El aprendizaje es un camino que toda persona transita de una forma u otra. Así, las pedagogías activas son un tipo de sendero en este camino de la vida.

Las pedagogías activas, como la Montessori o la educación emocional, son un tipo de metodología pedagógica que muchos centros educativos de España han hecho santo y seña de sus instituciones, el estandarte de su método de enseñanza. Un éxito que alcanza a los niños con discapacidad y a las escuelas especializadas que los instruyen. Antes de hablar de ellas, sin embargo, es preferible saber qué son y conocer tres de sus ejemplos más reconocidos e imitados a nivel mundial. Después de todo, septiembre está a la vuelta de la esquina y nunca es tarde para llamar a la puerta de esta clase de enseñanza.

¿Qué son las pedagogías activas?

Más vale comenzar por el principio de todo. Las pedagogías activas son aquellas pedagogías que, especializadas en la enseñanza del niño, le inducen a observar y experimentar para fomentar su aprendizaje infantil, proporcionándole lo necesario y rodeándole de un ambiente preparado. Rebeca Wild, docente y filóloga, dijo una vez que «la libertad consiste en desarrollar el potencial que cada niño lleva dentro y no en adaptarse a una sociedad cuyas metas son otras».

Varios son los estudios, académicos y científicos, que aseguran que el aprendizaje activo mejora la comprensión del pequeño, aumenta el desarrollo de sus habilidades cognitivas superiores, adiestra su capacidad de resolución de problemas y fomenta su pensamiento crítico. Maria Montessori, doctora italiana, psicóloga, profesora y responsable de una de las pedagogías activas más influyentes de las últimas décadas, explicó la base fundamental de toda pedagogía señalando:

«Los periodos sensibles son sensibilidades especiales, que se encuentran en los seres en evolución, es decir, en los estados infantiles, los cuales son pasajeros y se limitan a la adquisición de un carácter determinado. Una vez desarrollado este carácter, cesa la sensibilidad correspondiente. Pero si el niño no ha podido actuar según las directivas de su periodo sensitivo, se habrá perdido la ocasión de una conquista natural, y se habrá perdido para siempre».

Es por eso por lo que su método, el llamado ‘método Montessori’, se basa en la observación del niño, brindándole directamente a él los materiales necesarios para su aprendizaje. A entender de la propia doctora, no había inventado un método; más bien les había devuelto a los niños la oportunidad de vivir.

¿Ejemplo de pedagogías activas?

Amén de la doctrina de Montessori, cuyo método ha dejado huella en los libros sensoriales, los caminos sensoriales y las cajas sensoriales, destaca también el aprendizaje de Waldorf, basado en los trabajos de Rudolf Steiner. Centrada en una concepción más global del niño, esta pedagogía deja el aprendizaje a un lado y prioriza la formación integral, despliega el juego libre en un espacio exterior, y recurre al arte y a la naturaleza y a la fantasía para fomentar la creatividad en todos los aspectos, teniendo como meta principal el desarrollo del niño.

Otro ejemplo de pedagogía activa son las autodenominadas escuelas democráticas, caracterizadas por la participación libre e igualitaria, y donde la interacción es la herramienta principal para descubrir los intereses personales. Las decisiones en la organización cotidiana y el aprendizaje son, en estos centros, asuntos que competen por igual a todos sus participantes, de modo que las toman de forma conjunta

Y es que aquí entienden el aprendizaje como un fruto de la actividad voluntaria y del interés del niño, brindándole por ello todo el tiempo y el espacio para jugar sin restricciones, y dándole rienda suelta para decidir qué, cuándo, cómo y con quién aprende. En las escuelas democráticas la libertad es una construcción conjunta, y esa cooperación es el punto que marca la diferencia entre la libertad y el libertinaje.

La educación creadora es también otra expresión en que las pedagogías activas se manifiestan en los centros educativos. Concebida por Arno Stern, la educación creadora es como un lienzo en blanco que va siendo pintado poco a poco con lo que su inventor tituló ‘formulación’, una serie de patrones universales que van guiando el proceder de cada persona, si logra que su lienzo esté libre, sin condicionamiento alguno. Con esta libertad, tanto el niño de ahora como el adulto en el que se convertirá podrá dar rienda suelta a su Impulso Liberador, el que guiará su energía creadora siguiendo los dictados de la Memoria Orgánica. Libertad para dibujar, plantea Stern, libertad que ha de unirse con la libertad para crecer. En su apuesta por el aprendizaje, en estas escuelas prevalece la asistencia al juego personal, traduciéndola como el mejor modo para facilitar un desarrollo autónomo y sano en los más pequeños.

Y ahora que conocen qué son las pedagogías activas, que han podido comprobar que son tan válidas para todos los niños con o sin discapacidad, y que ya saben tres de sus más exitosas prácticas… ¿les llaman la atención? ¿Cuál les atrae más?

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