Desarrollada por científicos investigadores, el suero toma la técnica de ARNm mensajero y lo blande contra enfermedades bacterianas de la talla de la peste.

Realizado en un modelo animal y 100 por cien eficaz contra la ‘Yersinia pestis’, la bacteria que produce la peste, según sus autores, el nuevo compuesto químico corre a cargo de la Universidad de Tel Aviv y del Instituto Israelí de Investigaciones Biológicas, si bien ha sido financiado por la Unión Europea, (UE) y publicado recientemente en la revista científica Science Advances’.

Así es como la técnica de ARNm pasa del coronavirus a la peste

Las conclusiones del trabajo dan prueba de que todos los animales tratados en el ensayo estaban completamente protegidos contra la bacteria de la peste. Y es que la nueva tecnología que el equipo de científicos puso en marcha da pie a un posible y rápido desarrollo de vacunas eficaces contra enfermedades bacterianas, y eso incluye las responsables de las bacterias resistentes a los antibióticos, por cierto; algo que es digno de tener en cuenta, desde luego, sobre todo si se produce una nueva pandemia de rápida propagación.

Durante la realización del trabajo, los investigadores pusieron a prueba su nueva metodología basada en el ARNm, aplicándolo en animales infectados con una bacteria mortal. ¿Qué ocurrió? Que mientras que todos los animales infectados con la bacteria mortal que no estaban vacunados acabaron muriendo al cabo de una semana, los que habían recibido el nuevo suero estaban vivos y sanos.

Aún más; resultó que una dosis de este compuesto químico administrado como un método de vacunación proporcionó protección completa unas dos semanas después de ser inyectada; lo que es de reseñar, por cierto, ya que la capacidad de brindar una protección completa valiéndose solo de una única dosis es crucial, al menos de cara a la protección contra futuros brotes de pandemias bacterianas de rápida propagación, tal y como incidieron los autores.

«Hasta ahora se suponía que las vacunas de ARNm, como las de COVID-19 que todos conocemos, eran eficaces contra los virus, pero no contra las bacterias», explicó a este respecto Edo Kon, uno de los líderes del trabajo y miembro de la Universidad de Tel Aviv, en Israel.

«La gran ventaja de estas vacunas, además de su eficacia, es la posibilidad de desarrollarlas muy rápidamente», incidió, matizando que «una vez publicada la secuencia genética del virus SARS-CoV2, sólo se necesitaron 63 días para iniciar el primer ensayo clínico».

Según cuenta este facultativo, «hasta ahora los científicos creían que las vacunas de ARNm contra bacterias eran biológicamente inviables» y, sin embargo, en su ensayo demostraron «que, de hecho, es posible desarrollar vacunas de ARNm 100 por cien eficaces contra bacterias mortales».

Cabe recordar, en este punto, que, dado que los virus dependen de huéspedes con forma de células externas para su reproducción, tiende a replicarse a sí mismo, ya que inserta su propia molécula de ARNm en una célula humana y trata a las células como su fábrica personal de proteínas virales, basada eso sí en su propio material genético. Y el hecho de que los virus produzcan sus proteínas, ello convierte a las proteínas traducidas a partir de la secuencia genética viral en un ejemplo muy parecido a las creadas a partir del ARNm sintetizado en laboratorio.

«Las bacterias, sin embargo, son harina de otro costal», sostuvo Edo Kon. «No necesitan nuestras células para producir sus propias proteínas. Y como las evoluciones de los humanos y las bacterias son bastante diferentes entre sí, las proteínas producidas en las bacterias pueden ser diferentes de las producidas en las células humanas, incluso cuando se basan en la misma secuencia genética».

Realizan un importante avance en la lucha contra la peste

De esta manera, aunque han sido muchos los investigadores que han tratado de sintetizar las proteínas bacterianas en células humanas, algo que salía inevitablemente mal porque la exposición a estas proteínas generaba un bajo nivel de anticuerpos en el organismo de las personas, por cierto, así como una falta general de efecto inmunitario protector, los autores del presente ensayo lograron resolver el problema desarrollando en el proceso unos cuantos métodos hechos para secretar las proteínas bacterianas, consiguiendo con ello eludir las vías de secreción clásicas, esas que siempre han sido muy problemáticas para esta aplicación.

¿El resultado de todo ello?

Dar con una respuesta inmunitaria significativa, básicamente, importante porque el sistema inmunitario identificó las proteínas de la vacuna como proteínas bacterianas inmunógenas.

  • «Para mejorar la estabilidad de la proteína bacteriana y asegurarnos de que no se desintegra demasiado rápido dentro del cuerpo, la reforzamos con una sección de proteína humana», detalló Kon, especificando a renglón siguiente que «combinando las dos estrategias innovadoras obtuvimos una respuesta inmunitaria completa». Algo que su colega de investigación, Dan Peer, ha remachado añadiendo que «hay muchas bacterias patógenas para las que no tenemos vacunas».

A su entender, «debido al uso excesivo de antibióticos en las últimas décadas, muchas bacterias han desarrollado resistencia a los antibióticos, reduciendo la eficacia de estos importantes medicamentos. En consecuencia, las bacterias resistentes a los antibióticos suponen ya una amenaza real para la salud humana en todo el mundo. El desarrollo de un nuevo tipo de vacuna puede dar respuesta a este problema mundial».

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