lo que buscan con su forma de actuar maquiavélica (son personas hipócritas y falsarias, calculadoras, con falta de empatía y que lo subordinan todo a su propio beneficio), es tener más seguidores, ya sea para reforzar su egolatría (adoración o amor excesivo hacia sí mismo) o para ganar más dinero con su popularidad a costa de la salud mental y física de los demás.
¿Cómo conseguirlo? En primer lugar, tenemos que superar el miedo al cambio, que a muchas personas les parece algo insalvable (ese miedo que si lo controlamos nos servirá para estar alerta pero sino será él que nos controle), y para ello debemos hacer lo que técnicamente se llama una introspección (análisis interno en profundidad), tomándonos el tiempo que sea necesario para conocer nuestra potencialidad y nuestras limitaciones, es decir saber que tenemos, de donde partimos y si es posible a donde queremos ir.
Después aceptarnos como somos (si, ya se que a muchos/as les gustaría ser rubios de ojos azules y medir 1,80 mts), intentando mejorar lo que sea factible a lo largo de la nuestra vida y con todo ese conocimiento, debemos adoptar en la medida de cada uno ese gran principio de vida de la filosofía estoica de la antigua Grecia (que me he atrevido a completar), y que en la actualidad con todo lo que esta pasando es fundamental, “debemos aceptar lo inevitable, luchar por lo posible y tener confianza en el futuro”.
Si os dais cuenta es lo contrario de lo que hace una gran parte de las personas en todos ámbitos de edad, es decir se niegan a aceptar lo inevitable (en especial las pérdidas familiares, de la pareja, del trabajo, las catástrofes, etc), y se dedican a malgastar su energía física y emocional, que en contra de lo que algunos creen son limitadas, en intentar conseguir utopías que no son posibles por muy buena voluntad y dedicación que se ponga en ello, además de esperar que todo les salga mal (síndrome de la profecía autocumplida).
Consecuencias de esta negativa forma de actuar a medio sobre todo a largo plazo son el estrés continuo (lo que conlleva asociado un exceso de producción de la llamada hormona del estrés “el cortisol”, lo que a la larga conlleva una bajada de las defensas del sistema inmunitario, que además ahora con lo que esta pasando a nivel mundial es muy peligroso), así como de un cierta especie de angustia vital, de unas sensaciones o estados depresivos que pueden llevar a consecuencias fatales para la integridad física y psico- emocional, todo lo cual en el “mejor” de los casos conlleva a una vida llena de infelicidad y sufrimiento no solo para nosotros sino también para los más próximos y queridos.
Para terminar esta breve exposición de un grave problema social que crece de forma exponencial como la tecnología asociada al mismo, para mejorar nuestro estado antes de que sea demasiado tarde debemos intentar posibles salidas o soluciones: además de relacionarnos con personas positivas en las que encontrar confianza y apoyo, buscar el consejo o la ayuda profesional que nos oriente en esa situación que no sabemos controlar, también es aconsejable practicar regularmente técnicas de relajación o disciplinas como el Yoga, el Tai-Chi, etc, que desde un estado de paz interior nos permita reprogramar positivamente nuestra mente, reforzando nuestras defensas mentales (mejorar la seguridad en nosotros mismos, así como la resistencia a la frustración por no poder conseguir nuestros objetivos a corto plazo, evitar el “lo quiero todo, ya y sin calentarme la cabeza”).
Dicho como metáfora hay que hacer lo posible para no dejarnos arrastrar o llegar pensar, en algo parecido a ese lema de la llamada -prensa amarilla- que dice “que la verdad no nos estropee un buen titular”.
En resumen y para concluir, debemos buscar nuestra propia verdad e intentar en lo posible ser coherentes con ella en nuestra vida diaria, y al que no le guste es su problema no el nuestro.
*César Rojo Costa es psicólogo.